El modelo de tecnología de geolocalización para medir las concentraciones atípicas de Nitrógeno en áreas específicas es una alternativa para revelar grandes cantidades de cuerpos enterrados, es decir, para detectar fosas clandestinas.
Jorge Ruiz Reyes, analista de datos de la organización no gubernamental Data Cívica, resaltó que, con más de 105,000 personas no localizadas desde 1964, las fosas clandestinas se convierten en factores importantes para comprender el fenómeno y actuar en consecuencia.
En foro virtual organizado por la Universidad Iberoamericana Puebla, el investigador destacó que, una fosa clandestina es aquel sitio en el que uno o más cuerpos o restos de personas fueron enterradas de forma anónima o ilegal, con la intención de ocultar o destruir evidencia de un delito.
Ante los casos de personas desparecidas, Data Cívica ha desarrollado un par de modelos metodológicos de vanguardia que pretenden auxiliar los procesos de búsqueda ante la inacción de las autoridades.
Alicia Franco Boscan, coordinadora de datos de Data Cívica, explicó que un proyecto de investigación se basa en el análisis del elemento Nitrógeno en el ambiente, ya que su presencia indica la posibilidad de presencia humana o de sus restos.
El Nitrógeno es uno de los componentes químicos de las proteínas, que desempeñan un papel importante en el organismo, al proporcionar materiales para la construcción y para el mantenimiento de todos los órganos y tejidos, y participar de la formación de hormonas, enzimas y anticuerpos.
Detalló que como parte de sus análisis, trabajan en Baja California, un estado que registró 52 fosas georreferenciadas entre 2009 y 2021. De acuerdo con el trabajo de Data Cívica, la concentración, ubicada en zonas urbanas del cinturón fronterizo, revela una distribución similar entre fosas: hay siete kilómetros de distancia entre cada hoyo.
Aunque no son fáciles de observar a primera vista, las fosas se encuentran en sitios a los que cualquier persona podría llegar en auto. “El acceso clandestino es uno en el que hay alta accesibilidad, pero poca visibilidad”, apuntó la investigadora.
“El modelo utilizó tecnología de geolocalización para medir las concentraciones atípicas de nitrógeno en áreas específicas, lo que podría revelar grandes cantidades de cuerpos enterrados. Como parte de las áreas de oportunidad, la organización busca contar con mejores fuentes de información y contribuir a la implementación de programas de búsqueda al alcance de las familias”, apuntó.
La otra línea de investigación se basa en el modelo denominado Random Forest que determinó que existían altas probabilidades de encontrar fosas en municipios como Matamoros, Nuevo Laredo, Culiacán y Lázaro Cárdenas.
“Entre sus conclusiones se destaca que los municipios que arroja el modelo son parecidos a los utilizados para entrenar al algoritmo, mismos que se encuentran predominantemente en la zona norte del país. Por otro lado, el equipo enfatizó que el ejercicio probabilístico no es suficiente para explicar la operatividad del delito”, detalló.
Actualmente, la Ibero Puebla se encuentra en proceso de constituir un laboratorio de arquitectura forense con la finalidad de incorporar metodologías científicas a la pedagogía en derechos humanos.
CHM