Los vestigios de pequeños trozos de un muro muestran la importancia que tuvo la Presa del Purrón, una maravilla de la ingeniería que se encuentra entre los máximos logros de las construcciones prehispánicas y de varias civilizaciones del mundo, cuyos vestigios hoy son cuidados por los habitantes de San José Tilapa, quienes se han convertido en auténticos guardianes.
Este espacio, además de estar protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tiene el Cerro de las Escaleras o Cerro Blanco, por la forma de sus capas horizontales y también está flanqueado por el Cerro del Paraíso o Mequitongo.
Benito Olaya Rojas, integrante del comité de vigilancia en San José Tilapa, dijo que en esta presa se inició el sistema hidrológico más antiguo de Mesoamérica, lo que dio origen a la agricultura.
La Presa del Purrón mide cerca de 400 metros de largo, 105 metros de ancho y 24 metros de altura, y se calcula que pudo haber almacenado cerca de 2 millones 800 mil metros cúbicos de agua.
Por el tamaño de esta construcción, sugiere una compleja organización social y un estricto control de la fuerza de trabajo. Se estima que para la primera fase bastó el trabajo de 10 personas durante 100 días y para las fases cuatro y cinco se intervinieron cerca de 4 mil 634 personas, lo que tomó cerca de 240 días de trabajo.
Por lo anterior, Benito Olaya destacó la importancia por conservar este espacio, “porque se puede comprender el origen de la agricultura”, así como los sistemas de irrigación en Mesoamérica, pues su construcción comenzó en el año 750 Antes de Cristo y concluyó hasta 1100 después de Cristo, es decir, estuvo 500 años en servicio.
En entrevista con MILENIO Puebla, Olaya comentó que esta importante obra es la más grande en su tipo hasta estos días, la cual fue construida por los popolocas para almacenar el agua que destinaban para el riego de sus cultivos, lo que comprueba que aquí se inició la agricultura, la domesticación del maíz. La Presa del Purrón es un complejo hidráulico, porque no solo se construyó la estructura para almacenar el agua de lluvia, sino que fue dotada de canales de abasto como el Santa María, tiene terrazas.
Olaya explicó que quienes hicieron esta obra fueron grandes ingenieros mesoamericanos que condujeron el sistema, pues no solo pensaron en el riego de varios miles de hectáreas de esta zona, sino que también la proyectaron para contar con agua para uso doméstico, entre otras actividades.
Comentó que los primeros habitantes de esta zona vivían de recolectar los frutos del desierto como las tunas, pitahayas, entre otros, mientras que también se practicaba la cacería. Explicó que la Presa del Purrón es el origen de la cultura que “comenzó a dar de comer, a manejar el agua para riego, porque la estructura de la que aun hay vestigios, muestra la capacidad humana para regar miles de hectáreas del valle de Tehuacán y parte del estado de Oaxaca”.
Sustracción de piedra de esta presa
Al estar abandonada esta milenaria construcción, habitantes de la comunidad de San Rafael llegaron a la Presa del Purrón y sustrajeron piedras de las paredes para hacer los cimientos de una escuela primaria; no obstante, la población ahora valora esta presa: “Se llevaron un pedacito de historia por desconocimiento de la gente, pues no sabía la trascendencia de esta construcción que es un ejemplo internacional”, dijo.
Olaya Rojas comentó que aun cuando esta construcción ya se encontraba vigilada, algunas personas continuaron con el saqueo de piedras del Purrón, lo cual fue impedido “porque ya nos llenamos de espiritualidad positiva, de reconocer a nuestros antepasados, lo grande que fueron para hacer esta obra tan grande”.
Por último, comentó que debido a los alcances de la presa en la junta auxiliar de San José Tilapa, perteneciente al municipio de Coxcatlan, se considera el centro de origen y diversificación permanente de la agricultura mexicana, de la cual hay investigadores que afirman que esta milenaria presa es más importante que las pirámides de Teotihuacán y Chichén Itzá.
AFM