Regresar a Venezuela no es una opción para la familia de Sinaí, una mujer de 29 años que salió de su país junto con su esposo, su suegro y sus tres hijos, de 7, 10 y 13 años, en busca del sueño americano en Estados Unidos
Su motivación para ir al país del norte es “tener una mejor calidad de vida para nuestros hijos, y que ellos cambien su vida, que puedan estudiar y nosotros trabajar, pero no pudimos cumplirlo”.
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¿Cómo fue el viaje de Sinaí y su familia desde Venezuela?
En 2023, la familia venezolana salió de su tierra por las condiciones precarias en las que vivía, recorrió Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala hasta llegar a México el pasado 2 de enero.
“Tenemos un año viajando, hemos ido a pausas, nos ha tocado caminar, por ejemplo en Nicaragua nos tocó caminar todo ese país nos dieron aventones, nos tocó quedarnos en la calle, nos tocó ponernos a vender paletas para seguir avanzando limpiando vidrios”, contó Sinaí.
Tras la larga travesía para llegar a su cita y solicitar asilo en la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés), que tenía este mes, el sueño se esfumó.
Con el inicio del mandato de Donald Trump en Estados Unidos y su política migratoria que implica deportaciones masivas, se quedó a un paso. “La cita del CPB ONE a mí me tocó esperar tres meses para que me saliera, cuando es la toma del presidente Trump, yo me meto a la página y me manda un correo que la cita fue cancelada y en la página sale que no puedo continuar, me sale que la página fue cancelada, las citas fueron canceladas”, relató.
Sinaí es una de las más de 936 mil personas que utilizaron la plataforma para programar una cita en los puertos de entrada a Estados Unidos. Ahora su futuro es incierto, y no sabe qué será de ella y sus seres queridos en un país ajeno.
¿Cómo apoya a las personas la Casa del Migrante en Tlaquepaque?
Desde el 8 de enero viven en el albergue Casa del Migrante Scalabrini, en San Pedro Tlaquepaque, donde sus hijos pueden comer tres veces al día, descansar en una cama, tomar un baño y orar en la capilla… pero esa tranquilidad se termina el 8 de febrero, pues la estadía es solamente por un mes, y deben buscar un nuevo espacio mientras mantienen la esperanza de que cambie la política migratoria de Trump e intentar cruzar la frontera.
“Pensamos quedarnos aquí unos cinco meses, esperar a ver qué va a pasar, qué va a suceder luego de la toma de protesta de Trump; algún día lo vamos a lograr, porque yo no creo que Dios nos hizo llegar hasta aquí para dejarnos varados, nosotros no somos los únicos, sabemos que somos muchos, pero Dios sabe por qué hace las cosas y hay que resistir y aguantarse un poquito”, expresó.
Desde su ingreso en el albergue, su esposo y su suegro tienen un trabajo formal de lunes a viernes en una recicladora, el cual consiguieron con apoyo de la Casa del Migrante. Mientras ellos cumplen su jornada, Sinaí se queda al cuidado de sus tres hijos, que aprenden y juegan en este espacio. Así han podido ahorrar, y con eso esperan encontrar un cuarto en renta mientras aguardan por el sueño americano, aunque sabe que no será fácil.
“No hemos conseguido nada, estamos desde cero, nos preocupa porque mi esposo llega en las noches, yo me pongo hablar con él, es muy preocupante porque tendremos que conseguir primero un lugar dónde vivir, después las cosas de la casa, no es tan fácil”, dijo consternada.
Sinaí agradece a sus hermanos mayores que se quedaron en Venezuela, su familia es quien le ha dado el aliento para seguir. Extraña a su gente, pero tiene presente las palabras de sus hermana “Las cosas pasan por algo y mira si tú estás ahí si Dios te permitió llegar hasta ese lugar es por algo”, recordó esperanzada.
SRN