Los violines y violonchelos de la camerata interpretaron música clásica en las grutas de Xoxafi, palabra hñähñu que significa trueno que cae, allá entre los cerros secos de Santiago de Anaya.
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El concierto ecológico de primavera abrió con Pequeña serenata nocturna de Mozart después de las 12:00 horas del sábado. Afuera un día cotidiano y caluroso como tantos otros en el Valle del Mezquital: casas y chozas entre magueyes, campesinos que trabajaban sus milpas, pastoreaban su ganado bajo un sol que castigaba, pero en la caverna el ambiente era fresco, cómodo, y el público se disponía a escuchar óperas y valses en las gradas de piedra o en las sillas previamente dispuestas.
El viaje hacia las grutas de Xoxafi
Aquí, todo era de roca con muchos años de antigüedad. Nada era superfluo o efímero. Para entrar a las grutas de Xoxafi primero hay que llegar a la cima del cerro de Teptha, en la comunidad de El Palmar, donde se observa buena parte del valle, entre Ixmiquilpan y San Salvador.
Después de bajar con cuidado de no resbalar por una grieta que forman las piedras, surge, profunda y imponente, la llamada cueva del Diablo, acceso principal al circuito de grutas habitado por cinco tipos de murciélagos. Hay recorridos por túneles hacia las entrañas de la tierra, a través de pasadizos y hendiduras creadas hace millones de años, formadas por los minerales filtrados entre los muros, explicaron los guías a los turistas.
Piezas interpretadas en el concierto
Uno desciende y la temperatura disminuye, la luz solar se difumina y debilita hasta la penumbra y al fondo, entre aplausos del público y la iluminación cálida que resalta las grandes paredes grises y negras de la cueva, lo cual genera un efecto parecido a la piel de leopardo, la Camerata hidalguense de Armando Vargas Guevara se disponía a interpretar la Marcha turca de Beethoven, que muchos ligaron a la serie El Chavo del Ocho de Roberto Gómez Bolaños.
El director de orquesta bromeó con el público y los funcionarios del gobierno estatal que acudieron al concierto, preguntó si conocían esta o tal composición, no con la presunción de quien trata de imponerse, sino desde la humildad o sabiduría de alguien que trata de compartir lo poco o mucho que sabe.
Así, el mensaje de Armando Vargas Guevara, quien en 2008 recibió el reconocimiento madre-tierra fresa-sol en su natal Irapuato, Guanajuato como artista sobresaliente, es sencillo: la música clásica no tiene porque ser aburrida o solemne, ni el producto artístico al cual únicamente tienen acceso ciertas clases sociales.
Pues la mayoría de las piezas que interpretó en las grutas de Xoxafi son parte de la cultura popular, desde la Danza Húngara número 5 de Johannes Brahms hasta El Hidalguense del oriundo de Huichapan, Abundio Martínez.