Bienvenida una reforma de fondo

Tamaulipas /

A todas y a todos nos queda claro que una reforma que significa el servicio y el sustento de alrededor de 1,600 jueces y magistrados, trae consigo el legítimo derecho de los afectados de manifestarse y de hacer todo por ser escuchados.

Pero, sin dejar de abordar la afectación real a los juzgadores actuales, tenemos que hablar de la vocación de servicio que demanda desde su nombre el servicio público, y del que no está exento el Poder Judicial.

Me queda claro que una gran cantidad de esos juzgadores han arriesgado la vida en el ejercicio de sus funciones porque en un país como el nuestro, por muy poco asesinan a una persona, pero también es innegable que se requiere una reforma de fondo y un Poder Judicial verdaderamente cercano a todas las personas.

La reforma propuesta no es de fondo lo que necesitamos y no, no garantiza por sí misma una mejora en la impartición de justicia como sí viene a traer más variables de incertidumbre que de rumbo.

La reforma judicial que este país requiere no puede provenir de una lógica de concentración de poder y también hay que decirlo: el Poder Judicial sí es una burocracia de poco contacto con la ciudadanía, y como los otros poderes, no ha estado exento de graves casos de nepotismo y de corrupción.

Un Poder Judicial alejado de los ciudadanos significa que millones y millones de personas no puedan hacer efectivos sus derechos.

Nuestra justicia tarda mucho, y justicia que llega tarde no es justicia.

Por eso, en lugar de hablar de si se van a elegir los jueces por voto directo o si van a campaña o no, deberíamos estar hablando del servicio que prestan a los ciudadanos y de cómo mejorarlo.

Hay que hablar de que en la falta de paz social que se resiente en todo el país, el Poder Judicial también ha sido corresponsable.

Borrar de un plumazo a todas las juzgadoras y a todos los juzgadores federales, y la reforma en sí, está lejos de ser la alternativa.

Necesitamos un sistema jurídico confiable, predecible, ordenado y coherente, características que están lejos de ser el día a día.

Sobre los mecanismos para garantizar esto deberíamos estar trabajando.

El mensaje del paro es demoledor. Tan sencillo como decir que uno de los tres poderes está en paro.

México no debe ser sinónimo de incertidumbre como lo es antes de la propuesta de reforma y, más aún, después de la propuesta de reforma.

Bienvenida una reforma de fondo, nunca una lucha de poderes.


  • Saúl Barrientos
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