“Esta es la misión más terrorífica que he tenido”: médico mexicano en Cisjordania

El doctor Pedro Serrano, quien ya trabajó con Médicos Sin Fronteras en Afganistán, Irak y Ucrania, asegura que “el ejército israelí bloqueó nuestro hospital y mató a un civil que sólo pasaba enfrente”.

Médicos mexicanos en zona de guerra. | Diseño: Alfredo San Juan
Ciudad de México /

En medio de la incursión israelí contra el campo de refugiados de Jenín, en Cisjordania, un pequeño equipo de Médicos Sin Fronteras atiende emergencias en el hospital público cercano. Entre ellos, se encuentra un joven mexicano, el doctor Pedro Serranourgenciólogo intensivista, diestro en rescatar a pacientes en estado crítico que requieren cuidados inmediatos contra todo tipo de accidentes o ataques.

En los cinco meses que lleva atendiendo heridos en la ciudad palestina, ha atestiguado ocho bloqueos militares de su hospital, agresiones repetidas contra las instalaciones de salud y el uso de un gas lacrimógeno que provoca reacciones inusuales y más violentas de lo conocido, por lo que el médico sospecha que su composición ha sido alterada. Llama a “que paren el fuego y permitan la entrada de atención médica, de agua, de electricidad”.

–¿Qué es lo que hace un médico mexicano en el otro lado del mundo?

"Siendo parte del equipo de Médicos sin Fronteras, llevo un par de años trabajando alrededor del mundo y esta vez me pidieron apoyar al equipo en Jenín, Cisjordania. Estoy aquí por el gusto y el amor de ayudar a cualquier persona con necesidad médica. Descubrimos que había una falta de atención y se decidió empezar el proyecto. Somos pocos, estoy con dos enfermeras". 

–Antes estuviste también trabajando en Irak, ¿dónde más has estado?

"Tengo dos tours a Irak, estuve también en Afganistán y en Ucrania".
Zona de guerra en Cisjordania| Foto: Especial

–Todas son zonas de conflicto muy intensas, ¿cómo comparas tu experiencia aquí con la que has tenido en esos países?

"No hay comparación alguna. Esta es la misión más fuerte que he tenido como médico, como ser humano, y de las más difíciles de sobrellevar. Llegué a finales de junio y me tocó también la incursión (militar israelí) de julio, en la que estuvimos 50 horas bajo fuego dentro del hospital y recibiendo una cantidad importante de pacientes. 
"Es una experiencia complicadísima y a la vez terrorífica, porque vive uno en la incertidumbre, antes de irte a la cama no sabes si si va a sonar la alarma del campo de refugiados, que significa que ya entró el ejército, ya empezó la incursión, y en ese momento uno se tiene que despertar, vestir y salir lo más rápido que pueda al hospital para poder llegar, porque en muchas ocasiones bloquean todas las calles. Es la incertidumbre de no saber cuándo puede pasar algo, cuándo no, si uno puede descansar o dormir. Si así han sido estos cinco meses para mí, no es inimaginable lo que viven los palestinos a diario".
"Hace dos días, junto con otros colegas, nos quedamos atrapados dentro del campo de refugiados mientras arreciaban los combates, pero nuestra compañera francesa Camille Courcy se había separado de nosotros, estaba en el hospital. Me dijo que tuvo la oportunidad de conversar contigo un momento. ¿Cómo es esto de que un ejército que dice representar a una nación democrática no solamente bloquea a la población a la que está atacando, sino también los hospitales?".
"Los bloqueos los hacen con jeeps y con tanques, con bulldozers, se acomodan en las calles para no permitir la entrada de ambulancias. Escuchamos las bombas, se escucha todo el terror, sin embargo, los heridos no pueden llegar al hospital porque están bloqueadas las entradas y las salidas del campo de refugiados. Ese bloqueo es inhumano, no permitirle a alguien el acceso médico, el acceso de profesionales de la salud, ya sea llegar a ellos o que ellos puedan llegar a nosotros, pues es terrible". 
Médico mexicano atiende a heridos en Israel | Cortesía: Faris Al-Jawad/MSF

–¿Hubo un reporte de que ese día dispararon contra la recepción del hospital?

"Sí. Un civil que estaba caminando justo frente a la puerta de urgencias fue, pues… fue eliminado o bueno, le dispararon en la cabeza y murió ahí mismo. Se intentó de todas las maneras posibles ayudarlo, pero no hubo manera de resucitarlo". 

–¿Ese civil estaba armado, representaba alguna amenaza para los soldados?

"De ninguna manera. Era una persona que estaba caminando fuera de urgencias. Yo pensaba que el hospital debería ser un lugar sagrado y que no habría manera de atacarlo, pero ahora me doy cuenta que para ciertas personas eso no es válido y no respetan ni el hospital. En esa última incursión, a una de nuestras paramédicas, una chica joven, mientras estaba dejando a los pacientes, le dieron dos balazos, uno en el hombro y uno en el brazo. Tuvo que ser sometida de urgencia a quirófano, le retiraron el bazo completo y hubo que reconstruir el hombro. 
"Por suerte, está fuera de peligro, pero es increíble que le hayan disparado a una paramédica, llegando al hospital. Para mí es una desgracia, algo terrible". 

El hospital ya no es un lugar seguro


–Yo sé que estás muy agotado por todo este trabajo y no sé si has tenido oportunidad de contar, pero, desde que llegaste en junio hasta ahora, ¿recuerdas cuántas veces el ejército israelí ha bloqueado el acceso al hospital?

"Pues me atrevería a decir que unas ocho veces. Los hospitales, escuelas y demás no deberían de ser un blanco para para las fuerzas militares, pero aquí hemos visto tristemente lo contrario. Hemos tenido disparos hacia el hospital, bombas de gas lacrimógeno que han entrado hasta a urgencias. El hospital ya no es un lugar seguro".

