Siempre he creído que hay tiempos para competir y tiempos para construir. Difícil generalizar, pero realmente siento un cansancio frente a tanta noticia que trae consigo división y conflicto.
No sé qué porcentaje de las noticias y -en general- de la comunicación que recibimos a diario sean positivas; sin embargo, estoy seguro que en México y en el mundo también se están realizando buenas acciones, y también podemos tener gestos positivos en nuestras expresiones hacia otras personas u otras situaciones.
Pienso que hay un gran desbalance. Basta entrar a cualquier publicación en redes sociales y ver cómo muchos de los comentarios van cargados de ira, de odio o con una finalidad destructiva.
Sí, sin críticas y sin diagnósticos, poco se puede avanzar, pero es diferente cuando el ánimo es el de caminar hacia algo mejor.
No se trata de dejar de luchar por lo que es justo, se trata de hacerlo desde una posición en la que no seamos más de lo mismo.
Cuánta razón tenía Mandela cuando decía que nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su origen o su religión.
Cuánta razón tenía cuando decía que aprendemos a odiar y que si podemos aprender a odiar, también podemos enseñar y a aprender a amar.
Luther King hablaba de que la oscuridad no puede expulsar a la oscuridad, que el odio no puede expulsar al odio, que solo la luz y la oscuridad podían hacer eso.
Podría decir que de esos líderes nos hacen falta más en la vida pública, pero en realidad, es que de esas personas nos hacen falta más en el mundo, y de esas personas tenemos que ser más nosotros.
No hago un llamado a que más personas se queden calladas o sean neutrales frente a la injusticia. Aspiro a que logremos entender de qué manera aportamos más para que las cosas mejoren.
Preferible ser criticados por tomar una posición justa que elogiados por ser parte del problema.
Aspiro a nunca combatir el fuego con más fuego ni el odio con más odio.
Construyamos, desde lo que creemos, sin descalificar lo que desconocemos o no entendemos.
Construyamos más diálogo y menos discusiones, más solidaridad y menos hostilidad.
Anhelo ser de una generación que provocó el cambio que soñábamos ver.