El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) defendió el etiquetado frontal de los productos chatarra al considerarlo un mecanismo simple, prominente y de fácil interpretación para orientar el consumo y protegerlos de ambientes que propicien la obesidad y enfermedades relacionadas.
“Las regulaciones y políticas públicas que orientan el consumo de alimentos, como es el caso del etiquetado, ofrecen soluciones que permiten que cualquier persona, incluyendo a los más jóvenes, pueda tomar decisiones informadas sobre los productos que ingiere”, señaló Fernando Carrera, representante de Unicef en México.
En el contexto de la actual evaluación por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de los méritos del etiquetado frontal, a fin de determinar si la norma relacionada se alinea con los principios constitucionales, Unicef recordó que la evidencia muestra contundentemente el valor de este sistema para ayudar a identificar alimentos y bebidas ultraprocesados dañinos para la salud y orientar el consumo hacia productos saludables.
En ese sentido, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) instó a la SCJN a priorizar y defender el interés superior de la niñez ante la votación que se llevará a cabo este miércoles 9 de septiembre sobre los intentos de corporaciones para imponer la eliminación del etiquetado.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018-2019, todos los días, niñas, niños y adolescentes en México consumen alimentos no recomendables. El 80 por ciento ingieren bebidas endulzadas y más del 50 por ciento botanas dulces y postres, mientras que el 40 por ciento de las calorías que consumen a diario proviene de productos ultraprocesados preenvasados, pobres en nutrientes y con exceso de ingredientes dañinos para la salud como el azúcar, la sal, las grasas saturadas y las grasas trans.
Unicef advirtió que el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados preenvasados es una de las principales causas de los alarmantes altos niveles de mala nutrición en México, particularmente en lo referente a sobrepeso y obesidad: 12.7 millones de niñas, niños y adolescentes de entre 5 y 19 años están en situación de sobrepeso y obesidad, es decir el 41 por ciento del total de ese grupo de edad.
Asimismo, se estima que la mitad de los nacidos después de 2010 desarrollarán diabetes a lo largo de su vida, lo que generará costos que podrían resultar insostenibles para el sistema de salud del país, refiere un estudio reciente de Unicef.
Por ello, la organización afirma que el etiquetado frontal es una medida costo-efectiva que, en conjunto con otras, como la regulación de la publicidad orientada a niñas, niños y adolescentes, regulación del expendio de alimentos y bebidas no saludables en las escuelas y la promoción de hábitos saludables, contribuyen a reducir los índices de obesidad.
“El proceso de desarrollo del sistema de etiquetado frontal de alimentos en México utilizó la evidencia científica más actualizada y relevante. El sistema ha sido punta de lanza a nivel mundial, tanto así que países como Argentina, Colombia y Sudáfrica lo han replicado al elaborar sus propias normas de etiquetado”, puntualizó Carrera.
Añadió que esto debe ser tratado como un logro nacional motivo de orgullo y no verse sometido a revisiones carentes de fundamento alguno.
Otras investigaciones de la organización han confirmado que el etiquetado frontal es lo suficientemente claro para ser entendido desde edades tempranas, es comprensible para todos los grupos de población sin importar su nivel de escolaridad y orienta efectivamente los procesos de compra, al informar si los productos exceden la ingesta recomendable de algún ingrediente o contienen cafeína o edulcorantes.
ROA