La alerta se encendió el 27 de febrero de 2020. El virus pandémico del SARS-CoV-2 había llegado a México. Ángel Octavio, un empresario, en ese entonces de 35 años, residente de la capital del país, acudió al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) por presentar fiebre, dolor de cuerpo y de cabeza, síntomas que se fueron incrementando. Él sería oficialmente el paciente cero.
En la memoria colectiva se encontraban el bombardeo de imágenes de hombres y mujeres gritando, tirados en la calle, cazados por hombres cubiertos de blanco.
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Si bien se llamó a la calma durante la conferencia matutina del 28 de febrero, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en Palacio Nacional, la gente entró en pánico por comprar alimentos y, sobre todo, insumos.
“Entonces decirle a la gente serenos, tranquilos; tenemos capacidad para enfrentar esta situación”, aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador el 28 de febrero, cuando se informó oficialmente que el restaurantero que viajó a una cumbre en Lombardía y Bérgamo, Italia, del 14 al 22 de febrero, dio positivo a las dos pruebas, la efectuada por el INER y la repetida por el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (InDRE).
México tenía siete semanas previas de prepararse para recibir al virus. Se tenía, para el gobierno federal, todo “bajo control” y la máxima recomendación, en ese momento, fue evitar saludarse de mano y besarse.
Pero la imagen de que se activaron adecuadamente los protocolos en el INER se vio envuelta de protestas y polémica.
La entonces residente, Yetlanezi Citlalli Hernández Romero, del servicio de neurología de adultos, fue quien recibió a Ángel Octavio alrededor de las 13:20 horas del 27 de febrero donde al saber que venía de Europa, se trasladó al paciente al cubículo 7 y tras nueve horas, la prueba PCR arrojó positivo.
“Todos teníamos una vestimenta específica: se le hizo hisopado nasofaríngeo y nueve horas después de espera, salió positivo”, explicó Hernández Romero tras recordar que se determinó hospitalizar al paciente por una saturación de oxígeno en sangre de 88 y 90 por ciento.
Incluso, el restaurantero de profesión propuso poner bajo vigilancia a cinco personas de su familia, entre éstas a su esposa y dos hijas.
“Él tenía miedo al igual que nosotros. No lloró, pero tenía mucha incertidumbre sobre si estaba muy grave, cómo estaba su situación, cuánto tiempo se tenía que quedar hospitalizado, cuáles eran los siguientes pasos y qué pasaría con su familia. No todos salieron positivos”, explicó Hernández Romero. La familia salió del INER viva y sana.
Contagios previos al caso cero
Sin embargo, en la revista Microorganisms, investigadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportaron 40 casos positivos a covid-19 antes del 27 de febrero de 2020, es decir, del primer caso oficial en México.
Víctor Hugo Borja Aburto, entonces titular de la Coordinación Nacional Médica del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), explicó que se efectuó un rastreo intencional de 24 mil 273 muestras procesadas de todos los grupos etarios, ubicados en 34 bancos de sangre y 34 laboratorios clínicos, durante el periodo del 10 de febrero al 31 de diciembre de 2020.
Se efectuó un estudio de análisis molecular entre personas no diagnosticadas con covid-19. “Encontramos que en el noroeste el 40.7 por ciento de la población ya tenía anticuerpos, es decir, ya había estado en contacto con el virus; en el noreste del país el 37 por ciento; en el sureste el 35 por ciento; en el centro el 30 por ciento, y en el occidente encontramos la seroprevalencia más baja del 26.6 por ciento”, detalló a Grupo MILENIO.
También se detectaron 54 casos adicionales de seropositivos, que tuvieron contacto con la infección, antes de la declaración de transmisión comunitaria el pasado 24 de marzo de 2020.
¿La amenaza vino de Europa?
“Los primeros casos los tuvimos en Tamaulipas, en Nuevo León, Jalisco conforme a las muestras. Es posible que se hayan contagiado en Estados Unidos, pero no necesariamente. Pudieron ser casos de infección transmitidos por personas que hicieron viajes internacionales a Europa, o por extranjeros. La movilidad es muy grande en el país. No sabemos aún si el virus llegó por vía terrestre”, añadió en la entrevista.
