Con más de 20 años en el Servicio Exterior Mexicano, Jonathan Chait Auerbach, actual cónsul de México en Miami, es un activo promotor de los derechos LGBT de la mano de su esposo, Kevin Huntting, con quien comparte una aventura diplomática.
¿Siempre quiso la diplomacia?
Siempre, aunque no entendía lo que implicaba, incluso mis compañeros de la primaria actualmente me dicen que hago lo que siempre quise desde niño. Es interesante cuando hablo con los del Servicio Exterior, porque siempre encontramos esa empatía de formar parte de este ámbito y estar enfocados en temas internacionales.
“Desde niño ya había aprendido sobre el mundo, me sabía perfectamente la geografía de los países, así que fue algo que me salió natural. Probablemente haber estado cerca de otros idiomas por la escuela o por mi madre, quien es extranjera, puede que hayan sido algunos factores”.
¿Hay representación LGBT en la diplomacia mexicana?
Afortunadamente sí, y he aprendido mucho del ahora cónsul en Boston, Alberto Fierro Garza, uno de los pioneros del movimiento y que desde el principio estuvieron viendo en la cancillería y empujando para que los derechos sean iguales; también está el embajador en Finlandia, Ernesto Céspedes, y el embajador en Grecia, Daniel Hernández. De los tres tuve un aprendizaje, pude ver cómo se involucraban y al final nos benefició a las generaciones que veníamos.
¿Ser gay le ha impedido desarrollarse profesionalmente?
No, he tenido el espacio para desarrollarme a nivel profesional y mucho tiene que ver por estar en una secretaría más vanguardista y con los temas que se impulsan a escala internacional en materia de derechos humanos; hay que reconocer que todavía hay retos.
“Nunca he sentido que se ha interrumpido mi carrera, aunque sí hay ciertos momentos donde puede ser más difícil, sobre todo en países que no reconocen el matrimonio igualitario y pues algunos estamos casados, eso puede convertirse en una limitante”.
¿Hay medidas especiales cuando hay un cambio?
Desde el punto de vista de la protección de la persona, lamentablemente sí. Aún hay países donde el hecho de ser gay puede ser penado y no es el lugar adecuado para ir. Es importante ver en el país al que vas cómo acreditar al cónyuge cuando es del mismo sexo, siempre se trata de encontrar la acreditación, porque lo importante es la cuestión familiar para que uno pueda continuar con su trabajo.
¿SRE es pionera en el tema?
Diría que sí, siempre se ha basado en el desarrollo profesional y en las capacidades y no en las preferencias sexuales, siempre hemos estado a la par como funcionarios y diplomáticos. En la cuestión igualitaria también ha sido mucho más receptiva por la misma congruencia del trabajo que nos toca hacer.
“Uno se sorprende de la apertura que hay en México y es un tema que cada vez es más entendido en la sociedad, creo que tiene mucho que ver en que uno se presente como funcionario y las actividades que me toca hacer. La situación de que estoy casado deja de ser una cuestión privada y es una cuestión pública, es normal que la gente te pregunte si tienes una familia, hijos, y les comento que tengo a mi esposo; pero una vez pasada esa situación lo que sigue son cuestiones laborales”.
¿Qué tal el ámbito familiar?
La decisión que hemos tomado como pareja, a nivel de familia, es la misma que han tomado mis compañeros, es una carrera complicada, constantes cambios de ciudad y de país, pero es lo mismo que veo con mis colegas y al final de cuentas han logrado establecer un balance con sus esposos, lo cual es muy valioso.
“Con mi pareja, Kevin, hemos decidido como familia llevar mi carrera, él también se ha desarrollado a nivel profesional, pero igual que otras parejas tenemos que enfrentar algunas complicaciones, porque son ellos los que tienen que buscar un trabajo y adaptarse, mientras nosotros seguimos con el trabajo, es una situación real de esta carrera, las disyuntivas son parte de la realidad en el trabajo diplomático”.
¿El próximo objetivo es una embajada?
Por su puesto, eso realmente sigue siendo un aliciente e incluso para mi esposo, ambos lo vemos como el paso a seguir, aunque para mí una cuestión obligada es que sea un lugar donde él pueda ser acreditado como mi esposo y con el pasaporte diplomático que le corresponde, eso es fundamental, de otra manera no me funciona. Tengo que ver por mi familia.
¿Y los niños cuándo?
Los niños son maravillosos, pero no ha sido algo que tenga en mente y no es por una cuestión de ser una pareja del mismo sexo, creo que al final de cuentas podremos ser unos grandes padres, pero no es algo que tengamos planeado en un futuro cercano.
¿Cómo la ha pasado su esposo?
En esta travesía decidió abrir su blog The proud diplomat y empezó a buscar gente que ha vivido lo mismo y es su manera de comunicarse con parejas del mismo sexo que viven esto como diplomáticos o expatriados, y ha sido muy interesante, la gente lo ha buscado y ha tenido buena respuesta. Somos muchos viviendo esto.