Con la finalidad de llevar un beneficio económico a los ejidos dedicados al aprovechamiento de los recursos naturales del desierto mexicano, los investigadores Romeo Rojas Molina y Christian Martínez Ávila, de la Facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), construyeron un extractor de aceites esenciales, que permitirá el aprovechamiento sostenible de plantas como el orégano, laurel y damiana.
Romeo Rojas Molina, líder del grupo de investigadores, dijo que históricamente hay una demanda por el aprovechamiento de los recursos naturales del desierto mexicano y por eso plantearon el proyecto Estandarización de Procesos de Extracción de Aceites Esenciales de Especies Aromáticas: Diseño y Construcción de Equipo Micro Industrial.
Es así como nace la necesidad de crear este invento. Surge en el 2018 a raíz de una convocatoria que hizo el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), donde la Comisión Nacional Forestal planteó que había un requerimiento de diseño y construcción de un prototipo funcional para extracción de aceites esenciales de plantas de semidesierto mexicano.
El también jefe del departamento de Industrias Alimenticias de la Facultad de Agronomía de la UANL, explicó que participaron en el armado de la propuesta de diseñar y construir un extractor hecho a la medida de las comunidades rurales.
“Fue en diciembre de 2018 cuando se firmó el convenio entre la UANL y el Fondo Sectorial de Conacyt, empezamos a trabajar todo 2019, 2020 y terminamos el 31 de mayo de 2021, era por dos años, pero se retrasó por motivo de la pandemia”.
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Dijo que consideraron ejidos que tuvieran permisos de aprovechamiento vigente a fin de que se puedan explotar las especies de semidesierto mexicano.
Fueron cuatro especies aromáticas (orégano, laurel, poleo y damiana), cuya producción tiene un impacto en siete estados del país.
“Estamos hablando de la zona semidesértica que se conoce como desierto chihuahuense (SLP, Zacatecas, NL, Coahuila, Durango, Chihuahua y Tamaulipas)”.
Indicó que “nuestra misión era visitar los ejidos y saber si sabían extraer aceites y que tuvieran los permisos de aprovechamiento, y nos encontramos que no sabían extraer el aceite”.
“Una vez que extraigan los aceites serán usados en medicina tradicional, perfumería y en procesamiento de alimentos como aditivos”, expuso Rojas Molina.
Este invento contó con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Consejo Nacional Forestal (Conafor), y beneficiará a ejidatarios de siete estados de la República Mexicana con los que ha trabajado.
“El equipo es unifamiliar, tiene una capacidad de 200 decímetros cúbicos, hecho a la medida de las necesidades de los ejidos. El extractor es de acero inoxidable, no necesita electricidad ni gas, pero tiene habilitado para usarse con gas de tanque o bien con leña”.
Los investigadores de la Facultad de Agronomía de la UANL calculan que para producir un litro de aceite de orégano se invierte alrededor de tres mil pesos y estiman en más de 10 veces su valor comercial.
La Conafor les va a pagar el equipo a los ejidatarios.
Esta máquina tiene un valor de 330 mil pesos y capacidad de procesar 30 kilos de orégano seco por extracción. Cada extracción recibe entre 600 a 900 mililitros de aceite esencial.
Rojas Molina y su equipo hicieron colectas de especies aromáticas en Tamaulipas, Durango, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí y Oaxaca. En cada estado recolectaron orégano, poleo, damiana y laurel.
Detalló que el primer paso fue realizar extracciones de aceite a nivel laboratorio. Ellos hicieron la caracterización de los aceites, rendimiento, actividades antioxidantes e identificación por cromatografía de gases.
Después, en las visitas a los estados, la tarea fue conocer los equipos que se encuentran para extraer aceites esenciales, encontrando que no existe una tecnología hecha a la medida para los ejidatarios. Lo que existe es solo a nivel industrial.
Rojas Molina comentó que en este momento está en proceso el registro de la patente, donde el uso y aplicación o reproducción del equipo quedará a nombre de la UANL y de la Comisión Nacional Forestal, y a través de ellos se podrán hacer las transferencias tecnológicas.