No me gusta la faramalla, pero me sale lo travieso: Faustino de la Cruz

ENTREVISTA LADO B

Considerado uno de los principales luchadores sociales de izquierda en el Estado de México, odia el protocolo. Integrante de la etnia nahua, es una de las piezas fundamentales de la bancada de Morena.

Está contra todo lo que complique la existencia a los demás. (Claudia Aguilar.)
Claudia Hidalgo
Toluca /

El diputado de Morena, Faustino de la Cruz Martínez, es considerado uno de los principales luchadores sociales de izquierda en el Estado de México, y también uno de los políticos más accesibles y sencillos, quien de entrada odia el protocolo y todo lo que complique la existencia a los demás.

Fiel a su profesión de origen: profesor, su principal lucha es por la educación y la justicia. En el Congreso local es una de las piezas fundamentales de la bancada de Morena, es quien sabe atacar con la mayor claridad y decencia, quien se auto impone objetivos y no descansa hasta alcanzarlos, como el que el Estado recupere el control de las concesiones carreteras que hay en la entidad.

Su vida fuera de la Legislatura local no es muy diferente, tampoco los ideales que tenía desde niño, integrante de la etnia nahua y como estudiante-obrero, de lo cual habla a MILENIO, Estado de México, desde la escalinata del Centro Ceremonial Otomí, a pleno rayo del sol.


¿Qué hace fuera de la Legislatura?

Mis pasatiempos, hoy que mis hijos están más mayores, es compartir con ellos, irlos a ver a Pachuca, ahí tengo dos y cuando tengo espacio corro a verlos para comer con ellos, compartir sus inquietudes. Lo otro es la jardinería, quizá porque quiero traer lo del campo, mi origen es campesino, soy de la Huasteca hidalguense, mi municipio es Huautla, que colinda con Chicontepec, Veracruz y entonces me gusta todo lo natural.

Yo soy nahua, aquí es otomí, pero a fin de cuenta son los grupos étnicos originarios de nuestro país que le han dado sustento a la vida.

¿A qué edad llegó al Edomex?

A los 20 años. Me vine por una oportunidad de desarrollo. En Hidalgo no había oportunidades para trabajar y entones emigre a la ciudad para trabajar como obrero, en Vallejo, en la Ciudad de México. Viví en San Juan Ixhuatepec y la presa Lázaro Cárdenas y en tanto volvía a entrar a estudiar trabaje un año de obrero, en el 87 y parte del 88. En agosto del 88 ingrese a la Normal Superior de México y ahí fue que estudie como Maestro, pero combine actividad obrera con la estudiantil; en ese tiempo no había las oportunidades de apoyo que hoy existen. Si tenías hambre de superarte buscabas la forma.

¿Sus momentos más difíciles?

Muchos. Yo me hice amigo de las obreras y a la hora de compartir la comida, a las 4:00 en el turno de la tarde, me arrimaba con ellas y me invitaban, me felicitaban, ya me decían Maestro, ya estaba en segundo semestre, me decían ´Profe échele ganas´. Salía a las 4:30 de Ecatepec al Rosario y llevaba mi lunch, pero no me alcanzaba, regresaba hasta las 11:30 de la noche.

¿A qué hora estudiaba?

Sí, tengo esa facilidad y en los recesos, en el camino de la escuela a la fábrica repasaba. Ahí, luego de ser obrero tuve la oportunidad de ser empleado de confianza y tenía oportunidad de estudiar porque mi trabajo era de control de calidad, almacenaje, todo eso.

Para hacer mis estudios trabaje en dos empresas, en Alimentos Balanceados la Hacienda, donde se hacían alimentos para los animales y me sentía como parte de la empresa, además siempre valoré las oportunidades que tenía para estudiar.

¿Cómo es ser maestro?

Me toco poblar zonas de cultivo en Ecatepec, el crecimiento que se dio porque la gente emigró a la ciudades para buscar oportunidades de desarrollo, llegar a las fábricas y por ende comprar tierras en zonas ejidales y yo fui parte de, también compré un lote en una zona ejidal en San Cristóbal y no tiene servicios, no había agua ni drenaje, empieza uno de cero y el legajo que uno trae de trabajo comunitario facilita la integración de los ciudadanos y en consecuencia el maestro es parte fundamental de ello. Creo que traigo esa herencia de que en los pueblos el sacerdote, el médico y el maestro son los que mueven todo. Llego a la comunidad que se integra y de facto me empiezan a involucrar, igual, las gestiones de luz, de agua y gestionamos una escuela ante el gobierno y no se dio, siempre dijo que no había recursos ni factibilidad y optamos por abrir nosotros las escuelas.

¿Y sus primeros recuerdos?

Mis padres son campesinos. Lo que más recuerdo es que vivíamos en la austeridad, en mi caso yo puedo alimentarme con una sopa de fideos y unos frijoles y se acabó, no necesito más y en el campo hubo momentos difíciles o era la sopa o los frijoles o las tortillas y ya.

¿Cómo se describe?

La hipocresía me molesta, el protocolo también; no me gusta la faramalla. Creo que traemos la sensibilidad a flor de piel, es nuestra formación; soy muy serio, a veces me sale lo extrovertido, el otro yo que está guardado y cuando sale es el que quiere hacer travesuras; combino mis dos personalidades.

¿Qué proyectos ha dejado pendientes por la falta de tiempo?

Tengo pendientes varis proyectos de inclusión con las comunidades indígenas, tema de educación para la cultura, del desarrollo del campo y sobre todo de la integración social en los valores, porque algo que se está perdiendo en las comunidades indígenas es la integración por la desintegración familiar que va sufriendo porque los hombres emigran y quedan esas familias en cierta forma desintegradas porque falta la figura paternal. 

SGCF

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