Emilio Álvarez Icaza: “Me han atropellado, plagiado y hasta tratado de ligar... los gays”

Entrevista

El senador independiente disfruta tanto de un buen momento con la familia y con los amigos como de una película, un viaje o un chiste... los tacos El Vilsito o Manolo, en la Narvarte, los califica de “sublimes”.

¿Qué está leyendo? «‘Cómo mueren las democracias’, de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt». (Especial)
Ciudad de México /

El primer día difícil que Emilio Álvarez Icaza (Ciudad de México, 1965) recuerda fue cuando tenía cinco años: lo atropellaron; otro momento complejo fue cuando lo asaltaron junto a su novia de entonces: “Casi nos matan, nos trajeron paseando”, y otro más —ya en el servicio público, como ombudsman capitalino—, durante las investigaciones del New’s Divine: “Hasta de muerte amenazaron a algunos colaboradores míos”.

En el Senado ha sido crítico de algunas propuestas de la cuarta transformación, como la guardia nacional, de la que señala que es una ley de seguridad interior 2.0 con retrocesos en cuanto a los derechos y las libertades que se debe privilegiar en el país.

El también ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presume que tiene “pegue”, hasta con la comunidad LGBTI: “En un desfile, al concluir, el maestro de ceremonias me dijo ‘ya me dijeron que usted es heterosexual, qué lástima, porque si no yo me anotaba’”.

Quien además aspiró a una candidatura independiente para la Presidencia tiene reglas básicas para cuando se aventura a comer en algún lugar que no conoce: si tiene gente, que quien cocina no reciba dinero, que no haya basura y que los baños estén limpios, incluso recomienda dos taquerías a las que califica de “sublimes”.

¿Es cierto que todos llevamos un priista por dentro?

Yo creo que sí, crecimos en ese entorno, pero cuando se da cuenta uno de eso, uno lucha contra eso, pero prefiero mi libertad.

¿Cuáles características priistas ha tenido?

Como aprender a ejercer el poder. De cuando entré de servidor público a la actualidad he cambiado mucho mi práctica, de repente te ves envuelto en estos códigos de la formalidad y corbatas.

Si pudiera ir a un bar con Ricardo Anaya o Andrés Manuel López Obrador, ¿a quién elige?

Con los dos, bajo la premisa de “estamos chupando tranquilos”

¿Qué conductas machistas se arrepiente de haber cometido?

En la secundaria aprendí con mucha intensidad la cultura del albur, y uno empieza a reproducir eso. Tuvieron que pasar muchos años y procesos educativos con mujeres, feministas, gays y lesbianas, quienes me hicieron ver que comentarios, albures o referencias son machistas, y de repente había chistes que ya no me daban risa.

¿Algún mensaje a los hombres que ven a las mujeres cómo objeto sexual y que hacen comentarios misóginos?

No se dan cuenta que lastiman. Convivir con mujeres me ha dejado claro que “no es no”, te pueden gustar las mujeres, pero eso no quiere decir que están a tu disposición. A esos hombres hay que decirles que no le tengan miedo a la mujer, que ellas avancen no significa que los varones disminuyan, significa construir una relación más pareja.

Si su ego fuera la habitación de una casa, ¿cuál sería?

Podrían ser varias: la recámara, por ser el espacio íntimo; el comedor, es el espacio de estar y crecer; la bodega, por lo oscuro, o porque no la usas mucho.

¿Cómo se mantiene con los pies en la tierra?

Procuro llevar una vida con sencillez, me gusta moverme en transporte público, como el Metrobús.

¿Qué taquerías recomienda?

Hay dos, una en la colonia Narvarte que se llama El Vilsito, es una maravilla. La otra es Manolo, me parecen sublimes.

¿Tiene algún postre favorito?

Me encanta la tarta de higos, el chocolate y el mousse de mamey.

Si fuera una droga, ¿cuál sería?

La mariguana, viva la paz y la buena onda.

¿La ha consumido?

No, no fumo.

¿Usted cree en la acupuntura?

Sí, esencialmente me trato con homeopatía. No soy radical de la medicina alternativa, pero no hay que negarse a otro tipo de conocimiento milenario.

¿Cómo entiende a la muerte?

La veo en distintas dimensiones, es el fin de la vida física, pero hay otros tipos de muerte. Hay gente muerta en vida, el dolor o la decepción es tan grande que dejaron de ser lo que eran. Es también dejar de creer, luchar o pensar. Yo sí creo que hay algo después, que vamos a otro lugar.

¿Qué lo hace feliz?

Un buen momento con la familia y los amigos. Una buena película, un viaje, un chiste, una comida o caminada. No soy exigente, me gusta recordar los momentos.

  • José Luis Medina
  • jose.medina@milenio.com
  • Editor web de política. Egresado de la carrera de Comunicación y Periodismo en FES Aragón y estudiante de Derecho y Criminología en el IRC.

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