La Fundación Pablo Landsmanas, en alianza con la Universidad Anáhuac México, desarrolla la Cátedra Elías Landsmanas Dymensztejn–Anáhuac en niños migrantes no acompañados, cuyo objetivo es el desarrollo de conocimiento que permita fundar las bases de un centro de atención humanitaria.
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A dos meses del inicio de las investigaciones, el primer reporte indicó que se trata de la primera iniciativa mundial de este fenómeno migratorio que se realiza con la perspectiva de responsabilidad social, y permite un análisis multidisciplinario.
De acuerdo con el doctor Pablo Pérez Akaki, quien encabeza esta cátedra, una coyuntura como el muro fronterizo que construye Donald Trump, aunado a una mayor presencia de la Guardia Nacional y la pandemia por covid-19, generarán una mayor necesidad de servicios para los niños migrantes.
Entre marzo y mayo de este año, mil niños migrantes no acompañados han sido devueltos desde Estados Unidos a México y, a su vez, el país ha expulsado a 447 hacia Guatemala y Honduras, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
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“El covid-19 está haciendo de una situación mala, todavía peor. La discriminación y los ataques se suman a la violencia de las pandillas que hizo huir a esos niños en primer lugar. Esos niños ahora están en más peligro que cuando dejaron sus comunidades”, advirtió Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.
RAÍCES LITUANAS
Pablo Landsmanas llegó de Lituania a México al huir de la persecución de la comunidad judía durante la Segunda Guerra Mundial. Con los años formó la empresa más grande de abastecimiento de alimentos en el país, Corporativo Kosmos, y su nieto mantuvo su legado altruista al conformar la fundación que lleva su nombre.
“Como familia migrante, parte de la esencia de la fundación es preocuparnos por el tema de la migración, (…) cómo puedo abrir mis manos para ayudar a quienes están pasando una situación similar y que les sea más fácil el camino hacia donde quieren llegar”, afirmó Patricia Flores, presidenta de la Fundación Pablo Landsmanas.
El objetivo central es la creación de un Centro de Atención Humanitaria para niños migrantes no acompañados que pueda contribuir de una manera más eficiente al esfuerzo que realizan otras organizaciones que atienden esta problemática.
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Por ello, buscaron el acompañamiento de la Universidad Anáhuac y su Facultad de Responsabilidad Social, a través de la Cátedra Elías Landsmanas Dymensztejn, cuya finalidad es reconocer las causas que hacen que los niños migren de manera individual o en grupos y encontrar las acciones más adecuadas para ayudarlos.
El proyecto es encabezado por Pablo Pérez Akaki, doctor en Geografía por la UNAM y en Administración por el Itesm, parte del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Es acompañado por la profesora adjunta Aidé Mendoza Flores, egresada también del programa Erasmus Mundus Master en Acción Humanitaria (NOHA+).
AGENTES DE CAMBIO
Dentro de la Universidad Anáhuac México existen 22 cátedras de investigación que generan conocimiento útil a partir de la investigación aplicada. Con este fin han realizado alianzas con la iniciativa privada y con organizaciones de la sociedad civil, como la Fundación Pablo Landsmanas.
“Esta cátedra tiene el espíritu de acción social, de buscar precisamente transformar la realidad de los niños migrantes, particularmente, aquellos que van en tránsito a Estados Unidos y que van solos”, comentó Pérez Akaki.
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De acuerdo con el académico, al ser un tema multifactorial, existen varias disciplinas que pueden converger en estas problemáticas: económicas, de salud, psicológicas, demográficas y de trabajo social, entre otras. La Facultad de Responsabilidad Social, comentó, es esa disciplina que puede capturar todas esas diferentes disciplinas en una problemática para ofrecer soluciones que puedan ser integrales.
Por ello, una primera etapa consistirá en la revisión de literatura, recabar información y comenzar a documentar las experiencias. No obstante, buscan generar agentes de cambio dentro y fuera de la universidad y crear conciencia de este fenómeno.
“De manera muy concreta, este proyecto podría entender el tipo y la calidad de los servicios, así como su trascendencia hacia los niños migrantes. La pregunta es qué se puede hacer: simplemente será refugio, alimentación, cuidados médicos o se podrá hacer algo más y ese es nuestro reto”, dijo.
Al respecto, la presidenta de la Fundación Pablo Landsmanas concluyó que es obligación de todos los ciudadanos ayudar a nuestros gobiernos a que hagan mejor su trabajo: “Aunque es obligación de todas las empresas tomar acción en Responsabilidad Social es de corazón abordar un proyecto de esta naturaleza”.