Un refugiado es como un “apestado”. Vive en una situación temporal que se convierte en estigma permanente. Deja de tener nombre y apellido para ser un “refugiado”. Pierde su identidad. Después de los miles de kilómetros que los centroamericanos caminan para llegar a México en busca de ayuda, lo más complicado es recuperar la inserción social para que puedan ejercer sus derechos, como cualquier otra persona en cualquier parte del mundo. Hasta que esto no sucede son tratados como ciudadanos de segunda.
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En conferencia de prensa para hablar sobre la situación de los refugiados en México, María José Lazcano Vázquez Mellado, coordinadora de Vinculación del albergue para migrantes FM4 Paso Libre, explicó que desde hace dos años existe un área de inserción en esta organización, para las personas solicitantes de protección internacional que están en el país y en el estado. Ahí se hace lo necesario para que las viajantes se establezcan y puedan hacer ejercicio de sus derechos, que tengan trabajo formal, que accedan a salud y a vivienda digna.
“La asistencia humanitaria es un derecho reconocido, tenemos que hacer labores de investigación, de incidencia social y política, esto significa que actualmente en la organización está contemplada la asistencia humanitaria, incidencia social, reunirnos con autoridades, documentar lo que está sucediendo y sacamos un informe de investigación año con año”, relató.
“Por un lado tenemos la clínica jurídica, con colaboración de estudiantes de la Universidad de Guadalajara y otras casas que se han ido sumando y se han solidarizado ante esta realidad. Por ejemplo, a partir del incremento de las personas de nacionalidad venezolana, el área jurídica decide nombrar a unas personas específicas del área para atender a los venezolanos. Nos hemos dado a la tarea de modificar nuestro modelo conforme han ido surgiendo las necesidades”.
Por su parte, Luis Enrique González Araiza, coordinador de Atención Jurídica de FM4 Paso Libre, resaltó lo engorroso del trámite que tiene que hacer un migrante para regularizar su situación en México. Para ser un refugiado “oficial” hay que esperar entre 45 y 90 días hábiles, tres meses que pueden convertirse en seis, en un año o en dos.
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En Guadalajara, por ejemplo, hay asuntos rezagados desde 2017: “Esta temporalidad puede aumentar y lo vemos en la práctica, en el albergue hay personas que tardan hasta año y medio para ser reconocidas con el estatuto. Imagínense cuál la situación de precariedad que forzosamente tiene que vivir el migrante durante ese tiempo, que forzosamente tiene que pasar en Jalisco para recibir una respuesta. Cuando se prolongan es imposible que estos puedan tener trabajo”.
De acuerdo con datos de la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado, en este país el número de solicitudes de protección internacional han aumentado cada año. En 2016 en Jalisco hubo 100 y, muy probablemente, 2019 cierre con 500. Son pocas si se considera que la prospectiva dice que, en diciembre, en todo el país habrán sido 60 mil personas las que pidieron asilo en México.
En Baja California, Veracruz, Tabasco y Chiapas se concentra el mayor número de peticiones. Se prevé que irá de 5 mil a 12 mil en estos estados. En 2013 había mil 296, y 2018 cerró con 29 mil 647. La cantidad aumentó 26 veces.
María José aseguró que de 2016 a la fecha han sido alrededor de 300 migrantes en Guadalajara a los que la clínica jurídica ha acompañado.
Luego de los años de experiencia de apoyo a migrantes, a nombre de la asociación, la activista expuso las principales preocupaciones que hay por los refugiados en Jalisco. Resaltó la importancia de favorecer espacios para que las personas que llegan de otros países puedan acceder a la educación, así como la creación de mecanismos de certificación y validación de estudios. Impulsar programas bilingües que favorezcan su continuidad e integración gradual al sistema educativo. Promover la modificación del reglamento del registro civil sobre la simplificación de la postilla. Reconocer la validación de documentos migratorios como lo son las tarjetas de residencia temporal y permanente y la estancia por razones humanitarias, a fin de que la población migrante y refugiada pueda ejercer libremente sus derechos humanos. Insistió en la urgencia de fomentar la capacitación para el empleo, así como la contratación laboral en el sector privado.
González Araiza detalló que a la fecha hay 70. 8 millones de desplazados por motivos de violencia en el mundo, de esos 3.5 millones están solicitando ser reconocidos como refugiados, 25.9 millones ya fueron reconocidos con este estatuto y 41.3 millones son desplazados internos dentro de los países.
Dentro de los países que principalmente acogen refugiados, la primera nación que lo hace es Turquía, con 3.7 millones; seguido de Pakistán, con 1.4 millones, Uganda, con 1.2; Sudán del Sur con 1.1; y Alemania con 1.1 millones.
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En América es Estados Unidos el país que más personas acoge, con una cifra de 254 mil 300 personas; seguida de Perú, con 192 mil 500, de acuerdo con un informe que el Alto Comisionado de la Naciones Unidas señala como tendencias globales del desplazamiento forzado.
NUMERALIAMÉXICO
La cantidad de personas que han solicitado refugio ha crecido a lo largo de los años desde 2013, solicitaron refugio mil 296 personas, a lo que va del año de 2019 tenemos 18 mil 365 personas que han solicitado refugio, es decir, ha habido un incremento exponencial cada año que obedece a factores de expulsión y a factores contextuales y de precarización de las condiciones y de violencia en los países de origen.Los países de origen de las personas que llegan a México como refugiados, son Honduras, el país de donde más personas provienen pidiendo esta protección internacional, con 13 mil 23 personas; El Salvador, con 3 mil 681, Venezuela con 3 mil 48, después le sigue Cuba con mil 666 y Guatemala con mil 285.
Condenan naturalización de estereotipos de migrantes
La doctora en antropología social, Manuela Camus, cuestionó el que los mexicanos permitan que se infiltre en el imaginario social que un desplazado, un migrante, o un refugiado es un violador, un criminal o un terrorista.
“Estamos permitiendo la naturalización de estos estereotipos que son muy perversos y la producción de indiferencia ante estos hechos y ante la brutalidad institucional que está vinculando al migrante a la seguridad nacional. Estamos permitiendo también la manipulación discursiva de los derechos humanos como parte y justificación de represión, de opresión y de negación de oportunidades, todo eso entendiendo que es por su bien, por el bien de sus migrantes”.
Añadió que la gente sale de su país por una razón de insostenibilidad de la vida, son personas abrumadas por su realidad. No solo los que vienen a México, sino los migrantes en todo el mundo.
Para Manuela, los medios de comunicación tienen un papel muy importante para desmontar todos estos discursos de odio que existen: “El envenenamiento en redes sociales es fundamental. Yo creo que porque también hay esa permisión y ese anonimato que te facilita soltar todo ese veneno. Por un lado, me parece que los medios tienen ese veneno ahí, pero también hay que reconocer que Guadalajara y Jalisco son una sociedad en la que, yo diría, el comportamiento general es bastante amable y bastante positivo. Yo he visto de cerca cómo tratan a los migrantes y me conmueve”.
MC