Recién horneado, humeante, cálido y crujiente, ese que comemos en la mañana con el café es la verdadera bendición.

Cuántas cosas dice el cabello: en él se reflejan la edad, la salud, el ánimo, la apreciación estética, las ideas políticas y hasta las filosóficas.

En la noche, del escritorio brotan fantasmas, pero en la mañana es el lugar de la concentración. No hay nada como sentarse al escritorio y dar la espalda al mundo.

En la historia ha habido muchos casos de desnudos en protesta.

La historia de nuestros cuerpos a menudo está contada en película radiológica.

Ya lo advirtió Ramón Gómez de la Serna en una greguería: “Cuando nos llueve sin llevar sombrero, nos crecen ideas vegetales”. Ahora los pensamientos ya no viajan en la cabeza: habrá que ponerle sombrero al celular.

Aforismos fantasmales para esperar la llegada del Día de Muertos.

Muchos elementos de nuestra mexicana vida son como los mentados chiles: enredados, vestidos de blanco, pesados como una piedra pero eso sí, muy adornados.

Quizá sólo los niños despiertan con esa sensación de frescura que una vez me llevó a preguntarle a otro anestesista cómo se llamaba la maravilla con la que me había hecho regresar a la infancia.

La primera vez que un hombre utilizó un paraguas en Londres fue en el siglo XVIII, y despertó la furia de los cocheros y otros personajes que habían hecho de su negocio el rentar un techo móvil en la lluviosa ciudad.