A medida que se colonizaban comunidades y se creaban pueblos en la provincia de Pánuco, hoy Tamaulipas, entre los años 1710 y 1725, surgieron pequeños servicios de hospedaje donde también se echaba mano de remedios para curar enfermedades, principalmente a militares que ahí llegaban.
Así lo describe el investigador Miguel Torres Galván, miembro del grupo Tampico Antiguo que encabeza Rafael Briceño Lara. Narra que años más tarde, José de Escandón, funcionario del Virreinato en esta provincia, logró que franciscanos y dominicos visitaran y atendieran a enfermos en sus propias casas.
Este último, dio a la provincia de Pánuco el nombre de Nueva Santander. En 1791, Fray Andrés Vayas solicitó al Virrey, Segundo Conde de Revillagigedo Juan Vicente de Güemes Pacheco y Padilla, la creación y avituallamiento de un hospital de la Misión de la Purísima, que estaría a cargo del betlehemita Basilio de San Ignacio, quien era médico.
“A pesar de las autorizaciones correspondientes no se logró su fundación, los vecinos que habían visto con simpatía el proyecto tomaron una posición adversa, cuestionando su creación”.
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En entrevista, Torres Galván agrega que en los inicios del siglo XX, en Tampico existió una especie de “lazareto” que servía de lugar de aislamiento para personas que venían de otros puertos y que presentaban padecimientos infecciosos o se sospechaba los tenían.
En 1833 con Antonio López de Santa Anna a la cabeza del poder político y José Joaquín Herrera como Ministro de Guerra, con motivo de las luchas intestinas y epidemias, hubo necesidad de crear hospitales militares en el territorio nacional.
“Bajo estas circunstancias surgió el primer nosocomio de Tampico, el Hospital Militar, un pequeño inmueble que en 1843 no solo atendió a militares, pues se ocupó además de servir a gran número de enfermos de fiebre amarilla y paludismo”.
A los trece años de haberse librado en el puerto de Tampico la última batalla contra los hispanos, el Cónsul de España, Francisco Preto y Neto tuvo conocimiento de la triste situación económica y de salud de algunos peninsulares, creando entonces la Beneficencia Española de Tampico, donde se gestó el hospital de dicha organización.
Miguel Torres expone que la primera casa en que se atendió a españoles enfermos fue en un local improvisado que se conoció como Hospital de San Sebastián.
Al finalizar 1862 la Beneficencia Española tuvo su propio sanatorio y estuvo en servicio hasta 1922. Durante la Revolución Mexicana en el sanatorio se atendieron todos, la única limitante fueron los recursos.
Tampico empezó a crecer con la extracción y explotación de petróleo al finalizar el siglo XIX, auge que terminaría entre 1922 y 1925. El investigador refiere que los servicios hospitalarios para los trabajadores de la Compañía de Petróleo Corona eran modestos, se otorgaban básicamente en caso de accidentes de trabajo y de enfermedades infecciosas.
“Al ocurrir en 1938 la expropiación petrolera, la empresa Pemex fundó un hospital, ocupándose de acciones clínicas y problemas de medicina del trabajo; en un principio las labores empezaron con cierta inercia, como una obligación burocrática”.
Al iniciarse el siglo XX la Compañía del Ferrocarril Central Mexicano contó con un hospital para su personal, localizado en una zona pantanosa fuera de la ciudad llamada de la Barra. A poca distancia se encontraban patos, garzas y cocodrilos, tenía tres pabellones espaciosos, hechos de madera y alojaba en total 45 pacientes.
“Con el paso de los años el hospital pasó a depender de Ferrocarriles Nacionales de México, tuvo una estructura, fue una unidad médica periférica”, recuerda.
Datos.Hospital Civil o del Águila
EAS