Suelo visitar varias empresas a la semana por razón de mi trabajo y platico generalmente con los directores de recursos humanos, y el tema constante es el reto de las nuevas generaciones, y especialmente el cómo trabajar mejor con la generación Z.
En México y en el mundo trabajan actualmente cuatro generaciones juntas y totalmente distintas, entre ellas: los baby boomers, la generación X, los ’millennials y la generación Z. Cada una tiene su visión del mundo o mejor dicho su propio marco de referencia. Para lo que unos es la autoridad, para otros puede tener otro significado, no mejor, ni peor, simplemente distinto. Y así con otros de los conceptos que son el día a día de la empresas: flexibilidad, compromiso, comunicación o vulnerabilidad, cada generación lo comprende de una manera distinta desde lo que les ha tocado vivir.
Hoy el reto al que se enfrentan las empresas y personas es el reconocer que hay distintas necesidades y expectativas de cada generación. Todos buscan seguridad, reconocimiento y el ser valorados de una manera específica, y para esto se requiere una mente abierta, sino vamos a estar en constante frustración.
“Parezco el psiquiatra de mis empleados”, me lo han dicho varias veces, a lo que les contesto que efectivamente eso es lo que esperan los centenials (1997-2012) de su trabajo: que los haga felices, les dé satisfacción y un propósito de vida. Según la experta en relaciones, Esther Perel, los jóvenes esperan todo del trabajo, así como de sus relaciones amorosas.
Por otro lado está la generación X (1965-1979), que son quienes mayormente dirigen las empresas y no fueron educados en el manejo emocional, y hoy se espera lideren de una manera más humana basados en relaciones más profundas con las nuevas generaciones, para lograr compromiso y con ello aumentar la productividad.
El reto es cultural, laboral y personal. La respuesta es el liderazgo intergeneracional, que es pensar, gestionar y tomar decisiones, para aprovechar las fortalezas de cada persona, reconocer sus diferencias y valorar lo que aportan, pues si no lo hacemos se van con la competencia y nos quedamos sin talento diverso.