El crítico de cine debe poseer una vasta información sobre su materia. Es imprescindible que conozca la historia del cine y el desarrollo que ha tenido el llamado séptimo arte en los diferentes países del mundo, aunque seguramente será especialista en una o varias áreas o géneros. Así, habrá críticos que prefieran dedicarse a analizar el cine negro o film noir —de crímenes y detectives—, el de aventuras o de acción, el de fantasía y ficción científica, el de amor, de erotismo y sensualidad, las comedias, los musicales, los dramas, los documentales o el cine de animación. También hay críticos que pueden ofrecer lecturas muy completas de la cinematografía de un país, de una época o del cine mundial en general.
Los acercamientos al cine pueden ser periodísticos o desde el ámbito académico, pero en ambos casos son indispensables una preparación sólida y un conocimiento exhaustivo del fenómeno cinematográfico. Como en el caso de la crítica literaria, el examen de una película debe considerar el contexto, la familiaridad con las técnicas narrativas propias del cine, el director y sus motivaciones, y además tener clara la distinción entre el cine comercial o industrial y el llamado cine de arte o de autor.
La expresión “séptimo arte” aparece por primera vez en 1911 en el Manifiesto de las siete artes, del escritor, poeta y crítico cinematográfico italiano Ricciotto Canudo (1877–1923), fundador de dos revistas de cine y del primer cineclub de la historia: el Club de los Amigos del Séptimo Arte.
La influencia del cine en el movimiento teórico, intelectual y artístico en Europa era muy importante, lo que llevó a que Canudo, integrante del movimiento futurista, propusiera al cine como un arte más. En la antigüedad y hasta principios del siglo XX se habían clasificado seis artes: arquitectura, escultura, pintura, música, danza y poesía (literatura). El séptimo fue el cine. Posteriormente se han añadido la fotografía, el cómic, el video y el arte digital.
Así como el siglo XVIII fue testigo del auge de la ópera, que incorpora artes como la música, la literatura, el teatro y la plástica, el siglo XX vio desarrollarse el nuevo arte del cine, en el que también intervienen todas las demás manifestaciones artísticas, incluyendo las desarrolladas por las nuevas tecnologías.
Los motivos para escribir de una película pueden ser varios, como el estreno, un aniversario o conmemoración, la exhibición en un festival, la muerte de un director o el entusiasmo o revuelo que causa su temática. El crítico de cine Jorge Ayala Blanco es autor de más de treinta libros sobre cine mexicano e internacional y ha dedicado más de cincuenta años a la historia, la crítica y la enseñanza del cine en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM —fue maestro de Alfonso Cuarón, Emmanuel Lubezki y Fernando Eimbcke, entre otros—, aunque sus intereses también comprenden la poesía, la música y, como traductor, la filosofía, y ha colaborado en cerca de cien programas de la serie Mujeres Compositoras para Radio Educación. Ayala Blanco ha creado su propio lenguaje para escribir de cine, uno lleno de neologismos y de inventiva para glosar y recrear el sentido de la película y desmontar sus distintos aspectos: el estético, el argumental, el psicológico, el sociológico, el técnico.
De acuerdo con Ayala Blanco, las siguientes características son fundamentales para escribir una crítica valiosa.
Síntesis. Hay que ser muy concretos al momento de sintetizar una obra. Algunas preguntas clave son: ¿qué es lo importante de esta película? ¿Qué descubrí? La síntesis debe ser breve y debe incluir el valor argumentativo, y mencionar los elementos que la crítica cinematográfica tomará en consideración como prioridad.
Análisis. Tener en cuenta los elementos que se analizarán. Definir si va a enfocarse en lo psicológico, en lo dramático... Este tipo de análisis parte de los intereses y la educación particular de cada persona. La idea de este punto es lograr que la crítica trascienda el simple análisis técnico.
Interpretación. Luego de la síntesis y el análisis viene la interpretación. Ésta no debe emplearse en exceso, sino como una parte de la crítica que descubra el sentido de la película, que señale hacia dónde se dirigen los dos puntos mencionados.
Evaluación. Es consecuencia de los tres anteriores. Ayala Blanco aconseja profundizar en este punto solo cuando lo demás esté bien argumentado. La evaluación será positiva o bien señalará las contradicciones y los puntos débiles de una obra.
Es importante que la crítica cinematográfica sea respetuosa con el lector y le ofrezca suficientes elementos de análisis para que sea él quien decida si quiere ver una película —o si, después de verla, concuerda o no con la crítica. Después de todo, lo que se manifiesta en una crítica es la subjetividad —el lente con el que se ve una obra—, y dado que los espectadores están en busca de su propia subjetividad en la pantalla, lo mejor que un crítico puede hacer es celebrar esa diversidad.