Lo cierto es que “en Tijuana tuvimos, desde el principio, una casuística muy importante de circulación del virus; en tanto, en Quintana Roo también se ha dado un intercambio muy importante con otros países”.
Otro aspecto importante de la investigación es que los portadores del virus, básicamente gente sin síntomas, tenían entre 21 a 40 años de edad. Con base a las predicciones del estudio, que abarcó el análisis de más de 24 mil muestras, del 10 de febrero al 31 de diciembre de 2020,en México ya se habían contagiado con la cepa original de Wuhan, China, “60 millones de mexicanos”, aseguró Borja Aburto.
Sin embargo, el gobierno federal sólo reconoció el caso del INER, así como a un varón de 41 años, residente de Hidalgo, aislado en un hotel en Culiacán, Sinaloa y un hombre de 59 años, del Estado de México, asintomático y aislado en su domicilio. Todos tuvieron contacto con un italiano, residente en Malasia, mientras estaban en la convención de Bérgamo, Italia.
En las primeras conferencias de prensa, Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, hacia proyecciones que, bien aclaró, podrían variar porque “no tenía una bola de cristal”.
Se estimaba que la pandemia “podría llegar hasta el 70 por ciento de la población infectada, vamos a redondear que México tenga 120 o 130 millones de habitantes, por lo tanto estaríamos hablando de 75 a 78 millones de personas infectadas y, de los infectados, cerca de 10 o 12 por ciento, podría tener síntomas, estaríamos hablando de ocho a 10 millones de personas con síntomas y, de estos, de un 2 a un 5 por ciento (lo que representa 500 mil personas) podrían tener enfermedad grave (…) y si hay propagación comunitaria generalizada, habrá muertes”, declaró el 27 de febrero de 2020.
Sobre recursos económicos. “Sólo de darse un escenario de transmisión sostenida, que involucre a miles de personas, se requerirán alrededor de 20 millones de pesos adicionales para adquirir más material de curación y atención”, añadió López-Gatell cuando aún no se había iniciado la primera ola de contagios.
Ensanut covid-19
El perfil poblacional y mutación del virus modificó cualquier proyección matemática, como lo demuestra la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) covid-19 que reportó que en la primera ola, 25 por ciento de la población, es decir, 31.1 millones de personas tuvieron SARS-CoV-2, siendo los sectores económicamente activos, de 20 a 39 años, con trabajo formal, seguido de los informales, con menores recursos, los más afectados durante la primera ola de la pandemia.
“Lo que la Ensanut nos está diciendo que para ese momento (hasta noviembre 2020) el nivel de infección estaba bastante extendida, es decir, 25 por ciento de nuestra población ya había tenido esta infección”, explicó a MILENIO, Tonatiuh Barrientos, director del Centro de Investigación en Salud Poblacional del del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
En la primera ola, el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sisver) reportaba hasta noviembre de 2020 un total de 1 millón 113 mil 543 de casos de contagios con SARS-CoV-2 confirmados, en tanto que la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) covid (17 de agosto al 14 de noviembre de 2021) demostró que, para ese tiempo, la magnitud de la pandemia era 2 mil 800 por ciento mayor, es decir, impactó a 31.1 millones de personas positivas al coronavirus.
La encuesta que analizó alrededor de 9 mil 600 tomas de sangre de medición de anticuerpos (6 mililitros para medir los IGG) de más de 12 mil hogares y 36 mil personas, permite, añadió, establecer que 1 de cada 4 mexicanos tuvieron la infección. “Esto representa los 31.1 millones de mexicanos, pero, aclaró, el 67 por ciento cursó la enfermedad de manera asintomática. No tuvieron síntomas”.
La Ensanut también reportó que 56 por ciento de la población se atendió en servicios privados y sólo un tercio en el lugar de su afiliación. Un buen porcentaje de la población, a pesar de ser derechohabiente de servicios públicos de salud, recurrió a los servicios privados, incluyendo consultorios aledaños a farmacias.
