Lo que no se mide, no se puede mejorar. Y a la Policía no la podremos mejorar si las mediciones son inquisitorias y recogen solo la mirada externa. Porque la Policía no es una masa despersonalizada, sino un ente vivo y en constante cambio.
Preguntarle a las y los policías qué es lo que piensan, necesitan y aspiran, es el mínimo indispensable para poder encontrar las muchas áreas de oportunidad que tienen las instituciones policiales.
Hablando en primera persona, como policía sé lo que significa no ser tomada en cuenta.
Y por ello, en los dos últimos años aplicamos dos encuestas de autopercepción policial. En ambas participaron más de cinco mil policías municipales a través de un mecanismo que garantizó el anonimato, con una recopilación confiable de datos.
En Guanajuato, 4 de cada 100 son policías por el sueldo, mientras que 80 de cada 100 lo hacen por servir a la comunidad.
Y también pudimos constatar que cuando se pone el bienestar de quienes ejercen funciones policiales en la mira, se pueden lograr cambios positivos: 85% de las y los policías consideran que en los dos últimos años mejoraron sus condiciones físicas de trabajo.
El sueldo que consideran óptimo de acuerdo a sus funciones, es de 19,688 pesos mensuales en promedio y el 52% considera que lo que recibe por este concepto, es adecuado.
La dignificación policial, a través de capacitación en desarrollo humano, incluyendo crianza positiva, eventos de reconocimiento público, dotación de equipo y otras acciones más, también tienen un resultado positivo cuando se hacen a conciencia y pasión: el 72.8% considero qué en los dos últimos años aumentó su motivación para seguir en la carrera policial; 16.1% dijo que “a veces”.
La profesión policial conlleva un alto riesgo. Especialmente en Guanajuato, en donde tristemente damos cuenta del mayor número de policías asesinados en el país, amén de acciones de justicia ejemplares para los asesinos. Aún en este escenario, 85.5% no ha pensado alguna vez en renunciar; en el caso del porcentaje restante, los factores para renunciar son en una tercera parte el riesgo, pero también en otra tercera parte, factores asociados al liderazgo de sus mandos.
Y aquí viene lo que hay que reflexionar sobre la relación de las y los policías con la sociedad.
En contraste con el 50% que en la encuesta de 2022 que contestó que le gustaría que sus hijos e hijas fueran policías, en 2024 la cifra disminuye a 40%.
Sobre la percepción que tienen las y los policías de la ciudadanía, 92% les perciben como a quienes sirven y dan seguridad. Sin embargo, un 5% piensa que son personas que critican y se quejan.
Seis de cada 10 policías creen que la ciudadanía no agradece el riesgo que implica ser policía. Y cuando preguntamos cómo podría agradecérsele desde la sociedad la función que realiza: 62% pide confianza, 35.6% trato cordial y 1.8% una felicitación por escrito.
Y para quienes desde la sociedad buscan beneficiar a la Policía, además de sus prestaciones y sueldo, el 43% busca becas escolares, 32% gastos médicos, 14% SERVICIOS PSICOLÓGICOS (que no se enteren en las evaluaciones de control y confianza porque absurdamente los reprobarán), 4% descuentos en establecimientos, 3% servicios dentales y oftalmológicos y 2% zonas de esparcimiento familiar (lo siento para quienes hicieron sus clubs para policías, que ya se habrán dado cuenta que no son muy concurridos, justo porque no está en su lista de prioridades).
Y la lista de datos sigue: 82% consideran que se puede combatir mejor al crimen con una policía que investiga y el 78% tienen interés en realizar esta función.
Y en cuanto a la participación de las mujeres en las instituciones policiales… mejor otro día hablamos.
Esto es Guanajuato ¿y el resto del país? ¿A quién le interesa conocer a la Policía para mejorarla?