China muestra con gran éxito una política agrícola basada en la protección adecuada de sus recursos hídricos, con lo cual pone el ejemplo al mundo, ha dicho un destacado experto turco en temas del agua.
Con una producción agrícola a gran escala y un rápido desarrollo económico, la protección del agua tiene una enorme importancia para China y el resto del mundo, dijo Murat Kapikiran, jefe de la Cámara de Ingenieros Agrónomos de Estambul.
"Aunque en el norte de China el agua de riego o los recursos hídricos son más escasos, el país vio que la solución estaba en los sistemas de irrigación industrial", comentó. "Y China empezó a producir, desarrollar y utilizar esos sistemas en su propio país para poder pasar, en gran medida, a la agricultura de riego".
En relación con la Ley de Protección del Río Amarillo de China, que entró en vigor el sábado pasado, el experto aseguró que la protección del entorno ecológico de este recurso, el segundo río más largo de China y el sexto más largo del mundo, es invaluable y tiene repercusiones tanto nacionales como mundiales.
"Esta protección tiene muchas dimensiones. Además de garantizar la transición a sistemas de riego presurizados más cerrados y económicos en la irrigación agrícola, es esencial proteger los aspectos psicológicos tanto históricos como culturales del río Amarillo", afirmó Kapikiran.
En su opinión, proteger el río y su entorno considerando tanto el turismo como elementos culturales y sociológicos le ofrece al país un enorme recurso económico.
"Como aquí viven muchas criaturas acuáticas", comentó, "el ecosistema circundante es precioso y contiene un gran número de especies".
En opinión de Kapikiran, a pesar del rápido desarrollo industrial de China, sus esfuerzos por reducir la cantidad de aguas grises (contaminadas) mediante una serie de decisiones de conservación son de gran importancia dentro del país y fuera del mismo.
China ha tomado medidas concretas para proteger sus recursos hídricos y restaurar sistemas ecológicos armoniosos. El gobierno chino ha coordinado esfuerzos para mejorar los entornos acuáticos, recursos hídricos y ecosistemas acuáticos, y reforzar la conservación ecológica de ríos, lagos y presas, así como para eliminar las masas de aguas negras y malolientes de las ciudades.
El vertido de contaminantes sigue disminuyendo mientras mejoran los niveles de calidad del agua. Las aguas superficiales de buena calidad –de grado III o superior en el sistema chino de cinco niveles– representaron 87.9 % del total del país el año pasado, en comparación con 67.9 % de hace cinco años.
Todas las corrientes principales del río Yangtsé, la vía fluvial más larga del país, han tenido agua con grado II de calidad durante tres años consecutivos, y el río Amarillo alcanzó dicho grado por primera vez en 2022.