Seda, karate y China Poblana, herencia de Asia a la entidad

La historia de Puebla no se puede entender sin la herencia de Asia en más de cuatro siglos.

Entre los muebles novohispanos destacaron los biombos, que imitaban la técnica del laquedo y decoración chinos. (Andrés Lobato)
Jarrones chinos exhibidos en una exposición en el MIB en 2016. (Andrés Lobato)
Vestido de China Poblana. (Melanie Torres)
Casa donde vivió la llamada China Poblana. (Melanie Torres)
Vista de la Franquicia China, Miniso en el centro de Puebla. (Melanie Torres)
Vista de la Franquicia China, Miniso en el centro de Puebla. (Melanie Torres)
Empresas de capitales mixtos de Europa y Asia, participan en la industria automotriz. (Andrés Lobato)
Empresas de capitales mixtos de Europa y Asia, participan en la industria automotriz. (Andrés Lobato)
Empleados de la empresa oriental Fujikura laboran en la elaboración de cables interiores para automóviles. (Agencia Enfoque)
Talavera, una artesanía con influencia oriental. (Melanie Torres)
Estudiantes de taekwondo. (Agencia Enfoque)
Público poblano e internacional en el campeonato mundial de TKD. (Andrés Lobato)
Taekwondoines chinos durante el mundial de TKD. (Andrés Lobato)
Réplica de la Nao de China, exhibida durante una exposición en el MIB en 2016. (Andrés Lobato)
Jaime Zambrano
Puebla /

Puebla no se puede entender sin la herencia de Asia en más de cuatro siglos, historia en la que aparecen la seda, la chaquira, algodones, lacas, porcelana, frutos como el mango, la llamada China Poblana, cuyo nombre era Catharina de San Juan o Catalina de San Juan, quien en realidad provenía de lo que hoy se conoce como la India; las sillas de la Catedral, así como investigadores, académicos y grandes maestros del karate y el kendo.

La influencia de Asia a Puebla comenzó a presentarse poco tiempo después de la fundación de la ciudad en 1532, a través de la ruta transpacífica conocida como Galeón de Manila o Nao de China, que enlazó a Manila con Acapulco desde 1565.

La seda, telas y diferentes productos llegaban a Puebla en tiempos de la Nueva España antes que la Ciudad de México. Puebla y Acapulco estaban ligados y conectados comercialmente.

La investigación “Asia llega a América. Migración e influencia cultural asiática en Nueva España (1565-1815)”, de Rubén Carrillo, de la Universidad Abierta de Cataluña, revela que la mayor parte de los asiáticos se establecieron a lo largo de la costa del Pacífico, en los pueblos localizados en la ruta hacia el interior desde Acapulco y en las ciudades de México y Puebla de los Ángeles.

Déborah Oropeza Keresey, investigadora del Colegio de México, en “La esclavitud asiática en el virreinato de la Nueva España, 1565-1673”, explica que, sin importar su lugar de nacimiento, en ciudades como Puebla, a todos los originarios de Asia se les conocía como chinos: los filipinos, japoneses, chinos, malayos, camboyanos, papuanos e indostanos.

Los españoles realizaban expediciones hacia diferentes ciudades de Asia, desde las cuales se trasladaban esclavos hacia la Nueva España. En Puebla, los esclavos de origen asiático fueron obligados a realizar trabajos domésticos en grandes casas o laboraron en obras. Otros chinos que llegaron por voluntad propia fueron comerciantes, muleteros, zapateros, barberos y plateros.


Talavera poblana, con influencia china

La porcelana de origen asiático influyó la producción de cerámica en el virreinato y, en particular, en la talavera poblana. La investigadora de la Universidad de Granada, Ana Ruiz Gutiérrez, destaca en su análisis “Influencias artísticas en las artes decorativas novohispanas”, los talleres de talavera comenzaron imitando los tipos chinos como constatan “los fondos azules y blancos y (...) los motivos decorativos chinescos”.

Señala que parte de esta influencia china llegó de manera indirecta a través de Europa, donde ya existían talleres que imitaban productos asiáticos en Portugal, Países Bajos y España.

En Puebla, primera boda de un japonés en América

En 1620, se realiza el primer matrimonio de un hombre de origen japonés en América, en específico, en Puebla. Gregorio Mattheo, miembro de la embajada japonesa, “indio xapón, natural del pueblo de Amesenda”, hoy Sendai, en Japón, contrajo matrimonio con una mestiza de Puebla.

Rubén Carrillo detectó el matrimonio japonés en el Archivo General de la Nación de México, Genealogía, Rollo 1528, Archivo del Sagrario Metropolitano de Puebla, Libro de Matrimonios.


La compleja historia de la China Poblana

La historia de la “China Poblana” es compleja y, en realidad, no era de China ni ocupó el traje con los colores de la bandera mexicana. Catharina de San Juan era originaria de lo que hoy se conoce como la India.

