Estilo Sheinbaum

Ciudad de México /

Mucho se ha especulado sobre qué haría Sheinbaum cuando Obrador dejara de ser presidente. Se cuestionaba si la presidenta seguiría la receta de Obrador al pie de la letra, o si se desmarcaría de su mentor.

Estimo que la respuesta comenzó a entreverse ayer, durante su toma de protesta.

Quizá lo más destacable es que Sheinbaum decidió mostrarse a sí misma como una presidenta más plural. Al llegar al Congreso tuvo el detalle de preparar una fotografía grupal con varias legisladoras de todos los partidos. Ya en el estrado, Sheinbaum se acercó a saludar a la presidenta de la Suprema Corte, algo que Obrador no hizo. El propio atuendo de Sheinbaum mandó un mensaje. La presidenta se alejó de usar el color de Morena (bastante común en su vestuario) y se decidió por un vestido neutral con un abanico de colores que sugería pluralidad.

La agenda que Sheinbaum detalló en el Zócalo de la Ciudad de México tuvo notables diferencias con la de Obrador. De hecho, la presidenta está llevando a la mesa temas que habían quedado desatendidos durante el sexenio pasado o que habían sido tabú; aspectos como el cuidado al medio ambiente, al agua y la promoción de energías limpias.

Quizá más importante, Sheinbaum reconoció la importancia de la inversión privada, su deseo de protegerla y de convertir a México en un país atractivo para la relocalización de la manufactura.

En temas sociales, Sheinbaum también marcó un rumbo distinto. Su agenda pone al centro la atención de la infancia temprana y el mejoramiento de la educación, la cultura y la innovación. A diferencia de Obrador, Sheinbaum tiene por meta desarrollar manufactura de alto valor, crear desarrollos tecnológicos mexicanos, e incluso implementar un proceso de digitalización sumamente ambicioso que facilite los trámites públicos.

Es evidente que el estilo de gobernar de Sheinbaum se inspira en su paso por la Ciudad de México. Por ejemplo, en materia de seguridad, su plan es replicar la receta que, en la capital, llevó a reducciones significativas en la criminalidad. La presidenta quiere establecer una coordinación efectiva entre fiscalías y policías investigadoras. No hubo una sola mención a los abrazos.

Nada de lo anterior implica que Sheinbaum vaya a dejar a un lado las máximas del Obradorismo. Ni tampoco que las menciones respetuosas y cariñosas al expresidente vayan a terminar. Ella es estratégica y sabe que pararse sobre los hombros de ese cariño le dará legitimidad y la ayudará a avanzar en su agenda.

Estimo que Sheinbaum será una mucho mejor administradora pública que Obrador y ello se nota incluso en puntos finos de su discurso, como el hecho de que, a diferencia del expresidente que ilusamente decía que no aumentaría la deuda durante su sexenio, Sheinbaum menciona que la deuda se mantendrá en una "proporción razonable" con respecto al producto interno bruto. El detalle no es menor. Muestra realismo en cuanto a la situación de las finanzas públicas y responsabilidad.

Me siento esperanzada del sexenio de Sheinbaum. Y me llena de orgullo que la primera presidenta de México sea una mujer identificada con las luchas redistributivas, el mejoramiento de la vida del trabajador y la reducción de la pobreza. Espero de corazón que tenga éxito en crear un país más justo y menos desigual.


  • Viri Ríos
  • viridiana.rios@milenio.com
  • Política pública con datos. Autora de @NoEsNormalLibro. Podcast #PoliticaYOtrosDatos. Enseño en @HarvardSummer. Harvard Ph.D. / Escribe todos los lunes su columna No es normal
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