En un concierto al lado de su ídolo, John Lennon afirmó: “Si hubiera que darle otro nombre al rock & roll, podríamos llamarlo Chuck Berry”. El título suele adjudicársele a Elvis Presley, pero el género no sería igual sin las aportaciones del guitarrista, compositor y cantante. De acuerdo con R. J. Smith, autor de Chuck Berry. La biografía definitiva (NeoPerson, 2022), “ayudó a crear una música híbrida que únicamente existía en su forma beta, y con ella trascendió todas las fronteras imaginables de la cultura estadunidense”.
Si Elvis contó con un agente que guiaba sus pasos, Berry manejó él mismo sus asuntos con mano firme, lo que hacía temblar a los empresarios que se negaran a cumplir sus requerimientos, que podían ser meros caprichos. En un mundo que se había dedicado a timar a los músicos afroamericanos, aprendió a ir un paso al frente y defender su arte a toda costa, incluidos sus derechos de autor, y enfrentarse displicente con el racismo.
Abundantes y escabrosos son los testimonios de su comportamiento errático con las mujeres, la gente que trabajaba con él, los músicos y la gente en general, que lo llevaron en varias ocasiones a la cárcel. Sin embargo, la sensibilidad de este personaje impredecible creó canciones indelebles, como “Johnny B. Goode”, incluida entre los mensajes que la Tierra envió al universo en la sonda espacial Voyager. Berry, escribe Smith, “fue el primer dios de la guitarra del rock & roll y ‘Johnny B. Goode’ canta las alabanzas del dios que él creó. El Johnny de la canción aparece de la nada y, a base de esfuerzo y talento, se abre camino en el mundo”.
Sobre su forma de trabajo, el autor cita el testimonio de Jordan Orleans, quien afirma: “Era un perfeccionista al que nadie se atrevía a molestar. Inspiraba tanto respeto, imponía tanto, que sabías que era mejor no importunarlo”. Como negociador en cuestiones de dinero era imbatible, lo que el autor define como “un mecanismo de defensa de un hombre a la deriva en un universo que él había creado, recurría a estrategias desagradables y mezquinas porque era la única forma de mantener el mundo a raya”.
Coda
Era un personaje altivo y diabólico
Taylor Hackford, director del documental Hail! Hail! Rock ‘n’ Roll, quien tuvo serios problemas con el músico durante el rodaje, afirma que no era por ser voluble, sino que “quería que supiéramos que él llevaba las riendas. Era altivo y un poco diabólico; Chuck era un provocador”.