El religioso poblano, Eugenio Lira Rugarcía, obispo de Matamoros, Tamaulipas, propuso mantener la esperanza y los canales de diálogo para enfrentar la crisis y las dificultades que se presentan en la actualidad.
Al participar en el XVII Congreso Internacional de la Divina Misericordia que organiza la arquidiócesis de Puebla, Lira Rugarcía destacó que, en muchas ocasiones, las personas pierden el rumbo y no se detienen a consultar o a escuchar a los demás, lo cual, genera mayores complicaciones.
“Muchas veces perdemos el rumbo, como sucede cuando estamos buscando una dirección y en medio de las prisas pensamos que detenernos a consultar el GPS o a preguntar, es perder el tiempo. Por ello, hemos terminado dando vueltas y vueltas sin llegar a nuestro destino, gastando tiempo y gasolina, desesperados y de malas, peleando con todos”, expresó.
Señaló que, a pesar de las debilidades, las caídas, los problemas, las quejas y los obstáculos que se enfrentan todos los días, siempre existe la posibilidad de una salida, para lo cual, es fundamental mantener la esperanza.
En su mensaje dirigido a los católicos, Lira Rugarcía expresó que, en medio de los problemas, de tantas cosas que pensar, de asuntos por resolver y tantas cosas por hacer, no queda tiempo para nada, ni para que una persona dialogue consigo misma.
Lamentó que, arrastrados por la vorágine de pendientes y acciones por hacer, la persona se aleja de sí misma y de sus seres queridos, lo cual, aumenta los problemas y crecen los sentimientos de enojo y molestia.
“Las actividades nos abruman y nos sentimos cansados. Crece el sentimiento de que nadie nos entiende ni valora lo que hacemos. Nos enojamos cada vez más hasta que explotamos y terminamos peleando con todos. El problema es dejarnos absorber por las cosas y las actividades. Para que no nos suceda eso, la clave es escuchar, escucharnos a nosotros mismo y escuchar a los demás. De lo contrario, seremos vulnerables”, apuntó.
Para Lira Rugarcía es fundamental que las personas no se pierdan en los problemas y trabajos pendientes, sino que se establezcan canales de diálogo consigo mismas y con sus seres queridos para enfrentar las crisis.
“¿Qué tanto sabemos escuchar en casa? ¿Escuchamos a la esposa, al esposo, a los papás, a los hijos, a los hermanos, a la suegra, a la nuera, a las cuñadas y a los nueros? ¿Sabemos escuchar a los vecinos, a los amigos, a la novia, al novio, a los amigos, a los hermanos de comunidad y a los más necesitados? ¿Les dedicamos tiempo, les ponemos atención? Venzamos los obstáculos que nos ponen las envidias y los resentimientos”, apuntó.
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