La imagen de Enrique Bunbury en sus conferencias de prensa con Héroes del Silencio en los 90 era de arrogancia. En La carta (Liburuak, 2024), su libro más reciente, explica que en esos años “el comportamiento de las bandas de rock era mayoritariamente distante. Artistas altivos, orgullosos y con actitud; eso era el
rockanrol”. Pero los rockeros también lloran. Durante una gira por México en 2022 empezó a sufrir “una tos nocturna y compulsiva” que le impedía dormir, además de que le dificultaba la respiración. Víctima de una fuerte alergia a un producto químico que contiene el humo que se utiliza en los espectáculos, canceló sus presentaciones durante un tiempo.
Invitó a sus seguidores a enviarle misivas con preguntas sobre cualquier tema que luego darían vida a La carta. “Si quieres ser creativo y ser un artista en activo debes tener mucho cuidado con la dedicación que le concedes a la nostalgia”, responde Bunbury al advertir que sería una quimera reunir a Héroes del Silencio, si bien termina por aceptar su trascendencia: “Llevamos a la banda a lo más alto… es un grupo recordado tras casi 30 años de su disolución”.
Al calificar su obra considera que ninguno de sus discos “tiene unanimidad crítica”, y agrega, autocrítico, que “en todos ellos hay canciones que me podría haber ahorrado”. Más adelante afirma que sean buenos o malos es relativo, pues “con los discos —igual que con el cine, la pintura, la fotografía o la poesía— conectas o no conectas. El arte más inverosímil tiene un significado especial para alguna persona, en algún lugar del planeta”.
Sobre el panorama actual de la industria musical, Bunbury considera que el sistema de streaming es dirigido por “aquellos a los que la música sólo les resulta un bonito acompañamiento o entretenimiento superfluo”. Y ante quienes se lamentan de la baja calidad de la música que privilegian los medios de comunicación, los invita a disfrutar el presente. “Lo que importa no es lo que escuchen la masas, ni siquiera lo que escuche tu vecino, sino lo que te llene y emocione a ti y a tu entorno”.
Mirar la vida
con los ojos
Bunbury describe como una experiencia maravillosa haber asistido a un concierto en el que no había teléfonos celulares. Y aunque se manifiesta contra cualquier tipo de prohibición, recomienda “hacer todos un esfuerzo y dejar de grabar los conciertos, mirar la vida con los ojos y guardar recuerdos en la memoria”.