Desafíos constantes se asoman para 2025. Para afrontarlos y quizá superarlos se requiere una estrategia con información, alianzas, coordinación y métricas.
La geopolítica presenta varias contiendas que requerirán agilidad. En la economía vecina y la que más impacto tiene en México, Estados Unidos, unos predicen un periodo de reflación, es decir, la estimulación artificial de la economía para superar una recesión. Otros creen que habrá un choque inflacionario y un periodo de estanflación por las políticas de migración y aranceles.
En Alemania hay un crecimiento estancado, incertidumbre fiscal y dificultades en la industria automotriz. Tan solo una empresa, Volkswagen, tras una negociación de más de 70 horas acordó un despido de 35 mil personas para reducir capacidad y no cerrar plantas. Este no es el único país europeo con un extendido malestar.
En Asia oriental y el Pacífico el crecimiento se desacelera. Japón ha optado por una estrategia de política monetaria diferente a la de la Reserva Federal en EU o el Banco Central Europeo. Ayer, el gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda, dijo que se acercarán a su objetivo de inflación de 2 por ciento en 2025, pero advirtió sobre las “elevadas incertidumbres” de otras economías, en especial la que será liderada por Donald Trump.
Israel, Siria, Irán, Ucrania, Rusia, Sudán y Etiopía presentan retos que establecerán el ánimo y seguirán solventando la incertidumbre.
En el mundo muchos se han adaptado a una elevada restricción monetaria y si bien la flexibilización aflora, los precios de servicios hacen de las suyas en nuestros bolsillos.
Si ponemos la lupa sobre México, los retos estarán en la desaceleración económica y las presiones inflacionarias. Monex espera una inflación general anual de 4.05 por ciento para 2025. En las últimas semanas vimos precios más altos en leche, galletas, botanas, cerveza y cigarros.
El tipo de cambio da el pulso y el peso se ha depreciado alrededor de 21.7 por ciento frente al dólar y es la tercera moneda emergente más depreciada en lo que va de 2024. Para Monex, esto es resultado en 65 por ciento de temas internos, como las elecciones y las reformas constitucionales, y en 35 por ciento de factores externos como las elecciones en EU y la política monetaria en Japón. Hacia 2025 esperan un tipo de cambio de 21 pesos por dólar si no hay más presiones.
Más desafíos pueden venir de la geopolítica, el comercio, su reconfiguración y los aranceles. Por cierto, Monex ya espera una probable pausa en el nearshoring.
La receta no es secreta, hay que ser resilientes, reestablecer prioridades con los aliados comerciales, diversificar, más inversión y controlar la inflación. Hay dos asteriscos relevantes que a largo plazo pueden destruir cualquier estrategia: mejor educación y cero corrupción. De esos ¿hablaremos en algún momento con seriedad?