El milenario Quetzal: “ave de la eterna libertad”

Especial de Fin de Semana

El Nido”, ubicado en Ixtapaluca, es el responsable de la reproducción y cuidado de este animal al que nuestros antepasados le rendían culto por su profundo significado.

El quetzal ha logrado vivir en cautiverio y reproducirse cada año desde 2012 hasta la fecha.
Alejandra Gudiño
Ixtapaluca /

Varias parejas de quetzales, aves milenarias, consideradas sagradas en la época prehispánica, viven, se conservan y reproducen en el aviario El Nido” ubicado en una superficie de más de siete hectáreas en la localidad de Ixtapaluca.

Este lugar es el primero a nivel mundial en conseguir que el quetzal, que era conocida como el ave de la eterna libertad, ahora se conserve en cautiverio por la dedicación y esfuerzo en su cuidado, por parte del fundador, el doctor Jesús Estudillo, y actualmente de los responsables del santuario, que lograron obtener las crías por medio de una incubadora en este sitio del oriente del Estado de México.

Esta majestuosa ave alguna vez fue considerada sagrada por los integrantes de varios pueblos prehispánicos, que relacionaban a este emblemático ejemplar con el dios Quetzalcóatl; hoy, gracias a las investigaciones del finado Jesús Estudillo en el santuario “El Nido”, el quetzal ha logrado vivir en cautiverio y reproducirse cada año desde 2012 hasta la fecha.

La bióloga, Alejandra Jiménez Lozano, gerente de educación del aviario, explicó a MILENIO Estado de México que este santuario en donde hoy tienen mil 353 animales cumplió ya 50 años, por lo que el recinto donde conviven estas aves, un hábitat acondicionado de manera especial, hoy se encuentra dañado de la parte del techo en donde se hizo un hueco, por lo que para su reparación requerirán un poco más de 245 mil pesos.

Señaló que por la situación de la pandemia se ha complicado la recaudación de estos fondos, por lo que confió en que muy pronto puedan tener alguna donación para cambiar las láminas que cubren este espacio y regresar a la pareja de quetzales que vivían ahí, ya que son los que conviven con los visitantes.

  • Los primeros dos quetzales que tuvieron en “El Nido” llegaron por un decomiso de Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente), y es el único espacio en México donde viven fuera de su hábitat natural.

Gracias a las investigaciones biológicas en campo que hizo el fundador Jesús Estudillo de las dietas de los quetzales, fueron los primeros en el mundo en mantener con vida a esta ave en cautiverio.

¿Cómo los reproducen?

Para la reproducción se igualaron las condiciones en las que la pareja prepara el nido para poner los huevos, para después retirarlos e incubarlos artificialmente por 19 días.

Alejandra Jiménez resaltó que a lo largo de los años se han enviado quetzales, (cuyo nombre científico es Pharomachrus mocinno mocinno) a otras instituciones de investigación en Estados Unidos, Chile y Japón, entre otras, con la intención de formar otros núcleos reproductivos.

“El propósito fundamental es que los visitantes queden impactados por la belleza de esta ave endémica de México y aprendan a respetar la vida aún cuando se encuentren lejos de los bosques de niebla de Los Chimalapas, ubicados entre las entidades de Oaxaca y Chiapas”, subrayó la gerente de educación del santuario.

Otro objetivo es liberar algunos animales en áreas naturales donde puedan ser protegidos por los pobladores de la guerra en los bosques de niebla de Chiapas.

Ante la creencia de que el quetzal moría inevitablemente por estar en cautiverio, el doctor Jesús Estudillo López contribuyó al conocimiento de que el agua de lluvia contenida en las bromelias, orquídeas y helechos donde bebe el quetzal, le ayuda por medio del ácido tánico a que el hierro que consume de forma natural en su alimento no se acumule en su cuerpo y le provoque la muerte.

Datos curiosos y de importancia

  • El quetzal anida en los huecos de los troncos, debido a que su pico es débil, por lo que la incubación es compartida.
  • La palabra quetzal deriva del náhuatl quetzalli que significa plumas preciosas o plumas preciosas de jade.
  • La bióloga precisó que en Guatemala el quetzal es considerado como el ave nacional y su nombre también da lugar a la moneda de ese país.
  • Una ciudad guatemalteca se llama Quetzaltenango, que quiere decir “lugar de quetzales”.


Culturalmente.

¿Qué significado les daban?

Apuntó también que las culturas maya, inca y azteca veían en el quetzal a un dios, por las largas plumas de su cola, ondulantes en los cielos como la representación de una serpiente voladora que dominaba la tierra, y el cuerpo del ave era la representación del dominio del aire; ambos elementos fusionados en uno solo.
“Sin duda era la representación del dios Quetzalcóatl en la Tierra, la Serpiente Emplumada”.

Mayas y aztecas

Los mayas y los aztecas lo conocían con el nombre de Quetzaltótotl, es decir, “ave de plumas verdes muy ricas y estimadas” y utilizaban las plumas de las colas de los machos, que llegan a medir hasta un metro de largo, para adornar sus atuendos reales.

  • El quetzal fue adorno de príncipes, sus largas y tornasoladas plumas de su cola fueron tributo y ornamento de dioses.

El alto valor, del cual gozaron esas plumas en el mundo precolombino, las hizo un artículo tan preciado, que algunos pueblos del sur de México y Centro América las utilizaban como moneda de trueque y eran más valiosas que el oro.

El penacho de Moctezuma fue hecho con plumas de quetzal, y se supone que cada una de ellas representaba una batalla ganada por el Imperio Azteca.

El historiador Antonio de Torquemada afirmó que en el México precolombino existía una ley que prohibía, bajo pena de muerte, que alguien dañara o matara a un quetzal. Se narra que para obtener las plumas de esta ave se tenía que capturar al quetzal vivo, y había personas especializadas en arrancarle las plumas, que volvían a crecer, para después volver a dejarlos en libertad.

Requieren donativos para reparar el santuario

La bióloga Alejandra Jiménez Lozano sostuvo que la pandemia por covid-19 ha provocado que cada día sea un poco más complicado alimentar a los mil 353 animales que habitan el santuario, la mayoría en peligro de extinción, pues se invierten 350 pesos al mes por cada uno y subrayó que 30 por ciento de los huéspedes de este aviario, que es uno de los tres más grandes del mundo, ha llegado a este lugar por decomisos por parte de la Profepa.

En este espacio, que antes de convertirse en el principal santuario de aves en el Estado de México fue una granja avícola, previo a la pandemia por coronavirus se recibían visitas de grupos de alumnos de diferentes escuelas, de personal de empresas, además de que se hacían exhibiciones de aves rapaces que están consideradas como las embajadoras de “El Nido”.

En este espacio de recreación, esparcimiento y de cercanía con la naturaleza, existen diferentes ecosistemas en los que habitan actualmente una pareja de jaguares, unos monos y las aves que vienen de diversos países del mundo como Australia, África, Bolivia, Guatemala, del continente asiático, entre otros.

Tráfico de especies

Jiménez Lozano señaló que el peligro de extinción de los animales que alberga “El Nido” se debe al tráfico de especies, la cacería furtiva, y por la destrucción de su hábitats.

Quienes visitan “El Nido” tienen la oportunidad de vivir una experiencia única porque al caminar por el lugar que está espeso de árboles pueden conocer y convivir no solo con el entorno del quetzal, sino de otras aves como la grulla, flamencos, faisanes y emús.

KVS

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