Se identificó que 59.1 por ciento de los hogares, durante la pandemia, se encuentran en algún grado de inseguridad alimentaria, siendo en el 20.6 por ciento de los hogares moderada y severa, esto quiere decir que en los últimos tres meses redujeron la cantidad de alimentos que consumen habitualmente. Las mayores proporciones de hogares en inseguridad alimentaria moderada y severa se encontraron en localidades rurales (28.8 por ciento) y en la región Península (33.6 por ciento). Los mexicanos salieron a pesar de la Jornada de Sana Distancia porque necesitaban trabajar.
La vacunación en México inició el 24 de diciembre de 2020, con la llegada de 2 mil 925 dosis fabricadas por Pfizer a México para inmunizar a los trabajadores de la salud. Conforme al reciente reporte, el país cuenta con 202 millones 459 mil 735 dosis.
Pero México no contaba de que el virus iba a mutar y sería en la segunda y tercera ola, básicamente, cuando se dio la mayor saturación hospitalaria, mortalidad. Se saturaron los hornos de cremación. Hubo personas que empezaron a meterse a las zonas de cadáveres para rescatar a sus familiares. El oxígeno escaseó y los cubrebocas de 50 centavos llegaron a venderse a 20 pesos. Algunos, sobretodo adultos, optaron por fallecer en casa. Las sirenas de las ambulancias sonaban todo el día. Los médicos estaban espantados por los decesos de sus colegas. Hicieron protesta ante la falta de equipo de protección personal adecuado.
¿México estaba preparado?
México estaba preparado para la pandemia, de acuerdo con el gobierno federal, todo estaba bajo control.
Sin embargo, un diagnóstico de la Secretaría de Salud reportó un severo déficit de médicos: registrados 237 mil 963, de los cuales 123 mil son generales y el resto tiene alguna especialidad.
Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán, de acuerdo con un reporte de la Secretaría de Salud, tenían niveles parecidos a los de países con altos niveles de pobreza como es Sri Lanka Nigeria.
Sólo en esas entidades se requeriría un total de 64 mil 796 médicos (43 mil 198 generales y 21 mil 598 especialistas) para atender las necesidades de 19 millones 635 mil 261 habitantes.
El promedio nacional es 1.5 médicos por cada mil habitantes, por debajo de los 3.2 facultativos con los que cuenta, en promedio, los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Se carecía de hospitales, había infraestructura abandonada y equipo descompuesto.
La infraestructura hospitalaria se centra en las principales ciudades. Se registran 0.7 camas censables y disponibles por mil habitantes, mientras que en los países de la OCDE es 3.8 por mil habitantes.
En un primer diagnóstico, México “contaba” con un protocolo de reacción inmediata en caso de ingresar con agresividad el coronavirus basado en habilitar la red de hospitales.
En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) aportaría mil 867 camas y 2 mil 565 ventiladores; ISSSTE 551 camas y 3 mil 064 ventiladores; Pemex 102 camas y 103 ventiladores y Hospitales e Institutos federales 218 y 443 ventiladores.
En total, 2 mil 738 camas críticas y 6 mil 175 ventiladores. Luego esos datos se ajustaron al darse cuenta que no todas estaban en condiciones óptimas.
En la última conferencia de prensa nocturna, del 11 de junio de 2021, Célida Duque Molina, jefa de Prestaciones del IMSS, reconoció que en febrero de 2020 sólo contaban con 463 camas para atender covid.
Para el 21 de abril del 2020 se expandieron a 5 mil 228 camas distribuidas en 110 hospitales. Hacia el 31 de diciembre de 2020, 16 mil 659 camas asignadas y el 13 de febrero de 2021 se alcanzó la capacidad máxima de 19 mil 999 camas en 232 hospitales, teniendo una ocupación superior de 13 mil pacientes.
La Coordinación de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad (CCINSHAE), encabezada por Gustavo Reyes Terán, también recordó que en la zona metropolitana, epicentro de la pandemia, “teníamos una capacidad instalada de apenas 132 camas para pacientes intubados, para atender a pacientes en estado crítico y 46 en los hospitales regionales.
“Se incrementó 4.2 veces, llegando a un total de casi 700 camas exclusivamente para la atención de pacientes en estado crítico con personal capacitado para atenderlos”, dijo Reyes Terán.
