La pandemia está generando un sentimiento de una enorme frustración en los seres humanos porque se cancelaron o modificaron planes en el último año y dos meses como bodas y fiestas y, en general, la convivencia diaria como ir comer con los amigos o la familia entre semana y los fines de semana.
Arturo Villanueva González, investigador de la Facultad de Educación de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), explicó que, ante el dominio del sentimiento de frustración, es necesario comenzar el desarrollo de la competencia de la tolerancia.
Ante la pandemia del covid-19, por miedo o por prudencia, los poblanos dejaron procesos estancados, lo cual, se tradujo en un sentimiento de enojo que, en algunos casos, llegó hasta la frustración y ahora, con el reinicio de diferentes actividades, comienzan los balances personales.
En el tiempo que se lleva viviendo con la presencia del covid-19, las personas han experimentado diferentes escenarios, que van desde la negación de la enfermedad, hasta coraje y enojo con los demás, muchas veces, sin una razón, añadió.
“Se presentó miedo al caminar en medio de esta incertidumbre sanitaria, hasta aceptar la situación y llegar a estos momentos actuales en donde ya contamos con una vacuna hecha en tiempo récord en la historia de la humanidad, pero todavía no es momento para bajar la guardia”, expresó.
En la mesa de diálogo “Promoción de las habilidades socioemocionales a partir de la pandemia”, organizada por la Upaep, Villanueva González enfatizó que a más de un año de vivir en pandemia, las personas ya adquirieron nuevos hábitos que son los que van a ayudar a vivir en la llamada nueva realidad.
Entre los puntos positivos de la pandemia, se encuentra que las personas tuvieron tiempo para reflexionar y pensar sobre la vida, sobre el futuro, sobre la fragilidad de la existencia y reconocieron la importancia de las personas que se aman.
“Maestros, padres de familia y jóvenes tienen que hacer un recuento de lo que han aprendido en este lapso de tiempo en confinamiento y distanciamiento social. Estos aprendizajes deben quedarse para siempre y nos deben modificar como personas, porque el mundo postpandemia, definitivamente ya no será el mismo al que teníamos antes de la pandemia”, resaltó.
Ante las dificultades, los seres humanos deben ser resilientes y empáticas con aquellas familias y personas que padecieron el confinamiento de una manera dolorosa, con carencias y dificultades para alimentarse y sobrevivir.
“Es importante hermanarnos con las demás personas porque no se puede ser indiferente con los demás. Si no somos más solidarios, más resilientes y empáticos con los demás, no habrá un futuro más saludable para todos”, añadió.
Por su parte, María Elena Huerta Rivero, catedrática de las Maestrías en Profesionalización Docente de la Upaep, explicó que en la pandemia no todo es negativo y llegaron diferentes regalos como el tiempo para para realizar una introspección y valorar a seres cercanos.
“Nos ha hecho más conscientes de la vida que llevamos y poder abrazar nuestra propia vulnerabilidad, abrazar nuestras emociones y tener la oportunidad para tener una mirada mucho más compasiva por los demás”, apuntó.
Por último, la investigadora destacó que, ante el regreso a lo presencial que se está dando en algunas instituciones educativas, de empresas, negocios y de centros de reuniones sociales, con la aplicación de los protocolos de salud que están señalando las autoridades de gobierno, se debe pensar en esa articulación, porque en este momento, las redes de apoyo social son esenciales para fortalecer todas las acciones que se vayan a emprender como sociedad.
AFM