Falta apoyo psicoterapéutico para familiares de desaparecidos

De acuerdo con Francisco José Gutiérrez, especialista de la UdeG, en Jalisco no existen estudios de psicología o psicoterapia, específicos sobre los allegados a los ausentes. Está documentado el duelo ante la muerte, pero nada más

Los parientes de una persona desaparecida viven un duelo suspendido (Fernando Carranza).
Teresa Sánchez Vilches
Guadalajara /

El rezago que hay en el estudio y el abordaje alrededor de la desaparición de personas también se nota en el malo o nulo acompañamiento psicoterapéutico hacia los familiares de las víctimas de este delito.

De acuerdo con Francisco José Gutiérrez, jefe del Departamento de Psicología Básica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), en Jalisco no existen estudios de psicología o psicoterapia, específicos, con familiares de desaparecidos. Está documentado el duelo en general, ante la muerte, pero nada más. Esto propicia que los seres queridos de quienes desaparecen sufran trastornos psicológicos, emocionales y físicos, en su mayoría, sin una ayuda profesional adecuada.

Para el académico de la UdeG, esto se debe, en gran medida, a que esta problemática es reciente: “Nunca se había tenido tal magnitud de personas desaparecidas”.

“Tenemos bastante rezago, incluso, la Fiscalía de Personas Desaparecidas ha cambiado continuamente a su titular. Toda vez que no logran articular un programa, no solo para informar de la desaparición, mucho menos para el acompañamiento psicosocial. Tenemos una excelente Ley de Atención a Víctimas, pero muchas veces no hay los recursos humanos, financieros, técnicos y estructurales para poder brindar esa atención tan necesaria”, subrayó Gutiérrez.

En el caso de personas desaparecidas, sea hombre, mujer o niño, es importante el apoyo psicosocial a los allegados: “La persona que vive un proceso de pérdida, vive algo que se llama duelo. Son una serie de reacciones físicas o psicológicas que ocurren ante cualquier proceso de pérdida y tenemos diferentes tipos de duelo. En el caso de las personas desaparecidas, dentro del duelo puede venir una fase de shock, en la que se puede negar que el evento ocurrió, puede haber una expresión de sentimientos negativos, ira, rabia, enojo, culpa, confusión. Después, toda esa serie de sentimientos que son exteriorizados, pueden ser interiorizados y entonces vienen procesos depresivos y de ansiedad”.

Los familiares de un desaparecido viven un duelo suspendido, en el que el padre, la madre o los amigos no saben si la persona ha muerto o no y se prolonga el proceso de duelo porque no saben si hacer rituales, misas, despedidas o si, finalmente, el esfuerzo va encaminado a buscar la ayuda de los colectivos: “Hay personas que pueden durar años en proceso de duelo, como años han durado en su proceso de búsqueda. Entonces no solo sería aconsejable, sino que debería ser un requisito indispensable que las autoridades brinden a las personas que están pasando por una situación así”, insistió.

Si bien es cierto que representantes de los colectivos y del Sistema DIF Guadalajara dan apoyo a los afectados, es un hecho que no existe un programa específico sobre el tratamiento que debería de seguir el allegado de una persona ausente: “Incluso, algunos se niegan a hablar del evento, por lo riesgoso que puede ser, porque no saben si esa persona está extraviada, si es víctima de trata, si fue sustraída, en el caso de menores; si fue un rapto, un secuestro, una desaparición forzada, un homicidio o un feminicidio”.

El experto en salud mental aseguró que, por cada desaparición puede haber hasta seis o siete personas de su grupo social que se ven afectadas por un proceso de duelo.

La desaparición de un ser querido genera una de las experiencias más dolorosas por las que una persona puede pasar. La afección puede ser muy prolongada y pueden aparecer una serie de consecuencias negativas a partir de la pérdida: “Antes de hablar de esas experiencias negativas tendríamos que hablar de que el duelo psicológico se da y hay diferentes procesos de duelo, que va depender de cómo la persona se encuentre. Depende de la relación que tenía con el desaparecido. Por ejemplo, si es el padre de familia, bueno pues la cuestión financiera, la manutención de los hijos, en el caso de una mujer se desata más rabia, por la cuestión de vulnerabilidad, sobre todo si es menor de edad. Las circunstancias de la pérdida. Muchas veces la familia puede sentir culpa”, dijo.

“También va a depender si en esa desaparición ya le han notificado a las personas que ha muerto su familiar. Porque entonces ahí se tiene que buscar al más idóneo para hacer todo el papeleo, la identificación. Porque puede recrudecerse el duelo y se convierte en un duelo patológico. Va a depender mucho del hallazgo, si fue en una fosa clandestina, si encontraron el cuerpo mutilado, si lo encontraron completo van a ser variables que dependen del manejo del duelo y si fue una muerte provocada de forma violenta, un asesinato o en un secuestro, que también además del proceso de pérdida en cuestiones de estado de ánimo, aparecen cuestiones de venganza, ideas de venganza, impotencia, frustración, que acompañado a veces a la negligencia de las autoridades, se potencializa ese duelo”, relató el académico de la UdeG.

​SRN

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