Videollamadas y lectura ayudan a "liberar" la mente de las reclusas

Silvia y Maricela tienen la oportunidad de poder liberar la presión por unos minutos cuando pueden conversar con sus familiares o tienen tiempo para leer.

Al igual que muchos la pandemia las afectó, al no poder ver a sus familiares. (Especial)
Abadiel Martínez
Toluca /

Silvia y Maricela cumplen sentencias por secuestro en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Santiaguito, en Almoloya de Juárez; sin embargo, a pesar de no poder salir de las celdas ni de los muros que custodian el penal, tienen la oportunidad de poder liberar su mente por unos minutos cuando tienen el beneficio de videollamadas con sus familiares o tiempos de lectura en la biblioteca recién instalada con en esta prisión.

Ellas, como muchas otras, por diversas circunstancias no tienen frecuencias constantes de sus seres queridos, ya que se encuentran lejos de esta prisión, pero con estos beneficios que les dan motivos para seguir su proceso de reinserción social, a pesar de que les hacen falta varios años para cumplir sus penas.

En el caso de Maricela, por privación ilegal de la libertad lleva purgando 18 años en estas celdas, de una condena de más de 30 años; no obstante, los minutos que tiene para hablar con su familia por videollamada son valiosos y es que recientemente tuvo la dicha de volver a ver a su hija y su nieto, los cuales en días recientes cumplieron años.

Recuerda que cuando fue ingresada al penal, una de sus dos hijas estaba embarazada y por ello no estuvo cerca cuando su nieto llegó a este mundo y ahora él tiene 18 años, los mismos que ella lleva en reclusión, pero su otra hija falleció hace seis años y no pudo despedirla. “Con esta videollamada o con las videollamadas que permiten hacer, ahí los veo crecer”.

Para Maricela el tiempo se detuvo cuando se dictaminó la sentencia en su contra y la convivencia con su familia fue limitada y aunque antes la visitaban de manera continua, cuando ellos se fueron a vivir a Ciudad de México y aunado a la pandemia, únicamente puede verlos a través de un celular que le brindan las autoridades los días de visita.

A pesar de que tienen diversas actividades a desarrollar, nada se compara con poder ver a su familia, pues la monotonía del día a día se rompe cuando observa a su nieto y a su hija, quienes la aman y confían que un día obtendrá su libertad. “Yo los necesito a ellos y yo los necesito; me extrañan y a pesar de estar en este lugar no he hecho mal mi papel de madre porque tengo una bonita familia”.

Minutos de felicidad

Las mujeres privadas de su libertad en Santiaguito tienen la oportunidad de hablar por tiempo máximo de cinco minutos, los cuales, para Silvia, quien también cumple sentencia por secuestro, son los minutos más felices durante su estancia y los más esperados durante semanas, pues muchas de sus compañeras también solicitan uno de estos encuentros virtuales. “Nosotras esperamos esta oportunidad y estamos al pendiente, porque luego hay muchas compañeritas que nos tenemos que formar y a veces no alcanzamos todas a pasar”.

Cuenta que tiene a sus papás con vida y a pesar de su avanzada edad, siempre son optimistas; además, su hermano, quien está en silla de ruedas, siempre está al pendiente de ella y es quien más se conecta a las videollamadas, lo cual se traduce en motivación para cumplir la condena y reunirse de nuevo con ellos. “Eso me hace que siga adelante esperando cuando se me puedan abrir las puertas de este lugar e irme a casa”.

Silvia lleva 12 años tras las rejas, pero este último ha sido el más complicado, debido a que la pandemia limitó muchas cosas, entre ellas la visita familiar. “Yo coincido con las autoridades en que por nuestro bien la visita se restrinja. Mi familia quisiera venir, pero les explicó que afuera se tienen que guardar y acá también nos tenemos que cuidar y es por nuestro bien”.

Además, aunado a estas videollamadas, ellas cuentan con una biblioteca que se logró entre la colaboración de fundaciones y de las autoridades penitenciarias, donde además de ser el espacio para las videollamadas, también liberan su mente lejos de la prisión y echan a volar su imaginación con diversos títulos de lectura, los cuales son donados y tienen mensajes con dedicatoria en pro de su pronta reinserción social.

12 celulares para más de 300 internas

De acuerdo con el último informe sobre la situación de mujeres en reclusión, elaborado por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem), en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Santiaguito hay una capacidad de 373 personas privadas de su libertad en módulo de mujeres; sin embargo, es de los pocos que no cuentan con sobrepoblación con 367 internas, siendo 98 por ciento de su capacidad.

Durante la etapa más complicada de la contingencia, en 2020, la visita familiar se restringió en su totalidad en dicha prisión para evitar contagios en la población penitenciaria; en ese entonces, fue cuando la Fundación Rebeca LAN y la Secretaría de Seguridad del Estado de México, a través de la Subsecretaría de Control Penitencia rio, lograron habilitar bibliotecas en algunos penales mexiquenses para que los internos pudieran tener una alternativa ante la falta de visitas.

Además, también pudieron implementar la videollamada a través de WhatsApp y fue la Fundación quien donó seis teléfonos celulares a Santiaguito; mientras que personal de la SSEM donó otros seis dispositivos para llegar a 12.

Si bien la declaratoria de semáforo naranja permitió nuevamente la visita, pero con medidas y restricciones, el beneficio de videollamada continúa en el módulo femenil, y es que, según las autoridades penitenciarias de la entidad, las mujeres son quienes menos visitas reciben durante su estancia en prisión.

Proceso de comunicación

Para que las internas puedan tener acceso a la videollamada deben solicitarlo a las autoridades del penal y tras conseguir la autorización, deben llenar un formato de bitácora y esperar su turno. Los días para comunicarse con sus familiares son los martes en un tiempo límite de cinco minutos. Ellas llevan en una hoja el número al que van a hablar y es una trabajadora social quien realiza la llamada, nunca lo hace la PPL y siempre hay un custodio cerca.

Los días para comunicarse con sus familiares son los martes en un tiempo límite de cinco minutos.

Al finalizar la llamada, deben llenar un cuestionario y la trabajadora social elimina el número ya que, por seguridad, ningún contacto debe estar guardado en los dispositivos.

Mil 975 mujeres en prisiones del Edomex

Según el último informe de la Codhem, en el Estado de México hay un total de mil 975 mujeres privadas de su libertad en los penales mexiquenses, de las cuales mil 201 tienen sentencia y 771 aún están sujetas a proceso.

Este penal cuenta con la población femenil más amplia con 367, de las cuales 244 ya cuentan con una condena y 123 siguen en proceso. Después de Santiaguito, los penales con más internas son Ecatepec (322), Tlalnepantla (285), Neza Bordo (281), Neza Sur (272), Chalco (213) y Texcoco (97).

Por su parte, los centros penitenciarios de Ixtlahuaca, Zumpango, Tenancingo Centro, Centro de Internamiento para Adolescentes, Jilotepec y Temascaltepec suman entre todos 138 PPL´s.

Sobrepoblación

En general, los módulos para mujeres tienen una sobrepoblación de 72 por ciento, siendo Chalco el más sobrepoblado con 277 por ciento, seguido de Ecatepec (246%), Jilotepec (222%), Temascaltepec (213%) y Tlalnepantla (208%), Ixtlahuaca (187%), Texcoco (147%.

MMCF

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