El incremento en el número de personas que sufren por cáncer o infecciones virales ha despertado el interés en la búsqueda de alternativas en el tratamiento de estas enfermedades y, en un mundo donde la medicina avanza a pasos agigantados, las nanopartículas biosintetizadas están emergiendo como una solución innovadora y transformadora. Estas diminutas estructuras, fabricadas mediante procesos biológicos que involucran plantas, hongos o bacterias, representan una convergencia fascinante entre la biotecnología, la nanociencia y la medicina moderna.
El uso de las plantas en el tratamiento de diversas enfermedades también ha ayudado a la medicina, esto es gracias a las biomoléculas como los alcaloides, flavonoides y taninos que tienen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas. Por dichas propiedades es que los extractos de las plantas son excelentes agentes para la obtención de las nanopartículas ya que estas quedan biofuncionalizadas y de forma sinérgica pueden ayudar contra las enfermedades oncológicas y virales además de disminuir la toxicidad que proviene de los subproductos de la síntesis por métodos químicos.
En el combate contra el cáncer, las nanopartículas de oro no solo ofrecen una precisión quirúrgica para atacar tumores sin dañar tejidos sanos, sino que también abren la puerta a nuevas terapias como la hipertermia y la liberación controlada de medicamentos. Esto no solo mejora la eficacia del tratamiento, sino que también reduce los temidos efectos secundarios de la quimioterapia. Además, el estudio del uso de nanopartículas bimetálicas de plata-oro ha demostrado su posible aplicación en terapias contra el cáncer al interactuar con los átomos de plata sin que lleguen a resultar tóxicas al medio fisiológico.
En el ámbito de las enfermedades virales, su impacto potencial es igual de revolucionario. Las nanopartículas mono y bimetálicas a base de oro, funcionalizadas con biomoléculas específicas, pueden bloquear la entrada de los virus en las células humanas. En un mundo postpandemia, deberíamos priorizar tecnologías que puedan frenar la propagación de enfermedades como la pandemia de la covid-19.
Sin embargo, no podemos ignorar que aún hay desafíos. Las investigaciones están en sus primeras etapas y deben superar barreras regulatorias y éticas antes de alcanzar su implementación masiva. Pero esto no debe detenernos; al contrario, debe impulsarnos a invertir más en este campo. En el laboratorio de Nanotecnología, sistemas Biológicos y Aplicaciones industriales de la Universidad Politécnica de Pachuca he realizado durante varios años investigación sobre la aplicación de nanopartículas mono y bimetálicas sintetizadas y funcionalizadas con las biomoléculas de extractos vegetales para tratamientos contra el cáncer y enfermedades virales, en el grupo de la Dra. M. Villanueva Ibáñez, y puedo constatar que la combinación de biocompatibilidad, sostenibilidad y potencial terapéutico coloca a las nanopartículas biosintetizadas como una de las herramientas más prometedoras de nuestra época. Como sociedad, debemos apostar por esta tecnología y prepararnos para un futuro donde la medicina sea no solo más efectiva, sino también más respetuosa con el medio ambiente.
Jarvy Francisco Cruz Hernández