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Trump y lo que viene

Monterrey /

Donald Trump no va a quitar el dedo del renglón.

Lo expresado líneas arriba en este artículo es lo único en lo que coinciden voces calificadas sobre los temas políticos y económicos en México.

Explican que la presión y este tipo de amenazas de imponer aranceles son su principal instrumento para obtener lo que él quiere en la relación con nuestro país.

El domingo en Cambios conversamos con algunos de estos expertos, y en especial con Ildefonso Guajardo, ex secretario de Economía, voz autorizada en el ambiente actual de la relación bilateral.

El dos veces negociador del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica agregó en su participación del domingo que lamentablemente “cuando un jefe de Estado un día dice una cosa, el otro día la cambia, lo que genera es una incertidumbre tremenda. Lo que no se da cuenta es que esa incertidumbre no solo daña económicamente a sus vecinos, sino también lo daña a él”, sostiene.

Tiene sentido este señalamiento si pensamos que conforme avanzan las semanas el mundo empieza a leerlo como lo que es: un negociante sin fondo ni altura política.

Hay consenso entre los especialistas en que el mandatario y magnate estadunidense sigue trabajando en cumplirle a los electores que lo pusieron de nuevo en la silla de la Casa Blanca.

¿Qué podría cambiar o al menos modular las cosas? El efecto boomerang en su propio territorio.

A fin de cuentas en dos años más serán las intermedias, y ahí es donde podrían reflejarse los efectos negativos de su línea dura.

Una de las principales peticiones de Trump es incluso incumplible en el mediano plazo y, evidentemente, él lo sabe.

Esta petición a los empresarios automotrices de trasladar sus plantas a Estados Unidos si quieren evitar aranceles, es ridícula; pero ha seguido presionándolos para que se comprometan a anunciar aperturas de plantas en la unión americana y anunciar que cerrarán sus plantas en Canadá y en México.

Lo demás dicho por los conocedores puede resultar obvio: que no hay que pensar en proyectos de expansión ni créditos hasta nuevo aviso, que la paridad del dólar no es el indicador más eficiente y que podría venir una recesión económica o baja en el consumo.

Lo que nos queda es esperar que en nuestro lado y en el de nuestro vecino del norte exista la inteligencia para ponerse de acuerdo y se vea a ambos gobiernos como entes responsables de llevar a buen puerto ambos barcos.

Veremos esta historia y su desenlace pronto, y ojalá con un respiro y calma.

Si no, a luchar el doble .


  • Víctor Martínez Lucio
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