De Nueva York y en cenizas, poblanos regresan a su tierra tras morir por covid-19

Hasta principios del mes de julio, la Secretaría de Relaciones Exteriores reportó el deceso de mil 500 mexicanos en Estados Unidos; 60% murió en Nueva York, la ciudad con mayor densidad de poblanos en el exterior.

Ceremonia de repatriación de cenizas de migrantes poblanos fallecidos por covid-19 en EU. (Avelina Martínez)
Vanessa Job y Melissa Del Pozo
Puebla, Mx. y Nueva York, EU. /

Después de trabajar 18 años en Estados Unidos, Lorenzo Mejía volvió a la casa de su hermana Margarita, en San Pedro Cholula, Puebla. No hubo abrazos ni una comida para festejar el reencuentro tras tanto tiempo sin verse. Fue una llegada triste porque Lorenzo no volvió en vida. Sus cenizas llegaron envueltas con una tela negra y una cinta que dice "ya estás en casa migrante poblano, descansa en paz sobre la tierra que te vio nacer" y volaron a México a bordo del avión 737 de la fuerza aérea mexicana que trajo a los primeros 244 connacionales fallecidos en Nueva York por la pandemia de covid-19.


La hermana de Lorenzo Mejía recibió las cenizas del migrante. (Especial)

Cuando migró Lorenzo era un joven poblano con la ilusión de conseguir en Estados Unidos todos los sueños que no había en su pueblo. Margarita “la carnala” de Lorenzo cuenta que recibió “los pedacitos” de su hermano por una promesa que le hizo en febrero pasado, la última vez que hablaron por teléfono cuando ya presentaba síntomas de cáncer, enfermedad que lo ponía más en riesgo en la pandemia del nuevo coronavirus

“Yo le decía que vivo o muerto te tengo que traer y él me dijo: no carnala, ya déjame acá, vas a ver que cuando me muera ni vas a saber”.

Lorenzo Mejía murió el 15 de febrero en un hospital de Nueva York, a más de cuatro mil kilómetros de la comunidad donde creció con sus dos hermanos y su hermana mayor, la única que se quedó en Puebla al cuidado de sus padres, quienes vivían del campo, de algunas reses y chivos.

Su hermano Eladio pasó más de dos meses haciendo gestiones en el consulado mexicano para que su hermano volviera a casa. “Es muy importante que él llegué con mis demás hermanos, quizás no el cuerpo como tenía que haberse mandado pero aunque sean sus cenizas”, cuenta desde su casa en Bronx, una de las zonas donde más mexicanos fallecieron a causa del coronavirus junto con Queens, Brooklyn y Staten Island, según el cónsul de México en Nueva York, Jorge Islas.

Eladio Mejía muestra el acta de defunción de su hermano Lorenzo. (Juan Carlos Bautista)

Hasta principios del mes de julio, la Secretaría de Relaciones Exteriores reportó el deceso de mil 500 mexicanos en Estados Unidos, el 60 por ciento murió en Nueva York, la ciudad con mayor densidad de poblanos en el exterior y epicentro de la pandemia.


El cónsul Islas señala que la pandemia en ese estado afectó a los mexicanos porque fueron quienes estuvieron en la primera línea de batalla al seguir atendiendo los trabajos esenciales en restaurantes, la industria de la hospitalidad y construcción.

Mexicanos se forman a las afueras del consulado en NY para entregar las cenizas de sus familiares. (Vanessa Job)

Trabajando en un restaurante Daniel se contagió 

Así, trabajando en un restaurante de comida rápida fue que Daniel Maní se contagió. Él es uno de los mexicanos sobrevivientes de covid-19 pero su hermano Julio de 33 años falleció. El 13 de mayo pasado lo encontraron muerto en el departamento que compartían en Brooklyn.

Juntos pasaron 18 años en ese país trabajando en restaurantes para apoyar a sus padres campesinos que viven a en el barrio San Juan Calvario en el municipio de San Pedro Cholula.

Desde hace cuatro meses esperaba el cuerpo de Julio que migró a Nueva York junto con sus hermanos cuando tenía 16. Su padre José Daniel y su madre Jacinta cosechan calabazas y lechugas, lo que ganaban con la venta al mayoreo no alcanzaba para mantener a sus cuatro hijos.

Daniel Maní sostiene la foto de su hermano Julio, fallecido en NY. (Juan Carlos Bautista)

Julio padecía de diabetes y algunos problemas cardiovasculares, que sin embargo controlaba con medicamentos.

Cuando comenzó la pandemia, Julio no pudo dejar de trabajar, el restaurante en el que se empleaba le pedía seguir laborando ya que ofrecía servicios para llevar.

Don José y Jacinta tenían la ilusión de ver el cuerpo de su hijo por última vez. “Nosotros queríamos que viniera el cuerpo, luchamos para que viniera, pero dos meses allá, pues no aguanto y traerán las cenizas”.

A pesar de que no nos veíamos, siempre es duro perder un hijo” dice José, quien espera poner la caja con las cenizas de su hijo en el panteón de la comunidad, uno de donde se acumulan los restos y los sueños de cientos de poblanos que fueron a Estados Unidos a buscar un mejor futuro.

jlmr

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