Además, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) fortaleció con diversos mecanismos 472 mil 460 hospitales en diferentes entidades federativas, entre otras, con 11 mil 832 camas con ventiladores, monitores, bombas de infusión, equipos de rayos x, además, casi seis mil médicos y cerca de 12 mil de enfermería. Incluyó la capacitación del personal de salud.
En el pico más alto de la segunda ola de la pandemia, el INER llegó a tener 160 camas con intubados y, en todo el país, alrededor de 500 personas diarias en esa situación y al mismo tiempo.
Todo ese proceso de reconversión se dio durante la Jornada Nacional de Sana Distancia cuando se informaba a la población que sólo acudiera si tenía síntomas severos.
“Teníamos una cantidad limitada de camas para atender covid; era necesario reconvertir. Esa era la consecuencia de falta de inversión por 40 años y 15 de un proceso de privatización”, reconoció López-Gatell, el 11 de junio de 2021, cuando dio su última conferencia nocturna en Palacio Nacional.
Antes de darse a conocer el primer caso positivo con covid-19, José Luis Alomía, vocero y entonces director general de Epidemiología, comentó ese día se contaba con una reserva estratégica conformada por 145 mil batas desechables y biodegradables, 111 mil cubrebocas quirúrgicos, 32 mil 599 cubrebocas de propileno, 42 mil 729 cubrebocas de alta tecnología, para proteger al personal de salud.
Pero el 11 de junio de 2021, el CCINSHAE informó que debieron comprar 40 millones de insumos para las entidades federativas y más de 30 millones para las instituciones.
Se adecuó la Unidad de Atención Temporal covid del Centro Citibanamex y con China, el país creo un puente aéreo para comprar en la primera semana de abril de 2020 más de 56 mil millones de dólares en 11.5 millones de insumos, como máscaras KN95, guantes. Siguieron a este vuelo más de 20 con ventiladores, más equipo de protección personal.
De acuerdo con el informe trimestral de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en Salud se gastaron 23 mil 920 millones de pesos únicamente en el mes de marzo de 2020. Se elevó la suma a más de 59 mil 199 millones de pesos los gastos
Impacto económico
Desde los inicios de la pandemia, en abril hasta julio de 2021 se habían perdido 13.6 millones de empleos, mismos que luego, de acuerdo con el gobierno federal, se recuperaron.
Las muertes prematuras por covid-19 han generado una presión financiera en el IMSS de hasta 12 mil millones de pesos para pagar pensiones por viudez sólo durante 2021.
El 23 de septiembre de 2020, Zoé Robledo, director general del IMSS, informó que el impacto económico por la pandemia que ascendía a 29 mil millones de pesos: 16 mil millones de pesos a la atención de enfermos de coronavirus y aproximadamente 13 mil millones se dejaron de recaudar por cuotas obrero patronales asociadas a la pérdida de empleos.
En una gira reciente por Chiapas, MILENIO le preguntó a Robledo sobre el impacto económico y aseguró que se elevó más de tres veces mayor a los 29 mil millones de pesos. Significó que superó los 87 mil millones de pesos, sin contar la cuarta ola de contagios.
En su columna en este diario, Robledo detalló que de marzo al 31 de diciembre de 2020 se otorgó 193 mil permisos covid, lo que equivale a 353 millones de pesos en subsidios. Se trató de una medida para cortar las cadenas de contagios y evitar saturaciones hospitalarias.
En tanto, Mauricio Hernández, director de Prestaciones Económicas y Sociales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explicó en redes sociales que durante el primer semestre de 2021 se generaron 741 mil incapacidades, con una erogación de 1 mil 270 millones de pesos.
“De acuerdo con nuestras estimaciones, la predicción del número de Incapacidad Temporal para el Trabajo, (ITT) en el primer semestre de 2022, será de 1.5 millones (rango de 500 mil a 3millones), con un gasto Institucional de 1 mil 215 millones de pesos”, publicó Hernández en su cuenta de Twitter el 12 de enero de 2022.
En la versión Permisos Covid 3.0, del 10 de enero hasta el 21 de febrero de 2022, se otorgaron 373 mil 296 solicitudes de incapacidad temporal para el trabajo de manera digital. En 43 días la cifra superó los 700 millones de pesos.
FS