Herida narcisista

  • Tiempo vivido
  • Rodolfo Esparza Cárdenas

Laguna /

La última farsa de López fue intentar aliviar la herida narcisista que le infligieron a su ego al no considerar su grandeza y su petición demagógica de que España o su jefe de estado ofreciera una disculpa por los abusos sufridos por la población originaria de lo que fue la Nueva España hasta al siglo XIX.

El centro del proceder español no fue inédito, la historia de la humanidad es un constante devenir donde pueblos o naciones han dominado a otras bajo pretextos varios, pero con el mismo propósito de explotar sus recursos humanos y naturales de su suelo y subsuelo, no sin originar resistencias y luchas libertarias y en consecuencia desarrollar las acciones para evitar sus objetivos y mantener el dominio a toda costa. 

No es lo dicho una justificación, simplemente manifestar la realidad.

Los abusos, se hicieron bajo el pretexto de la Corona española de divulgar la Fe católica, con autorización del Papa y los cantados beneficios de traer la civilización europea y la lengua castellana a través de la figura política del virreinato aplicada a súbditos, pero que en realidad fue una colonización porque esos “beneficios” se impusieron tratando de eliminar las culturas mesoamericanas sin ningún respeto, aunque con soterrada, admiración no admitida por contradicción al objetivo de dominación. Prueba de la imposición es el Requerimiento de Palacios Rubios forzando a aceptar el imperio del Papa y rey a cambio de la vida. 

Claro que se alzaron voces de protesta, la temprana de Montesinos, y la de Bartolomé, prueba de ello es la Controversia de Valladolid, disputa entre Sepúlveda y de las Casas.

Las acusaciones del Oidor Zorita de los crímenes que menguaron notoriamente a la población indígena.

El fracaso de Fernando VII derrotado en Tampico en su intento por reconquistar México, negando los acuerdos de Córdoba de 1821, produjo, que su madre a nombre de Isabel II, negociara el Tratado de Paz entre México y España firmados en Madrid por Miguel Santa María y José María Calatrava respectivamente, en diciembre de 1836. 

El artículo II reza: 

“Habrá total olvido de lo pasado y una amistad general completa para todos los Mexicanos y Españoles sin excepción alguna… cualquiera que sea el partido seguido durante las guerras y disensiones…” Amén de las disculpas de Juan Carlos en Oaxaca hace 30 años. ¿algo ignorado?

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