Activistas denunciaron la existencia de “cárceles de ballenas” en el extremo oriente de Rusia donde más de 100 de los cetáceos están confinados en estanques pequeños y atestados.
La semana pasada un tribunal accedió a evaluar la demanda de los activistas, pidiendo castigo a los funcionarios responsables de la captura de las ballenas y exigiendo la libertad de los mamíferos marinos.
Los activistas elevaron la voz de alarma inicialmente a fines del año pasado cuando 90 belugas y 12 orcas fueron capturadas y colocadas en los estanques. La ley rusa permite la captura de ballenas solo para fines “científicos” o “culturales”, pero los activistas denuncian que el objetivo en este caso es venderlas a parques de diversiones.
Los activistas afirman que el hacinamiento y el frío extremo son nocivos para los animales.
“Hay una cantidad de claustros, donde hay en cada uno entre 12 y 15 ballenas una encima de la otra", dijo la activista Nina Zyryanova. "Ahora cada día hace más frío. Aunque estos animales son nativos del Ártico, tienen que estar moviéndose, tienen que recorrer kilómetros por día para mantenerse calientes”.
La instalación en Bahía de Srednyaya, cerca de Vladivostok, ha sido investigada por fiscales rusos que ya han calificado la captura de ilegal.
Kirill Parkhomenko, de la autoridad ambiental de Vladivostok, dijo que cuatro compañías rusas capturaron a las ballenas tras recibir autorización de la Agencia Federal de Pesca. Los fiscales sospechan que esa licencia fue obtenida de manera ilegal, ya que la compañía no ha podido demostrar que la captura obedecía a fines científicos o culturales.
Las ballenas pueden ser vendidas por una fortuna en el mercado negro, y los activistas sospechan que fueron capturadas para ser vendidas a parques de diversiones en China.
jos