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"Mi hijo no merecía lo que le pasó": mamá de Miguel, taxista hallado sin vida en Hidalgo

Miguel Martín no se metía con nadie, era alegre, y soñaba con ser futbolista; aquí el testimonio de su mamá.

Alejandro Reyes
Pachuca /

Noemí baja la mirada, cierra los ojos, los abre, levanta la cabeza y dice que Miguel no merecía lo que le pasó, morir así. Espera que le entreguen el cuerpo de su hijo afuera del Servicio Médico Forense (Semefo) de Pachuca.

Ella, su esposo, su nuera y algunos familiares han estado más de diez horas en el Semefo para llevarse el cuerpo de Miguel Marín y velarlo en la comunidad de Tilcuautla, en el municipio de San Agustín Tlaxiaca. Los trámites alargan la entrega.

Miguel fue localizado sin vida tras días desaparecido

El cuerpo sin vida de Miguel Marín Godínez Hernández, de 30 años de edad, fue localizado a las 4:45 horas del miércoles 26 de marzo de 2025, sobre el río de las Avenidas, a la altura del fraccionamiento Los Tuzos, en Mineral de la Reforma. Estaba emplayado, de acuerdo con el reporte de la Secretaría de Seguridad Pública estatal. Tenía tres días desaparecido.

Noemí Hernández Espinoza dice que su hijo era un joven dedicado a su familia, a su trabajo en el taxi y a sus dos hijos, un niño de nueve y una niña de dos años. El niño también espera en el Semefo el cuerpo de su padre.

Miguel era taxista, estaba por cumplir un año trabajando el auto Nissan Tsuru, unidad número 34, placas A314FUX, de la Asociación Civil Taxistas Unidos (TUAC), con sede en la ciudad de Pachuca.

Tras su desaparición el 23 de marzo y el inicio de su ficha de búsqueda en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo, la Coordinación de Unidades de Alto Impacto se hizo cargo del asunto a través de sus divisiones de investigación e inteligencia.

“Era alguien que no se metía con nadie, alegre, no era parrandero, no le gustaban los apodos, amaba el futbol hasta antes de casarse, era su vida, perteneció al equipo Real Marfil, jugaba de medio, su equipo favorito era el Toluca y su ídolo Saturnino Cardozo”, cuenta su madre mientras se sumerge en sus recuerdos.

Marín Godínez Serrano, su padre, calla, el dolor se ha instalado en él, se hunde en el silencio. Evita hablar de su hijo. Le avisaron de madrugada que habían encontrado el cuerpo de Miguel allá por Tuzos.

El señor Marín pide que sea Deisy Elizabeth quien dé una declaración sobre Miguel, ella también se niega, lleva horas esperando que le entreguen el cuerpo de su esposo y tres días de búsqueda. Rompe en llanto.

“Miguel participó en torneos de futbol en Guadalajara, en Ixtapa, en Acapulco, con su equipo el Real Marfil, era un muchacho luchador, lo enseñamos a valerse por sí mismo desde la primaria, alumno excelente, inteligente, con ambiciones”, cuenta su madre, orgullosa, quien mantiene el temple a pesar de los hechos.

Miguel soñaba con ser futbolista

Miguel Marín estudió ingeniería civil en el Instituto Tecnológico de Pachuca hasta octavo semestre, no concluyó sus estudios, su sueño era ser futbolista profesional, pero se casó y se mudó a Mineral de la Reforma.

Agentes de investigación de la Procuraduría realizaron tres cateos en Tulancingo, Mineral de la Reforma y Pachuca hasta dar con su paradero, sin vida. Se detuvo a nueve presuntos responsables por los delitos de desaparición de personas y homicidio doloso, entre ellos dos mujeres.

“Mi hijo nació muerto, nació el 13 de abril de 1994 en el ISSSTE de Pachuca, con una asfixia cerebral, estuvo 15 días internado, casi muerto, nos la pasamos en el hospital cinco años en rehabilitación y gracias a Dios no tuvo ninguna discapacidad”, cuenta doña Noemí.

Miguel heredó el gusto por el futbol gracias a su padre, quien fue jugador amateur, quería imponerle su afición por el Cruz Azul pero lo cautivaron los diablos rojos del Toluca. Es el mayor de sus dos hermanas. Su madre tiene fotografías de él en su celular cuando era niño y adolescente con su uniforme del Real Marfil.

-¿Cuál es el último recuerdo que tiene de su hijo?

-Que me festejó mi cumpleaños 49 allá en mi casa sin esperarlo, cada que iba a verme nos sentábamos a charlar, llegaba espontáneamente.

-¿Por qué desapareció?

-No hay nada de eso, las autoridades no tienen nada.

Deisy entra al Semefo con su suegra, salen, esperan, se acercan los familiares, también el señor Marín, pero no les liberan el cuerpo, han esperado por horas para que se lo entreguen. Deisy llora, se recompone y sigue esperando.

Padre de Miguel agradece apoyo de compañeros taxistas

El señor Marín, deja de abrazar el silencio y dice que fue gracias a sus compañeros de ruta que encontraron el taxi de Miguel en Tulancingo y no por el trabajo de las autoridades. No dice más. Vuelve a aferrarse al silencio.

Tras la localización de su cuerpo sobre el río de las Avenidas, en medio de la oscuridad y de agentes salpicados a los alrededores, los familiares de Miguel, casi 12 horas después, se llevaron su cuerpo a San Agustín Tlaxiaca, allá donde creció, para velarlo entre familiares y amigos.

Doña Noemí aún tiene en casa la credencial del futbol de Miguel “canchitas del Palmar”, unos zapatos de juego de su hijo, se arrepiente de no haber conservado uno de sus trofeos. Miguel no murió al nacer como dijo ella, la muerte lo alcanzó 30 años después.


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