Posterior a una pandemia y su impacto médico, lo que sigue es un tsunami de salud mental, advirtió en entrevista el doctor Carlos Gerardo Ordóñez Pérez, director nacional de Bienestar Estudiantil del Tecnológico de Monterrey.
Por ello, aseguró, un factor clave para enfrentar este escenario, una vez que se reduzcan los problemas a la salud física a causa de la covid-19, es aprender a surfear las olas que presenta la vida.
“El tsunami médico ya está pasando, pero el que viene es el tsunami de salud mental. Es una cuestión a nivel mundial, el tsunami de salud mental viene y viene muy fuerte.
“Hay un meta estudio que analizó más de 3 mil 400 papers (artículos científicos) que se han hecho a lo largo de la historia y analizó las pandemias y los efectos que ocurren después de las pandemias, y está clarísimo que después de esta parte médica viene toda esta parte de salud mental”, comentó.
De acuerdo con los documentos, una de las partes más afectadas en los meses de presencia activa del SARS-CoV-2 en la entidad es la dimensión social, dado que, lamentó, se confundió el aislamiento social con el aislamiento físico, por lo que al poner a seres sociales bajo un panorama de aislamiento social se le cortó esa fundamental parte de conectividad.
“Nos cortan esa parte de conectividad social y caemos en soledad, y los estudios respecto a soledad hablan que la soledad es uno de los productores más claros de muerte temprana, incluso por encima de obesidad, cáncer, y otras enfermedades”, destacó.
Es de tal magnitud el efecto de la soledad, que, dijo, en Reino Unido se instauró en el año 2018 el Ministerio de la Soledad, por la gran cantidad de problemas de salud que crea.
Por ello, como parte de una política pública para evitar que esta situación quebrara el sistema de salud se le atendió de esa forma, aunque, lamentó, aún no se ha replicado en otros países.
Ordóñez Pérez agregó, entre otros aspectos, que tenemos que romper el aislamiento social, que el estrés se ha satanizado “tremendamente”, y que el “chiste” es romper la indiferencia con la que hemos vivido por tantos años.
“Estamos enseñando a nuestra gente a *surfear las olas*, algo que nos va a pasar toda la vida es que las olas del mar van a seguir llegando, ahorita se llama pandemia, a lo mejor se llama rompimiento de noviazgo, duelo, examen, etcétera.
“Y si bien no podemos detener las olas del mar, pero si podemos aprender a surfearlas, y si aprendemos, juntos nos volvemos más fuertes y tenemos más mecanismos de afrontamiento, por ello es que estamos desarrollando muchos programas de bienestar”, precisó.
En México, agregó, según las estadísticas, la depresión ya es el primer lugar como enfermedad discapacitante.
Una de las razones por las cuales no se le había dado tanto foco mediático a la salud mental es porque sigue siendo para muchos un tema incómodo, tabú, de estigma y de paradigma que sigue estando muy presente en las generaciones mayores.
Aunque, afirmó, los jóvenes que están en nivel medio superior o en secundaria, o en general las nuevas generaciones, están poniendo el ejemplo de ir al psicólogo, de levantar la mano y decir ‘oye, yo necesito ayuda psiquiátrica, psicológica, algún tipo de ayuda’.
Sin embargo, algunas de estas personas, con esta nueva mentalidad, se topan con barreras en su familia, donde no aceptan el tema.
En el Tecnológico de Monterrey, indicó, en los últimos años se ha impulsado los programas y los eventos para normalizar el tema de salud mental, y en el Instituto, añadió, tienen un psicólogo por cada mil estudiantes.
También indicó que cuentan con programas como Tqueremos, una línea de atención 24/7, el programa Ruler, el podcast Cuida tu Mente, y alistan el evento Wellbeing 360 para apoyar a más de 50 mil personas de forma virtual y gratuita.