Agonizan telares de Chiautempan por sintéticos

Santa Ana Chiautempan tiene una vocación artesanal y textil que se remonta a sus orígenes prehispánicos, sin embargo, enfrenta a una amenaza por la intromisión de productos chinos.

Santa Ana Chiautempan es conocido también como “La cuna del sarape". (Especial)
Pedro Flores Mesa explica que mantiene este oficio como emblema nacional. (Especial)
Las calles Santa Ana Chiautempan están cubiertas de roanas, jorongos, gabanes, tildas o frazadas . (Especial)
Comentan que los tlaxcaltecas no son consumidores de su propia riqueza artesanal. (Especial)
El visitante saldrá de Chiautempan “bien abrigado”. (Especial)
Adolfo Tenahua
Puebla /

El municipio de Santa Ana Chiautempan, conocido también como “La cuna del sarape”, se ubica a pocos minutos de la capital de Tlaxcala. Su vocación artesanal y textil se remonta en sus orígenes prehispánicos, por lo que el tejido de hilo es todo un arte, sin embargo, ahora se enfrenta a una amenaza por la intromisión de productos chinos.

Las calles de esta ciudad están cubiertas de roanas, jorongos, gabanes, tildas o frazadas y sus colores iluminan la tierra de su divinidad Toci, “Diosa de la salud”, de quien heredaron el arte textil.

En la época de la Colonia, los frailes franciscanos enseñaron a los pobladores a trabajar en el telar de madera con pedales. Al paso del tiempo, este arte continuó y, actualmente, los diseños traspasaron fronteras tanto en el norte como el centro de América.

En un recorrido de MILENIO Puebla por la calle Ignacio Picasso Norte, número 10, justo en la Casa del Artesano, al fondo, se encuentra Pedro Flores Mesa, quien toma un vaso con agua mientras descansa sus manos tras una ardua sesión de tejido, ya que momentos previos daba forma a una cobija de lana fresca.

En este espacio, además de cobijar a decenas de artesanos que trabajan el tejido, se encuentran talentos como aquellos que trabajan al 100 por hora. Pedro Flores Mesa retoma su jornada, se apresura y aclara: “En este trabajo se gana poco y se trabaja mucho. Hay quienes trabajamos los telares por amor a nuestras raíces”.

El tequesquite, agua, pericón, alumbre y sal son los materiales principales antes de dar paso al ritmo de los telares, los cuales acompañan a don Pedro con música de su banda favorita.

El artesano explica que todo parece un trabajo fácil, sin embargo, el grado de dificultad es alto, “se tiene que lavar la materia prima con tequesquite para quitar la grasa e impurezas y teñirlo con tintes naturales”.

Antes de iniciar el tejido, Flores Mesa explica que mantiene este oficio como emblema nacional: “La prenda se va hilando con cariño para que se venda pronto. Amor y entrega de un artesano es el secreto de un buen trabajo”.

Mientras prepara la lana, don Pedro reconoció que los telares agonizan en Chiautempan por intromisión de productos chinos. El artesano se reconoce como uno de los pocos productores que aún sabe manejar los instrumentos de tejido manuales.

“Soy la última generación que se dedica al tejido. Cuando yo me muera mi telar pasará a la bodega de los olvidos. Mis hijos van a la universidad, saben trabajar esta artesanía, pero no se dedicarán a este noble oficio que nos ha dado de comer por muchos años”, lamentó el artesano.

Regateo, otra amenaza

En cuanto a la lana explicó que cuesta 90 pesos el kilo y para fabricar una prenda se necesitan tres kilos, equivalentes a 270 pesos. Cada pieza se vende en 400 pesos por una ganancia de apenas 130 pesos.

“Es lamentable cuando viene gente de fuera y te trata de regatear. Hubo quien me propuso que se los dejara de a 200 pesos y se llevaba tres piezas; de inmediato lo rechacé pues no me paga ni el material” expresó.

En aquella ocasión, explicó, el visitante venía acompañado de sus hijas y lo felicitaron por mantener el trabajo de los telares: “Se tomaron fotos y me recomendaron no dejar morir la tradición, pero mi sorpresa fue cuando me quisieron asaltar con los precios que me proponían”.

Sobre los principales compradores, “los tlaxcaltecas no son consumidores de su propia riqueza artesanal. Es lamentable que lejos de apoyarnos prefieran cobertores de pet estampados con dibujos de Disney, que por cierto te hacen sudar. No son productos idóneos para descansar, quienes nos compran son personas foráneas”.

Además, el tejedor comentó que los consumidores de estos productos son adultos, jóvenes y niños, quienes prefieren productos chinos, pues llevan estampados de personajes de las películas del momento y son producidas por empresas extranjeras.

Desde la perspectiva del artesano Pedro Flores este oficio se debe revalorar y no regatear a los fabricantes: “Valoren nuestro trabajo, la ganancia es poca y si nos enfrentamos al regateo será difícil que podamos sobrevivir. Vamos a echarnos la mano entre todos”.

Por último, el artesano comentó que el visitante saldrá de Chiautempan “bien abrigado” y, sobre todo, apoyará al talento tlaxcalteca que agoniza.

mpl

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