'La máquina de los finales perdidos'... otra historia para personas en situación de calle

El proyecto teatral genera, desde el arte, nuevas narrativas sociales para contar y visibilizar la vulnerabilidad de personas que viven en la calle, replanteando finales felices apoyados por la asociación civil El Caracol.

'La máquina de los finales felices" narran historias con el objetivo no olvidarlos. (Especial)
César García
Ciudad de México /

Cuando una persona en situación de calle pierde la vida, con ella también se pierde su historia. Antes de ser olvidado, fue tachado de “flojo” por no querer trabajar, mirado por la sociedad como ‘basura’, solo por no estar limpio o no vestir igual que los que tienen la posibilidad de hacerlo.

Por ello, Borderline Teatro, creó un proyecto llamado, La máquina de los finales perdidos, con el que busca generar lugares creativos para ayudar a visibilizar a la población callejera.

"La máquina de los finales perdidos es un proyecto interdisciplinario donde un grupo de mecanógrafos aguardan para escuchar las historias de los "especta-autores". El requisito es que deseen cambiar el final de su historia o dar un cierre. Juntos decidirán cuál es el desenlace. Cada uno podrá llevar consigo su final como una posibilidad. De él dependerá qué hacer con éste”, detalló  Itzel Enciso, directora del proyecto, a MILENIO.
Con una máquina de escribir buscan rescatar las historias callejeras para encontrar finales alternativos. (Especial)

La dirección llama a las personas callejeras como “especta-autores”, ya que ellos son los que narran su historia, y la cuentan desde el corazón, pues este proyecto liga la nostalgia por un tiempo perdido y la posibilidad de reescribir su nueva historia. Por lo que se busca una apropiación de su cuento y elijan cómo debe concluir.

“La máquina de los finales perdidos” es la posibilidad de reconstruir la memoria. Se ha presentado en diferentes modalidades, para reescribir una historia de amor, pero también como despedida ante la muerte, tras ser víctima de alguna agresión”, puntualizó.

Este proyecto tendrá funciones durante el mes de octubre especialmente para poblaciones callejeras, pues gracias a que la Asociación Civil “El Caracol”, organización mexicana que contribuye a la visibilidad e inclusión social de las poblaciones callejeras desde hace 27 años, acerca a este sector para que participe en estas actividades.

“La finalidad es generar empatía y propiciar una atención sensible e inclusiva hacia las personas en situación de calle. A través del arte, generar lugares y vínculos creativos que fomenten la comunicación, la visibilidad de esta población y la convivencia digna”, recalcó Enciso.

Por su parte, el equipo también estará buscando historias en otros sectores de la población olvidada por familiares, como lo son los centros penitenciarios y asilos de la Ciudad de México.

Ellos también hacen teatro

Asimismo, Borderline Teatro imparte un taller de teatro kamishibai, donde partir de historias sobre personas que murieron en las calles, se presenta una reconstrucción en donde las poblaciones modifiquen el final y se identifiquen los derechos que fueron vulnerados con el afán de prevenir que siga habiendo muertes en las calles.

Los 'especta-autores' recrean sus historias con el taller de teatro kamishibai. (César García)

Los participantes escuchan, mediante un lector, la historia de un fallecido, y mientras van poniendo atención, ellos van cambiando partes de la historia; recortan imágenes de revistas y las pegan en planillas de cartulinas para proyectar el cuento que leerán más tarde.

Entre lágrimas, los especta-autores, se dirigen al atril en donde van narrando la misma historia que ya su líder les contó, pero saben que el final de esa historia, será diferente, pues será un final feliz; sin que se violen derechos humanos; sin que los personajes pasen hambre; sin que mueran en las calles y puedan ser olvidados.

“Estas actividades me hacen ser una mejor persona, tengo 5 hijos y quiero que ellos no mueran en la calle como ha pasado con más amigos que se nos adelantaron. Pero creo fielmente que, si estas personas no vienen a vernos, nosotros seguiríamos con el vicio, y con algún muerto más”, detalló Gabriela Olvera, mujer de calle desde los 13 años edad.
Para ellos el encender una luz de bengala es honrar a los que ya no están. (César García)

Por último, los actores les entregan una luz de bengala, en donde piden que la enciendan y griten el nombre de las personas que murieron en la calle, el nombre de esas personas que no tuvieron la oportunidad de despedirse, de morir con dignidad y que también fueron olvidados por las autoridades que no brindaron apoyo cuando se solicitó.

“Este es un ritual, para recordar aquellos que no tuvieron una muerte digna, pero hacemos esto, para que ellos vean la luz en su camino y recuerden que no serán olvidados, que sus amigos de la calle, los recuerdan y que les hacen mucha falta en esta vida”, finalizó Enciso.


DMZ

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