Eduardo Merlo Juárez, historiador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), explicó que Catharina de San Juan, siendo niña, fue secuestrada por portugueses para luego venderla a principios del siglo XVII.

“No se conocen a los padres de Catharina de San Juan, pero aprendió la doctrina católica con los jesuitas en el puerto de Cochín en el Mar Arábigo. Después de que aprende la doctrina, es llevada al puerto chino de Macao, luego a Filipinas donde estaba el gran mercado de esclavos de la costa asiática”.

En la Nueva España, el virrey Diego Carrillo de Mendoza le encarga a Miguel de Sosa, capitán del Galeón de Manila, que le traiga una esclava para que sea la dama de compañía de la virreina.

“Miguel de Sosa elige a Catharina de San Juan y la compra en el mercado de esclavos de Filipinas. Ella vive en peligro. Se vuelve una pobre mujer desquiciada que se refugia en la religión que los jesuitas”.

En el viaje hacia México, Miguel de Sosa le toma aprecio a la joven y decide ya no entregarla al virrey y opta porque su esposa la tenga como criada. 

 “Aquí aparece un mito: cuando están atracando en Acapulco, Miguel de Sosa piensa que se la van a quitar. No hay referencias, pero se dice que la viste de hombre y la pasa como esclavo. Cuando le preguntan por la niña que encargó el virrey, De Sosa dijo que no encontró ninguna; él la va a tener en su casa, la que está en el Barrio del Alto”.

A la muerte de Miguel de Sosa, Catharina de San Juan quedó liberada para ofrecer sus servicios como criada y luego llegó a vivir a la casa que está en la 4 Norte y la Avenida Juan de Palafox y Mendoza.

Merlo Juárez destacó que Catharina de San Juan quería ser monja; sin embargo, su origen de esclava le impedía ingresar al convento ante lo cual se vestía como beata, de color negro y le arrastraba el vestido.

“Murió en la víspera de la fiesta de los Reyes Magos. Se dijo que los Reyes Magos se la llevaron de tan santa que era. Los relatos nos dicen que nunca en Puebla hubo un funeral tan concurrido ni tan ostentoso como el de Catharina. Cuando murió, le arrancaron el vestido para tenerla como reliquia”, comentó.

El historiador destacó que Catharina fue promovida para ser santa, pero como causó tanto alboroto en el funeral y se habían repartido estampas, intervino la Inquisición y luego quedó en el mito.

Explicó que Catharina de San Juan no tiene nada que ver con el traje de china poblana que se conoce en la actualidad y fue en el cuarto centenario del descubrimiento de América cuando España organiza diferentes actividades, entre ellas, una Feria Internacional, donde se solicitó la presencia de vestimentas típicas de México.

“Porfirio Díaz recibe la invitación y pide consejo a Pedro Rincón Gallardo, charro de Jalisco. Rincón Gallardo propone que el traje típico de México sea el de charro y el de las mujeres, el de Puebla. Fue arbitrario, pero se quedó el de la china de Puebla. Catharina de San Juan no se vistió de lentejuela, eran las muchachas jóvenes no solo de Puebla, sino de buena parte del centro del país, a quienes se les decía ‘chinas’ porque lucen maravillosas”.

A 50 años de la llegada de las artes marciales

En 2021, el kendo, el arte marcial japonés moderno formativo que destaca por el uso y manejo del sable de o shinai, cumplirá 50 años de practicarse en Puebla y en el país, en particular en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP).

Francisco Manuel Ávila García, quien impulsó la práctica del kendo, iaido, jodo, naginatado y kyudo, en Puebla y en México, encabezó hace medio siglo al grupo de poblanos que viajó al oriente con el objetivo de traer las enseñanzas en materia de artes marciales a la entidad para establecerlos como una filosofía de vida.

Ávila García fue el responsable de invitar al docente insignia del karate universitario, Koishi Choda Watanabe; y de establecer la escuela de kendo en la UAP. Por ello, en 1972 se sentaron las bases del Karate Universitario.

Choda Watanabe llegó a la UAP a petición del entonces rector, Sergio Flores, quien dio respuesta a la demanda de los estudiantes que pedían que se practicaran las artes marciales.

En agosto de 1972, en el gimnasio del Edificio Carolino, Choda Watanabe comenzó a impartir el karate. Llegó a ser tan alta la demanda de los alumnos por practicar esta arte marcial, que la duela del gimnasio se destruyó. Choda Watanabe consolidó un grupo de élite que logró resultados nacionales e internaciones.

Desde Puebla, se logró la conformación de la Organización Nacional Estudiantil de Karate (Oneca) y la Federación Mexicana de Karate; además, la UAP fue sede de campeonatos centroamericanos, de panamericanos y de mundiales de karate.

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