Neuroeducación para el aprendizaje

La labor del maestro es conocer a través de esta disciplina, las estructuras cerebrales y sus funciones para vincularlas con actividades didácticas y así ayudar a activar la memoria, la visión, el lenguaje, entre otros más, de los más peques.

Para usar la neurociencia en el aula, es necesario conocer cómo funciona el cerebro en términos de formación. | Freepik
Claudia Luévano
Torreón, Coahuila /

El trabajo del docente es cada vez más retador en cuanto a los procesos de formación y aprendizaje, es por ello que desde las neurociencias aplicadas a la educación se puede adquirir una instrucción significativa estimulando al cerebro.

A decir de Jessica Berenice Flores Mendoza, investigadora postdoctoral en Neurociencia Social y Cognitiva, para aplicar los conocimientos en el ámbito educativo y mejorar la enseñanza y aprendizaje, es necesario conocer cómo funciona el cerebro en términos de formación.

“Desde las neurociencias aplicadas a la educación el docente tiene que enseñar con un propósito fundamental en la ciencia, es decir, esta actividad no solo es para que se genere un aprendizaje significativo, sino para estar estimulando al cerebro en la memoria, en la atención, en la cognición, en su velocidad, en motricidad, en su creatividad y en su inteligencia”.

La licenciada en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México, explica que en cualquier etapa académica se puede aplicar, desde preescolar hasta posgrado porque el cerebro es el mismo, la única diferencia es que va adquiriendo más experiencia y desarrolla plasticidad cerebral.

“El punto es que cualquier actividad de enseñanza que se vaya a implementar tiene que tener un propósito, qué zona del cerebro va a activar o cuál va a estimular”.

La también directora de la clínica Integral de Neurodesarrollo y Salud Mental en la Ciudad de México, comparte que, “el mayor beneficio de la neuroeducación para los alumnos es que son más receptivos y sensibles a los estímulos y de esa manera se puede potencializar sus habilidades para el aprendizaje, lo que implica que le ayuda a resolver problemas en su vida, y que a su vez, tenga un impacto en la memoria a corto y largo plazo”.

Jessica Berenice Flores Mendoza, investigadora postdoctoral en Neurociencia Social y Cognitiva. (cortesía)

Jessica Berenice advierte que para que los maestros logren esto, lo ideal es que se capaciten con cursos o diplomados en neuroeducación o neurociencias aplicadas a la educación. “Cabe señalar que cada niño tiene una necesidad educativa diferente, la intervención no es la misma y necesitamos habilitar a los maestros de tácticas específicas para casos específicos”.

Cuando se cuenta con un grupo grande de estudiantes, la especialista refiere que hay ciertas estrategias en las que se aplican principios como el andamiaje de Vigotsky, teoría educativa que busca que los estudiantes aprendan de manera colaborativa, es decir, juntar a los chicos con mayor habilidad junto con los que menos habilidades presentan.

Para concluir, la especialista recalca que es indispensable que el maestro mantenga su salud mental y reconozca sus límites, “cuando no puedan hacerle frente a una necesidad educativa es importante canalizar con el neuropsicólogo para que pueda hacer su labor eficientemente”.

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