José Guerrero Salazar, poblano de corazón, es originario de Zacapala, pero ahora ciudadano trabajador de Richmond, Texas, en Estados Unidos, donde tiene su propia empresa de servicios de jardinería llamada “Guerreros”, la cual hasta antes de la pandemia cubría la demanda de 200 clientes.
Pepe, como le conocen sus amigos, cuenta en entrevista para MILENIO Puebla que se fue de México cuando tenía 15 años, y aunque le entristeció dejar a sus 5 hermanos y su madre, el sueño de tener una mejor vida le hizo partir con su tío hacia Estados Unidos, donde comenzó como trabajador en los campos cortando uva, cherry, y peras.
Luego pasó a empleos de limpieza y llegó a ser empleado de Walmart. En 1987, Pepe obtuvo la ciudadanía estadounidense, en el trabajo le iba muy bien y por las tardes disponía de mucho tiempo libre, por lo que decidió emprender un negocio de jardinería con su esposa e invirtió 20 mil dólares:
“Fue una iniciativa que surgió como un experimento. Yo dije: ‘si nos va bien, le damos y si no, lo dejamos’. Si no lo intentábamos, nunca lo íbamos a saber y nos fue bien”.
Ahora Pepe lleva 18 años al frente de su empresa y su calidad en el servicio le ha servido para ganarse la confianza de 200 clientes, entre los que se cuentan estadounidenses, asiáticos, indios y alguno que otro hispano, confiesa con orgullo.
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José y sus trabajadores se encargan de dar vida y color a los jardines, patios de casas, espacios verdes de vecindarios y fachadas de edificios públicos en más de una estación al año. Además, comenta que hay familias que invierten hasta 20 mil dólares en la remodelación de sus espacios verdes, aunque también hacen trabajos sencillos de 300 dólares.
Sus clientes piden quitar la hierba crecida y seca de sus patios y sembrar árboles o flores, ya sean petunias, ninfas, angelonias, geranios o simplemente arbustos. Sin embargo, el encanto del trabajo de Pepe es diseñar un espacio perfecto, combinando flores de temporada con distintas piedras de jardín, crea senderos, decora macetas o implementa nuevos adornos y hasta construye pequeños fogones.
Entre las anécdotas que cuenta este migrante poblano es que a veces las personas dejan crecer los árboles muy altos y a lo largo de los años producen mucha sombra, lo cual quita visibilidad a las casas y evita que el pasto o flores crezcan, por lo que ha tenido que recortar árboles y palmeras. Para esta labor ocupa varias herramientas, las cuales cambia cada año, pues argumenta que es mejor comprar nuevas que hacer reparaciones, porque éstas últimas son más costosas.
Entre su maquinaria, posee un tractor de 48 pulgadas con un costo de 8 mil dólares, y además usa una camioneta tipo Pick Up bastante grande para cargar sus herramientas y plantas.
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La empresa Guerreros es un sustento económico para la familia de Pepe, pero también para las familias de sus trabajadores; por ello, todos laboran con la mentalidad de que son un equipo: “Los trabajadores dependen de ti y tú de ellos”.
“Todos le entramos cuando es temporada alta, durante los meses de mayo a septiembre, incluso trabajamos en temperaturas de 115 grados Fahrenheit (lo que en México serían 46 grados Celsius). A veces nos da tiempo de sacar fotos del antes y después del trabajo en los jardines, pero luego estamos tan concentrados en terminar, que no nos damos cuenta hasta que terminamos, porque tenemos horario de entrada pero no de salida”, explica.
En los meses de poco trabajo, que van de octubre a diciembre, colocan adornos navideños tanto en jardines como en fachadas, por lo que llega a colocar hasta 15 mil focos en una sola vivienda. Pepe afirma que no puede darse el “lujo de parar de trabajar”, pues así lo ha hecho desde hace 36 años.
Cuando llegó la pandemia, Pepe se contagió de covid-19, pero su hijo y esposa se hicieron cargo del negocio y le ayudaron a recuperar su salud. La familia Guerrero creyó que sería un confinamiento pasajero, pero poco a poco vieron que la crisis se agudizó y afectó a varios negocios.
“Mucha gente perdió su trabajo y prefirió ahorrar su dinero y no emplearlo en sus casas, esto afectó mucho, porque nosotros ahorramos dinero, pero no lo suficiente para aguantar un golpe de un año y medio y todos los ahorros se acaban”.
Ahora, con la vacunación y la reactivación económica fue duro volver a comenzar, pues señala que sus clientes bajaron a la mitad, se quedó solo con 115, y a esos les da un servicio de calidad para conservarlos.
“Mucha gente no confía, el gobernador de Texas dio la opción de usar o no mascarilla, pero hay gente que no sale o contrata servicios por el temor al contagio, sin embargo confiamos en que todo va a mejorar”, concluyó.
mpl