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Kendrick Lamar: touchdown contra el establishment

Ciudad de México /

La revolución no será televisada, dijo Gil Scott-Heron en una canción-poema de 1971 a la que se le ha considerado como el nacimiento del rap.

Hoy, un representante de este género musical, Kendrick Lamar, nos dice que todo cambia y la revolución si se verá en televisión y más aún en redes sociales y cada uno de los metaversos que Scott Heron no alcanzó a imaginar, al alcanzar el pasado domingo 9 una audiencia récord de 133.5 millones de espectadores en tiempo real.

El espectáculo de medio tiempo del Super Bowl definitivamente fue polémico. Se debatió entre la controversia de aquellos que lo calificaron como aburrido e insulso, y los que se engancharon ante la serie de mensajes y críticas sociales que se vieron expuestos en tan grande tribuna.

En el show se combinaron fusiones de jazz, funk y soul y se abordaron temáticas tan variadas como la identidad racial, la lucha social, la pobreza y la violencia. Un buen resumen de lo ocurrido lo dio el influencer Javier Ibarreche en su canal de TikTok, en el que explica como todos estos elementos se mencionaban simbólicamente mediante metáforas del juego: los símbolos del Play Station sobre la cancha y las frases gamers en el público (“Stage One”, “Warning Wrong Way”, “Game Over”), y la frase “el gran juego americano” del Tío Sam afroamericano personificado por Samuel L. Jackson, quien le asesta a Lamar la frase: “¿realmente sabe cómo jugar?”.

Y es que el rapero había dicho “la revolución está a punto de ser televisada; elegiste el momento adecuado pero al tipo equivocado”, que muchos interpretaron como una alusión directa al presidente Donald Trump, quien se encontraba en el público.

Y es que no estábamos ante un espectáculo ligero que podría apreciarse mientras se iba por las botanas. Era el empoderamiento de una tribu urbana marginada y racializada, como lo es la de los representantes del hip hop. Pues a veces parecemos olvidarnos que si bien el hip hop es aceptado en los escenarios, su esencia que viene del barrio es despreciada y vista como el mismo Tío Sam reprochó: “demasiado ghetto”.

Es que lo anterior representa una problemática que las diferentes tribus urbanas han enfrentado a lo largo de las últimas décadas y más aún ante el avance de la ultraderecha en diferentes países de occidente. Un ejemplo de ello lo tenemos con el presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien en campaña utilizó spots a ritmo de rap, donde incluso representantes del género promovían el que los jóvenes cantaran al ritmo de hip hop como una herramienta para combatir el crimen y mantenerlos ocupados. Irónico que el actual mandatario salvadoreño encierre a todos aquellos que aún sin ser delincuentes, tengan una apariencia proveniente del barrio.

El escenario no es diferente en Estados Unidos ante el segundo mandato de Donald Trump, quien no ha tenido problema en arremeter contra las minorías criticando como fugas presupuestales los gastos para reafirmar derechos de diversas comunidades y criminalizando a inmigrantes, de los cuales provienen manifestaciones artísticas como el reggaetón o la música regional mexicana.

Kendrick Lamar entendió que su privilegio no era para utilizarlo en entretener o arrancar aplausos fáciles, sino para convertirse, como el mismo lo mencionó, en el jugador equivocado. Y así logró anotar un touchdown contra el establishment.


  • Sarai Aguilar Arriozola
  • Doctora en Educación, máster en artes, especialidad en difusión cultural
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