Puebla es un estado rico en cultura y diversidad lingüística; en cada una de sus siete regiones viven poblaciones indígenas que aún conservan sus lenguas maternas y sus variantes; se puede ubicar a la población náhuatl, totonacos, tepehuas, otomí, los mixtecos, así como los ngiwa y mazatecos.
Gloria Martínez Carrera, encargada de la Dirección de Academia de Lenguas Indígenas del Instituto Poblano de los Pueblos Indígenas, comenta en entrevista para MIILENIO Puebla que en el estado existen ocho oficinas regionales para atender a las poblaciones indígenas de 25 municipios, que ellos tienen marcados como prioritarios dentro de 75, con los cuales ya se establecieron convenios para trabajar.
“De agosto a diciembre las Oficinas Regionales, así como las direcciones de Diálogo y Concertación, Academia de Lenguas, Patrimonio cultural y la dirección de Desarrollo con Identidad realizaron diálogos comunitarios con líderes y autoridades en municipios, se atendieron 25 municipios y dentro de éstos hay hablantes del náhuatl, mazateco, mixteco, dentro de los 75 que se tienen.”
Dentro de la estrategia de acciones del IPPI destacan dos: capacitaciones para la inclusión y certificaciones de intérpretes.
Inclusión desde el lenguaje
El trabajo de inclusión se implementa para dar respuesta a problemáticas registradas: “la Comisión de Nacional Derechos Humanos hizo una observación sobre la violencia obstétrica en Cuetzalan, que no se atienden a los hablantes en su lengua, a partir de esto se generaron actividades en octubre, noviembre y diciembre, una de las actividades que hizo la dirección de Diálogo y Concertación fue: las capacitaciones”, declara Martínez Carrera.
Estas capacitaciones fueron dirigidas a 20 doctores de Cuetzalan, a quienes se les enseñaron palabras en lenguas originarias para dar confianza a los pacientes y calmarles en situaciones como los partos, a través de talleres en dos días.
A decir de Hugo Carrera Merino, analista de la Academia de Lenguas del Instituto Poblano de los Pueblos Indígenas, en el trabajo de campo descubrieron áreas de oportunidad:
“Vimos que en otras administraciones se dejó de lado la parte preventiva en salud, es decir, en el área de salud alternativa se dejó de atender a la población y lo que ahora se pretende es que cada una de las personas involucradas nos dé cuenta de qué se puede hacer”.
Daniel Coachiloa López, jefe del departamento de Traductores e Intérpretes del IPPI, señaló la importancia de incluso presentarse en la lengua del hablante. Por ello, trabajan en la realización de prontuarios, que son una pequeña compilación de frases usadas en las lenguas indígenas. Este material fue llevado a las oficinas regionales, tanto para hablantes como no hablantes.
“Los hablantes tienen otra visión de la vida en el mismo universo, finalmente por eso tenemos cosmogonías y filosofías propias de los pueblos indígenas. Y afortunadamente aún existen hablantes de las 7 lenguas reconocidas en Puebla”, expresa Daniel Coachiloa.
La traducción de textos es importante porque a través de ellos las comunidades conocen sobre temas de cultura o educación y equidad, esta labor es posible gracias a la colaboración de hablantes.
Entre los mensajes que tienen en diferentes formatos se abordan temas de: igualdad sustantiva, pirámide de dieta tradicional para la niñez indígena y afromexicana, información de los aportes nutricionales de bebidas tradicionales, folletos de aportes nutricionales de la dieta del maíz y cartel de tipos de violencia que sufren las mujeres.
Además, el instituto cuenta con material editado con temas sobre derechos indígenas en lenguas como el ngiwa, totonaco, tepehua, náhuatl (norte y sur), la lengua mixteca y la lengua mazateca.
Entre los grupos indígenas y sus lenguas existen algunos más desfavorecidos como la lengua tepehua, porque es la que menos hablantes registra.
De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el estado de Puebla se tiene una población hablante indígena de poco más de 642 mil habitantes. Las lenguas más importantes por el número de hablantes son: náhuatl (73 por ciento) y el totonaco (16.8 por ciento), las que representan 89.8 por ciento de la población hablante indígena en la entidad. Las restantes son: mazateco (2.9 por ciento), popoloca o ngiwa (2.6 por ciento), otomí (1.6 por ciento) y mixteco (1.3 por ciento); el tepehua está prácticamente extinto en la entidad.