–Ayer, que te busqué en el hospital no te encontré porque estabas descansando, después de 40 horas sin dormir, por la incursión del ejército israelí en el campo de refugiados. ¿Qué pasó durante ese tiempo?

"Empezamos como a la una de la mañana del jueves (9 de noviembre) y estuvimos ahí hasta las seis de la mañana. Fuimos a la casa a bañarnos, a descansar dos horas. A las nueve, nos llamaron del hospital, regresamos y al llegar ya había dos blindados, uno frente a la puerta del hospital y uno detrás de nosotros, bloqueando las entradas a las ambulancias. 
"Desgraciadamente, no pudimos atender a nadie dado que fue imposible la entrada de los pacientes. Toda ambulancia que trataba de entrar al hospital, la revisaban los soldados, sin importar qué tan grave estuviera la persona. Y estando dentro del hospital, tan cerca del campo de refugiados, podíamos escuchar las bombas, verlas caer, ver el fuego, sentir cómo temblaba la tierra cada que explotaba algo. Y al mismo tiempo, uno siente una impotencia porque no dejan entrar a los heridos. Fue frustrante y doloroso".

–¿Sí llegaste a intervenir a algunos pacientes?

"En las primeras horas recibimos a cuatro pacientes con heridas gravísimas. Uno con la pierna amputada completamente por una explosión. Otro paciente que cuando llegó, ya había fallecido. No había nada que pudiéramos hacer. Luego ya no pudimos recibir pacientes y lo que hacían las ambulancias era moverlos a otros hospitales, que son privados pero en estos casos, cuando sucede algo de esta magnitud, permiten la entrada de cualquier paciente sin importar el pago, lo cual se agradece muchísimo. 
"Hubo un momento en que el director de nuestro hospital estaba en contacto con ellos y ya no tenían espacio para recibir a más pacientes, y nosotros con la impotencia de no poder recibirlos porque las ambulancias no podían ingresar".
Heridos tras ataque en Cisjordania. | Foto: Especial

–Este paciente que llegó ya muerto, ¿qué tipo de heridas presentaba? ¿Qué lo mató?

"Balas al cuello, abdomen y en las piernas. Es muy difícil decir si lo mató la del cuello o la del abdomen. No sabemos porque a veces con la lesión del cuello, si no perfora ninguna arteria o vena, pueden llegar a sobrevivir, si no bloquea la tráquea. Pudo haber sido el abdomen o la pérdida de sangre, en conjunto. No te podría decir exactamente qué herida causó su muerte. 

Disparos lejanos y otros cercanos, de ejecución


–¿Qué tipo de heridas suelen ver en los heridos que llegan de esos combates?

"En incursiones en las que he estado presente en los últimos cinco meses, que ya han sido bastantes, la gran mayoría son heridas al torso, abdomen, piernas y en una cantidad menor son explosiones que hacen sangramiento interno por la fortaleza de la bomba.
"Desgraciadamente, también hemos tenido heridas por balazos directos a la cabeza. Algunos llegan vivos pero no hay mucho que podamos hacer para salvar su vida, sólo aliviar el dolor en ese momento, tratar de que no sufra más"

–¿Este tipo de heridas suelen ser producidas a larga distancia o hay casos con indicios de que fueron hechas a quemarropa, posiblemente algún tipo de ejecución?

"Hemos visto ambas. Muchas a larga distancia y otras por contacto cercano o muy directo, por un disparo a corta distancia". 

Originario de Ciudad de México, con estudios de Medicina General en la Universidad La Salle y de Medicina Intensiva y Emergencias en la de La Habana, el doctor Serrano comparte fotografías de unos cartuchos usados de gas lacrimógeno, a los que les borraron las leyendas que identifican fabricante y tipo de producto. 

“Fue para ocultar qué arrojaron. O es gas lacrimógeno alterado o es gas mostaza, que está prohibido por la Convención de Ginebra. Nunca había visto a gente colapsar por gas lacrimógeno. Y en julio, más de 100 pacientes no podían respirar, estaban tirados en el piso sin poder tomar aire, increíble. A muchos se les tuvo que tratar con adrenalina, atropina y otros medicamentos que no se usan para un lacrimógeno normal. Yo como médico nunca había visto una respuesta así en el cuerpo de alguien"
Cartuchos usados en zona de guerra. | Foto: Especial

–¿Podría haber sido mortal?

"Depende de la persona pero si no hubieran sido tratados de la manera correcta, sí, podría haber sido mortal. Los pacientes tenían totalmente colapsada la tráquea, no había entrada de aire".

–Te siento emocionalmente afectado por todo lo que has estado viendo. ¿Cuánto tiempo más te vas a quedar?

"Un mes, todavía me queda".

–Después, ¿planeas continuar en otros escenarios de conflicto?

"Sí. Bueno, primero tomaré un descanso en casa con mi esposa, pero sí, seguiré metido en esto, pues es una pasión y es mi manera de darle al mundo un granito de arena, ayudar en algo".

–Para terminar, ¿tú harías algún tipo de llamado?

"Sí, a que paren la violencia, que paren el el sacar a la gente de su casa sin ningún motivo, es urgente que paren el fuego, que se detenga todo esto y permitan la entrada de atención médica, de agua, de electricidad, de todo lo que lo que le están quitando a la gente, esto tiene que parar ya. En Jenín tenemos ya 30 muertos o más, 165 o más heridos, y los números siguen creciendo, entonces urge que esto termine para siempre, que termine para siempre". 

IOG

  • Témoris Grecko
  • Periodista, documentalista y analista político que ha cubierto conflictos sociales y armados en 95 países y territorios, publicado siete libros y escrito cinco documentales.

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.