La tecnología puede traer diversos beneficios a la vida de las personas al utilizarla adecuadamente. Sin embargo, en el caso de los más pequeños, es recomendable que el uso de ésta se aplace lo más que se pueda, ya que se tiene el conocimiento de que el alcance temprano a dispositivos electrónicos puede afectar al conocimiento y comportamiento del niño.
Puericultistas emiten su opinión sobre los efectos que han experimentado a lo largo de su experiencia laboral con niños que asisten a guardería, para conocer si el uso de estas herramientas se ha hecho más extenso en bebés.
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Poco uso
Liliana Reyes Cortinas, directora de la guardería Lilliput, menciona que desde su experiencia en la institución, de 170 familias que dejan a sus hijos a su cuidado tan solo a dos se les ha pedido información sobre lo que consumen digitalmente los niños en casa, debido a su comportamiento poco común.
Indica que regularmente los pequeños hacen mucho uso de su imaginación y solamente en esos dos casos se pasaba por una etapa de berrinche poco frecuente.
La gran mayoría de los padres le han reiterado que no se hace uso de dispositivos móviles, y algunos solamente autorizan un máximo de media hora al día en los más grandes.
“En la guardería no hacemos uso de dispositivos electrónicos con los niños, y si se tiene alguna actividad lúdica debe venir en la planeación de las maestras y ser autorizada”.
A pesar de no ser muchos los niños que ya tienen acceso a la tecnología, indica que, al menos en su trabajo, en realidad son pocos y es monitoreado por sus padres, por lo que las diferencias son ligeras, pero notorias.
“La convivencia y socialización que tienen ayuda mucho a que ningún pequeño tenga un problema de desarrollo en el lenguaje. Afortunadamente el uso llega a ser poco y los cambios que son ligeros, y no agresivos”.
Niños con acceso
Gabriela Flores Morales, maestra en preescolar en colegio Edimburgo, menciona totalmente lo contrario, pues en su experiencia ya todos los niños cuentan con acceso y en varias ocasiones sin la supervisión correspondiente.
Al referirse a las diferencias que existen entre niños con mayor acceso a dispositivos electrónicos de aquellos que los padres aplazan más, menciona que hay más dificultades, tanto para los padres como maestros.
“Los niños con dispositivos se les dificulta poner atención, el sueño se altera, tienen conductas agresivas. Aquellos sin dispositivos tienen más oportunidad de hacer crecer su creatividad, su cerebro trabaja más”, declara. A pesar de esto, no considera que el problema sea el uso de celulares o tabletas, sino la falta de regulación y monitoreo de lo que ven en estos aparatos.
“Si los dispositivos que se les prestan a los pequeños se usan de manera adecuada, pueden ser buenos recursos educativos, pero como dije al principio la mayoría de los padres solo quieren tener entretenidos a los hijos”.
Padres responsables para hijos saludables
En el caso de María Fernanda Espinosa Pantoja, licenciada de Pedagogía y quien cuenta con experiencia laboral en guarderías, relata que lidió con muchos niños que ya contaban con dependencia a celulares y tablets.
“Había bebés que afuera les quitaban la tablet o el celular, sin mucha atención y eran los niños con los que más se batallaba en cuestión de estrés, ansiedad y con problemas de adaptación, sin contar que su manera de socializar era con agresiones físicas hacia los niños y maestros”.
Señala que incluso con las figuras de autoridad, como las maestras, llegaban a ser bastante agresivos y hacían uso de palabras altisonantes, esto visto en niños de 3 a 4 años de edad.
En cuanto al desarrollo, cuenta que en sala de maternal había dos niños que iban más adelantados porque los padres inculcaban en ellos la lectura y escritura. Aunque es normal que el lenguaje se desarrolle poco a poco, estas actividades ayudan mucho a que evolucionen mejor.
Indica que muchos de los padres que daban mayor acceso a pantallas eran muy jóvenes, rondando los 18 y 19 años, y que en ocasiones no eran los únicos hijos que tenían. Quienes iban por ellos eran los abuelos, haciendo que la comunicación fuera muy cerrada.
“Cuando tú les dabas una queja, se ponían agresivos y llegaban a ser muy problemáticos, pero es que era gente muy joven criando bebés, y también varias eran mamás solteras con poco apoyo, por lo que el uso de pantallas terminaba siendo una ayuda para poder seguir”.
Concluye haciendo una reflexión, no solamente de las situaciones vividas en esa etapa, sino de su propia experiencia como madre y de su permisividad en este aspecto, donde ella
y su esposo buscan que cada vez sea menor el tiempo de uso de dispositivos de su hija, pues considera que sí es algo que puede traerle problemas a largo plazo.