Ha sido un titular muy popular en los últimos días que Britney Spears “anunció” en sus redes sociales que viviría en México para huir de los paparazis. Ups, Britney. No lo hagas otra vez. Es verdad que el nivel de agresión y hostigamiento de la industria de ese tipo de fotógrafos en EU y Gran Bretaña es asunto de peligro. Debe ser una pesadilla no poder salir del baño sin temer que uno salga de la coladera. Pero amiga, date cuenta.
A favor de la decisión de Britney, una anécdota: hace años, en Nueva York, cuando había alguno de los rumores de la vida privada de Jennifer Aniston, teníamos entrevistas con ella. No había forma de entrar al hotel sin ser agredido por ellos, porque estabas tapando la puerta por la que podría salir. Y agresión no es usado de manera exagerada: insultos y empujones eran lo de menos. Un compañero, conocido por su trabajo ahí, recibió la propuesta de 2 mil dólares si conseguía una foto donde ella no se viera contenta. Los mando muy lejos, pero así son.
Ahora veamos México. ¿Cuál será la noción de Britney de este país? ¿Sabrá de la escuela que creó TVNotas y que no hay quien no siga esos ilustres pasos del acoso vía lente? ¿Le habrán contado de los orígenes de El Alarma? ¿Sabe de Ventaneando?
Hace poco posteó que se perdió en nuestras calles y fue horrible, supongo que porque nadie la reconoció. Si la princesa del pop quiere venir para huir del periodismo cruel e irresponsable, alguien tiene que decirle que no es por ahí. Muchos artistas han dicho que se quieren ir del país por culpa de Trump, y aunque tengamos nuestras versiones del fenómeno, espero que platique con alguien que sepa lo que implica ser famoso en nuestra tierra y cuántos no se han ido huyendo a la suya.