La familia Monreal gobierna Zacatecas desde hace varias décadas. El desgaste es evidente. Prueba de ello es que en la última elección, mientras Sheinbaum obtuvo el 50% del voto del estado, la coalición “Sigamos Haciendo Historia en Zacatecas” solo obtuvo el 35% de los votos del Congreso local. También perdieron la mayoría de los municipios.
A nivel federal no son pocas las razones por las cuales Ricardo Monreal le es incómodo a Morena: su supuesto coqueteo con el PRI-PAN en el 2021, su agandalle de la coordinación de diputados y sus excesos económicos. Hay amplios testimonios de las discordias.
Aun así, Monreal sigue siendo necesario para Morena porque nadie puede hacer lo que él hace.
Monreal es un político de talla nacional en toda la extensión de la palabra, un perfil no tan común en Morena. La mayoría de los legisladores morenistas tienen aspiraciones chicas. Buscan proveer microapoyos a sus comunidades, realizar gestiones territoriales, u otros temas de similar alcance.
No así Monreal. A lo largo de décadas, Monreal ha construido lealtades y relaciones de poder en todo el país, tejiendo alianzas con todos los niveles de gobierno, la iniciativa privada y movimientos variopintos.
Forjado en los modales de la vieja clase gobernante, no hay un solo político que no describa a Monreal como un hombre que sabe llegar a acuerdos y respetarlos. Ratón de esmoquin. Nadie duda que en sus inmediaciones existan negocios turbios, alianzas obscuras y juego a tres bandas. Pero nadie duda tampoco de su capacidad de dar resultados.
Quizá más importante, Monreal ha leído a los legisladores de Morena mejor que nadie. Sabiendo que muchos de ellos carecen de experiencia legislativa y están desinformados, Monreal los ha cobijado. Les enseña, los mentorea y manipula su ignorancia haciéndose pasar como operador de las causas de la Presidenta.
Monreal es exquisito en ganar lealtades y su posición dentro de la Cámara le ha ayudado a ello. Apoya a los legisladores con pequeños beneficios como tener una oficina con baño, lograr una gestión y darles un trato respetuoso. Todo le suma.
El juego de Monreal es claro: volverse indispensable. Y actualmente, en el Congreso, no hay nadie que le compita.
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