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A la defensa de los derechos fundamentales
La población indígena en Puebla, en su mayoría ha sido objeto de marginación y discriminación, por lo que algunos hablantes han sido acusados de delitos y son víctimas de la violación de sus derechos fundamentales, debido a una gran barrera idiomática, por ello en el IPPI trabajan en la formación de traductores intérpretes.
“Esto debido a los casos de que muchas personas terminan en la cárcel, son enjuiciados sin saber la razón y muchas veces las situaciones se dan porque no entienden del todo el español, no lo comprenden, no lo hablan”, comenta Daniel Coachiloa.
Agrega que en diciembre el Instituto Poblano de los Pueblos Indígenas firmó un convenio con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali) para trabajar y abrir el centro de evaluación, el cual tiene como objetivo contactar a todos los hablantes interesados en certificarse en las competencias de salud y justicia.
Este trabajo es muy importante, ya que a decir del experto en el Padrón Nacional de Intérpretes y Traductores del Inali hay 143, pero están repartidos dentro de las siete lenguas del estado de Puebla y algunos ya se retiraron; por ello, la meta es rescatar a los que fueron certificados y ya no ejercen, así como encontrar a hablantes interesados en el proceso de certificación.
El tiempo de los procesos de evaluación dura un mes porque el IPPI capta a la gente interesada, luego ésta pasa por la alineación, que es el momento cuando les dan los conocimientos generales y de terminología en temas de justicia o salud, esto a través de cursos. Daniel Coachiloa señala que “la Ley General de Derechos Lingüísticos propugna que el estado debe de promover la profesionalización de traductores e intérpretes, y esta profesionalización implica que la persona que realiza esta labor reciba un pago”.
Pareciera una tarea fácil, pero frente al universo de necesidades es muy difícil porque se deben buscar hablantes por cada variante lingüística, por ejemplo del náhuatl, que es la lengua más hablada, se contabilizan nueve variantes en Puebla, es decir, nueve formas de hablarla. A decir de Coachiloa, “de esas nueve variantes hay tres que no tienen intérpretes, en el caso de totonaco hay cuatro variantes en nuestro estado pero solo una tiene intérpretes, y en el caso de lenguas como el popoloca o ngiwa, no tienen ninguno”.
Retos en pandemia
Los talleres y capacitaciones presenciales del IPPI con los hablantes y no hablantes se tuvieron que adaptar al formato virtual, los cursos se pasaron a sesiones de Facebook Live en las diferentes lenguas. El objetivo de estas acciones es sensibilizar a los no hablantes y hablantes.
“Es importante que nos acerquemos al público no hablante, precisamente para sensibilizarlo en el tema (...) Si no se conoce se pierde y finalmente tenemos fenómenos como de menosprecio o discriminación para la gente que lo habla”, explica Daniel.
A decir de Gloria Martínez, han trabajado en Tehuacán con la población ngiwa, en San Pablito Pahuatlán con hablantes ñähñus, en San Sebastián Tlacotepec con los hablantes náhuatl y en Zacatepec de Bravo, porque creen que es necesario trabajar directamente con las autoridades municipales, pues cada autoridad municipal tiene la obligación de atender a esta población y en sus planes de trabajo que presentaron cuando fueron electos las incluyeron.
El siguiente reto será trabajar con escuelas primarias y acercarse a los jóvenes, por ello contemplan talleres de la preservación de la lengua, con cursos en lenguas, “pues en las nuevas generaciones debe desaparecer la discriminación”.
Por último, indica que el perder una de las siete lenguas sería perder la sabiduría de los primeros pueblos, la riqueza de nuestras raíces, pues aunque aparentemente en un ambiente citadino no se tiene un contacto directo con estas comunidades, debemos tener muy claro que gente de la ciudad es descendiente de poblaciones indígenas que emigraron en su momento y esa es la raíz madre y por ello es importante sensibilizar y evitar que esas lenguas entren en desuso.
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