Diariamente los noticieros informan sobre eventos de la naturaleza imprevistos y extremos como: sequías, huracanes, incendios y pérdida de biodiversidad en los ecosistemas. De acuerdo con Naciones Unidas la actividad humana es la principal causa del cambio climático desde el siglo XIX, siendo consecuencia principalmente de la quema de combustibles fósiles que generan gases de efecto invernadero, los cuales son responsables del calentamiento global. Por ello, es necesario realizar acciones que contribuyan a revertir sus consecuencias.
Diferentes estudios señalan el impacto de la educación financiera en variados ámbitos de la vida humana que trascienden del plano económico. Sin embargo, en menor medida, se habla de sus efectos en el combate al cambio climático aun cuando la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de Usuarios de los Servicios Financieros (CONDUSEF), ha señalado que el mercado financiero contribuye en la mejora de esta relación mediante el desarrollo de finanzas verdes a través de productos financieros: créditos y los bonos que guardan como finalidad disminuir el impacto ambiental. Pero ¿cómo se explica el impacto de la educación financiera en el desarrollo de acciones que contribuyan a mitigar el cambio climático?
Cada decisión financiera que tomamos tiene efectos no solo económicos sino también involucra elementos tales como el tiempo de traslado dedicado a adquirirlo, factores emocionales y ambientales que pueden influir la decisión de compra así como la comprobación de que el producto adquirido cumple con sus propósitos. De acuerdo con Carl J Dahlman, autor “del problema de la externalidad” estos constituyen los denominados costos de transacción. Los cuales pueden ser de tres tipos: de investigación que son todos aquellos en los que analizamos las características del bien adquirido; de contratación en los cuales se incurre para tener el producto o servicio en nuestros hogares y de coordinación donde se comprueba que satisface nuestras necesidades.
La educación financiera concientiza sobre las consecuencias de nuestras decisiones financieras, propiciando un mejor control de nuestros gastos, los riesgos y beneficios que corremos al invertir en un bien o servicio toda vez que favorece a un consumo informado pero también, nos permite reconocer aquellos productos y servicios financieros a la medida de las necesidades individuales y que a su vez impactan favorablemente a la mitigación del cambio climático. Cada artículo que adquirimos para nuestro consumo diario tiene efectos en el ambiente (externalidades), desde el proceso y consumo energético para su elaboración y en su traslado hasta nuestros hogares el cual es necesario conocer porque implican un gasto, siendo estos diferentes costos de transacción.
Por ejemplo hoy en día podemos realizar compras por internet que permiten obtener mayor información sobre los productos y servicios que adquirimos; realizamos operaciones bancarias desde el celular; elegimos beber café que ayuda al medio ambiente o que fue producido considerando su impacto en el, utilizamos menos plásticos en nuestras compras entre otras acciones que tienen repercusiones en nuestro entorno, pudiendo gracias a la información que tengamos de ellos contribuir a la mitigación del cambio climático.
Las nuevas tecnologías y productos financieros pueden derivar en acciones contra el cambio climático pues las decisiones de compra suelen tener costos de transacción, el contar con educación financiera permite reconocerlos; cuidar de nuestro monedero y del medio ambiente.
Elsa Roxana Castañeda