El pensamiento crítico y el respeto de la persona hacia sí misma son factores fundamentales para erradicar los micromachismos que se repiten en la sociedad, la violencia de género y contra la normalización de prácticas sexistas.
En el punto anterior coincidieron, por separado, los investigadores Roberto Casales García, director de la Facultad de Filosofía de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), y Quetzalcóatl Hernández, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Iberoamericana Puebla, para quienes la violencia está presente en la sociedad; sin embargo, se puede detectar y reconocer que no forman parte de un escenario natural en la convivencia de los seres humanos.
Por un lado, Casales García resaltó que la violencia contra las mujeres y las conductas machistas están presentes en la sociedad y no son exclusivas de un sector económico o de un nivel educativo.
Resaltó que uno de los retos más importantes en los procesos educativos se relaciona con formar ciudadanos que cuestionen las prácticas sexistas, la generalización de la violencia y los micromachismos que se presentan en la sociedad.
“El machismo es un tema profundo y hay que atacar. Pienso en comunidades de Puebla donde si un hombre se entera que la mujer está en su periodo, la golpea. Decir esto es una barbaridad. La educación tiene que formar buenos ciudadanos. Platón se daba cuenta de esto: el fin de la educación es tener buenos ciudadanos. Educamos para tener gente buena. En ese sentido, la educación tiene que propiciar hábitos y ayudar a que las personas formen un carácter. El carácter se forma por hábitos y dentro de ellos, se eviten ciertas prácticas machistas, los llamados micromachismos, ciertas prácticas que tienden a normalidad la violencia de género”, comentó.
Explicó que desde el lenguaje se presentan prácticas conocidas como micromachismos, que se tienen que cuestionar para comenzar su erradicación.
“Tenemos que erradicar ciertas prácticas como decirle a un niño: ‘lloras como una niña’. ¿Qué es eso de decir: ‘lloras como una niña’? Primero tenemos que fomentar el que se eviten este tipo de prácticas. El problema es que tenemos estas prácticas normalizadas, intrínsecas. Estamos tan habituados al machismo que muchas veces no nos damos cuenta”, apuntó.
Para el director de la Facultad de Filosofía de la Upaep, la clave para contrarrestar los estereotipos de género y mejorar la convivencia entre las personas a partir de vidas libres de violencia se encuentra en la educación y en la formación de un pensamiento crítico.
Resaltó que la filósofa norteamericana. Martha Nussbaum, quien se centra, en particular en la filosofía antigua, la filosofía política, la filosofía del derecho y la ética, explica que en muchas sociedades se discuten problemas de un primer mundo cuando no se ha resuelto la falta de educación.
“Ella nos dice que estamos hablando de problemas del primer mundo y no atendemos a los problemas del resto del mundo como la falta de la educación. Nussbaum pone como ejemplo a una mujer dentro de un clima de violencia y el hecho de que aprenda a leer, genera un cambio radical. Sin duda, dar las mismas oportunidades genera un cambio enorme ante la violencia”, comentó.
Para el investigador, la formación de un pensamiento crítico genera que el ser humano se cuestione sobre sus acciones machistas y sobre las prácticas en las que se generaliza la violencia contra las mujeres.
“La educación tiene que generar el pensamiento crítico, una de las habilidades fundamentales, para los filósofos es todo. Tenemos que generar gente pensante, reflexiva, que no mida de forma superficial y no normalice las prácticas y se cuestione todo”, explicó.
Por su parte, Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica, señaló que, a partir de la educación, se pudo hacer visible el machismo y la violencia contra las mujeres.
“La violencia ha estado todo el tiempo; sin embargo, a partir de los escenarios de las escuelas, de las denuncias de las mujeres y de asumir una postura de que no es sano un ambiente de violencia y de que no forma parte de nuestra naturaleza, es que los problemas se han hecho visibles”, apuntó.
Explicó que el hombre se enfrenta a una búsqueda permanente de poder y siente que está obligado a demostrar un empoderamiento; sin embargo, cuando no logra sus objetivos se presenta un desenlace violento que afecta a toda la sociedad. Señaló que la violencia la vive el hombre en su interior y presenta una autoexigencia permanente bajo la influencia de una sociedad que lo lleva a demostrar que puede, de lo contrario, se presentan desenlaces violentos.
Para enfrentar la violencia, el académico resalta la importancia de que el hombre se reconozca así mismo para comenzar un cambio en la forma de relacionarse con los demás seres humanos.
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