Hoy México se ha pintado de verde esmeralda para darle la bienvenida a Glinda y Elphaba. Y al otro mago de las ilusiones, no el de Oz, Jon M. Chu, quien tuvo el talento y la visión para ser elegido para sacar adelante este musical que ha dado el brinco del escenario a la pantalla grande.
Los fans de Wicked somos muchos y variados. Aunque yo la vi en escena con el fantástico elenco original, Christen Chenoweth e Idina Menzel, ya era adulto. Aun así, me marcó de una manera muy especial y eso no ha cambiado en 20 años. Hay, sin embargo, toda una generación que creció con el musical y el libro de Gregory Maguire y para ellos este es un clásico que los ha acompañado todas sus vidas. Y quizás no se dan cuenta de uno de los grandes hitos que logró la narrativa desde el punto de vista de las brujas de El Mago de Oz en lugar de la de Dorothy.
En otras palabras, muchos no perciben a Wicked como la primera ( así de exitosa) producción que volvió el revisionismo de nuestras ficciones en algo normal. Como la mayoría de la obra del autor, Wicked nos deja entender que cada uno tiene su versión del hecho y nadie es ni villano ni héroe. Hoy ese mensaje es mucho más la norma que la excepción, pero en su momento fue revolucionario.
La música, las actuaciones y las voces son cosas de otro mundo por las emociones que provocan en escena y esa es la esperanza con la cinta. Pero lo cierto es que muchos fans de Ariana Grande correrán a verla por ello. La forma de cantar de Cynthia Erivo tiene muy pocos rivales en el mundo y el resto del elenco es de sueño.
Ya haremos reseña en sí de la película (que acabará donde inicia el intermedio en el teatro en su primera entrega) pero por hoy quería recordarles lo que hizo tan especial a Wicked desde un principio y por qué los fans de la primera generación esperamos con tanta emoción y, sí, también ansiedad, este momento.